Las vacantes del año pasado fueron 1844. Para este año están previstas 739. Ese fue el factor que movilizó el reclamo de los concurrentes. Así, en mayo último, el Movimiento Interhospitalario de Concurrentes y Becarios se presentó en la Comisión de Salud de la Legislatura en busca de una respuesta. La diputada porteña Ana Suppa, del Frente para la Victoria, plasmó los requerimientos en un proyecto que fue aprobado por la totalidad de los legisladores en julio pasado. Así surgió la ley 1390, que está en estudio por el Ejecutivo de la ciudad desde el 9 de agosto pasado y a partir de allí tiene diez días hábiles para vetar o promulgar la norma.
“La ley no establece el número de concurrentes. La cifra surgirá según la necesidad de los hospitales. Sabemos que son necesarios más profesionales para atender a la gente. Esto a todos los diputados les resultó un acto de justicia”, señaló Suppa.
Para los concurrentes, es un trabajo y una oportunidad para desempeñar su profesión, aunque no sea remunerada. Para la Secretaría de Salud se trata de una capacitación, y en esa línea, el subsecretario de Salud porteño, Sergio Solmesky, aseguró que “con la reducción apuntamos a mejorar la calidad de capacitación de los concurrentes en los hospitales. Para nosotros, no se puede capacitar en buenas condiciones a más de 800 concurrentes”.
“Nosotros no podemos regular la cantidad de médicos que egresan de las universidades, pero sí podemos dar menos vacantes en pos de un mejor nivel de capacitación”, sostuvo Solmesky.
La ley dispone que el número sea establecido por la Secretaría de Salud teniendo en cuenta la necesidad de profesionales de cada hospital público porteño. Además, el texto deja en claro que “hasta tanto se cumpla con lo establecido por esta ley, la Secretaría de Salud se ajustará al número de vacantes previstas en 2003 y se abstendrá de realizar cualquier otra modificación programática”.