“Hay una voluntad concreta de contraponer a la UBA con el resto del sistema universitario”, consideró Jaim Etcheverry. Se refería, entre otras cosas, a la respuesta que dio Juan Carlos Pugliese, secretario de Políticas Universitarias, al incremento de fondos solicitado por la UBA para 2005: “Sólo podríamos hacerlo a costa del presupuesto universitario general”, había dicho hace unos días el funcionario de la cartera educativa, para quien “la UBA debe hacer una autocrítica, tiene una manera darwiniana de conducirse. El mundo cambió mucho y la UBA se mantiene igual a sí misma”.
Frase que tampoco dejó pasar el rector: “Se sostiene que la UBA ha quedado detenida en el tiempo. La UBA está avanzando y sigue haciendo grandes contribuciones a la sociedad”. A la mención sobre el virtual darwinismo de la universidad la consideró “una frase extraña. Si fuera así, se estaría reconociendo que la UBA ha logrado adaptarse y superarse”. Ante los cuestionamientos a la calidad de los egresados de la universidad –proferidos por el ministro de Salud, Ginés González García, respecto de médicos y psicólogos–, Jaim Etcheverry retrucó con dos datos. Mencionó que un ranking recién difundido por la Shangai Jiao Tong University (China) ubica a la UBA entre las 300 mejores universidades del mundo, conjunto que sólo incluye a otras dos casas latinoamericanas, la Unam (México) y la de San Pablo (Brasil), “que tienen un presupuesto varias veces superior al de la UBA. Entre las primeras 500 no figura ninguna otra universidad argentina”, señaló.
El segundo dato que presentó fueron los resultados obtenidos por los estudiantes de Medicina en los exámenes para realizar residencias en la ciudad de Buenos Aires. La nota promedio de los graduados en la UBA fue de 62,6 puntos –dijo–, frente a los 57,4 obtenidos por los de universidades privadas. Siguió: más del 14 por ciento de los alumnos de la UBA ingresó en las residencias, mientras que solamente lo logró el 5 por ciento de quienes estudiaron en privadas. “También se insinúa que el dinero que se nos otorga es usado para fines desconocidos por ‘ese monstruo’ (la UBA). Sin embargo, es el monstruo el responsable de la producción científica más importante de todas las universidades argentinas.”
De fondo, el rector criticó que “personas encerradas en una oficina” pretendan saber cómo debe funcionar la universidad. Si bien reconoció que la UBA debe “escuchar otras opiniones”, se negó a hacerlo “bajo coacción”, palabra con la que apuntó a otro asunto de fondo: la estrategia de Educación de impulsar reformas mediante la asignación presupuestaria, es decir, con programas que aumentarán los recursos de las instituciones que los acaten. “Crecientemente, se está realizando un esfuerzo para influir con dinero, para señalar cómo se deben hacer las cosas, porque las universidades no saben”, ironizó. Antes del discurso del rector, en la sesión del Superior debatieron los consejeros.
El fuerte rechazo a las declaraciones de los funcionarios gubernamentales fue unánime. También lo fue la consideración de que las políticas universitarias acordadas por los rectores del CIN y el ministerio implican un ataque a la autonomía de las casas de estudios. La discusión se centró en cómo presentar la respuesta institucional. El frente de izquierda que integra la mayoría estudiantil llamó a una marcha de protesta para el viernes 24. Si bien no se tomó una decisión definitiva, a propuesta de profesores y decanos se acordó generar un documento con datos concretos que exhiban el aporte de la UBA a la ciencia y el conocimiento. Para eso, el miércoles próximo habrá una sesión extraordinaria del consejo. Ahí se decidirá si habrá o no una movilización convocada por la universidad.