Las charlas en las 140 escuelas fueron dadas por investigadores especializados en las más diversas temáticas: los debates giraron en torno de la medicina, las ciencias exactas y las sociales. En el caso de la Escuela Técnica Nº 1 Otto Krause, la investigadora Elena Boschi habló sobre la prevención y el control de los problemas asociados a la mala nutrición. Este es el eje de un proyecto que la UBA desarrolla actualmente con la comunidad en algunas escuelas primarias del conurbano bonaerense. “¿Qué va a pasar si en futuras generaciones nos seguimos alimentando mal?”, advirtió Boschi como puntapié de un tema clave, en un país con millones de pobres.
“La mala nutrición puede ser por carencia, como es el caso de la anemia, o por exceso, como ocurre en los diabéticos”, explicó la investigadora ante unos 200 alumnos de cuarto y quinto año. “El cerebro de un chico que no recibe la suficiente cantidad de hierro en los primeros años de vida va a tener problemas en el futuro.
Esto afectará a próximas generaciones, ya que van a tener conflictos educacionales e intelectuales”, enfatizó la especialista. Los chicos, mientras, escuchaban con atención los avatares de una temática que, al pertenecer a una escuela técnica, no están acostumbrados a abordar.
Esta es la primera vez que 140 científicos disertan en un mismo día ante estudiantes secundarios. La idea, según aseguran en la Secretaría de Educación porteña, es repetir la jornada para que los jóvenes “conozcan el trabajo que se lleva a cabo en los ámbitos científicos y académicos de la universidad”, explicó la secretaria de Educación de la ciudad, Roxana Perazza, quien asistió a la presentación de la charla junto a Etcheverry. Entre los investigadores que ayer pisaron las secundarias de la ciudad se encuentran Edith Litwin, Beatriz Golstein, Alicia Entel, Gustavo Jaurena y Federico Schuster.
“Los hábitos más accesibles tienen un alto contenido graso; es más barato comprar un alfajor que un yogur”, aseguró Boschi. Los murmullos aislados de los chicos que despertó el comentario tenían una clara razón: muchos, en la sala, se hicieron cargo de lo que la investigadora decía. A varios de los alumnos que allí estaban, incluso, la temática de la nutrición los toca de cerca, ya que reciben periódicamente una vianda que entrega la escuela como alimento complementario. “Es que muchos de los chicos tienen padres desempleados o que viven con muy poco dinero por mes”, contó uno de los profesores del colegio.
Los alumnos preguntaron entonces: “En el proyecto que ustedes plantean incluyen la entrega de menúes escolares, ¿no sería mejor que se le aconseje a la gente, en vez de terminar dando solamente como una especie de limosna?”. “Las acciones integradas con escuelas para cambiar hábitos nutricionales son útiles. Pero nosotros no le damos comida: le mostramos cuáles son los alimentos para poder enseñarles mejores hábitos y también se capacita a los maestros con el mismo fin”, explicó Boschi. “Además, para participar del proyecto –que incluyen las etapas de diagnóstico, intervención y evaluación– la familia y la escuela tienen que estar de acuerdo”, aclaró la coordinadora de la maestría de Salud Pública de la UBA, Noemí Bordoni, quien también asistió a la charla. Las dudas también apuntaron a cuáles son los medios para acceder a la información necesaria sobre nutrición, a los motivos de problemas existentes de alimentación y a cuáles son los principales inconvenientes en esta área. “La baja talla, la obesidad y la anemia por falta de hierro son los problemas nutricionales prevalentes en la población escolar con alta vulnerabilidad social. Esto se da por la dificultad de acceso al alimento, el sedentarismo y la falta de buenos hábitos en este sentido”, concluyó Boschi.
“Confrontar el trabajo”
“Los chicos sienten a los investigadores como algo lejano”, explicó el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Guillermo Jaim Etcheverry. Para revertirlo, y como parte del convenio de cooperación firmado entre la UBA y la Secretaría de Educación porteña, ayer se realizó la primera jornada de charlas de científicos en escuelas medias. “El objetivo es confrontar el trabajo que realizamos en la universidad y, para eso, no hay nada mejor que un público exigente como el de los alumnos de secundaria”, detalló Etcheverry.
“La UBA está desarrollando algunos saberes que atraviesan la vida cotidiana de todos y queremos ponerlos en discusión. Ustedes van a ser los principales evaluadores de estas investigaciones”, les dijo la secretaria de Educación porteña, Roxana Perazza, a los alumnos del Otto Krause, al inicio de la charla.
En la UBA existen hoy más de 3 mil investigadores que realizan el 28 por ciento de la producción científica argentina. “Pese a las dificultades que atraviesa el país, estamos en una posición de privilegio en relación con el resto de las universidades públicas”, resumió Etcheverry.