Después de meses de tropiezos y desventuras políticas de todo tipo, la Justicia provincial había confirmado ayer la identidad del denominado violador serial, quien desde hacía tiempo les quitaba el sueño a los cordobeses, principalmente al gobernador José Manuel de la Sota, que había prometido una recompensa de cincuenta mil pesos a quien aportara datos precisos sobre su paradero.
Después de que el propio De la Sota y el fiscal Juan Manuel Ugarte, que investiga las denuncias de violación, anunciaran por la mañana que habían identificado al presunto violador e hicieran pública la foto del acusado, la ciudad se conmovió y quedó atrapada en el desenlace del caso policial más resonante de los últimos años en esta provincia.
Centenares de efectivos de la policía de Córdoba, incluidos los grupos especiales, allanaron decenas de viviendas en diversos barrios de la ciudad. En uno de esos procedimientos, en una vivienda del barrio Santa Isabel II, al sur de la capital provincial, el sospechoso, cercado por la policía, se pegó un tiro en la sien con una pistola 11.25. “Cuando la policía le pidió que se rindiera, Sajen prefirió dispararse en la cabeza, suponemos que consciente de que ya no tenía escapatoria, de que nadie iba a ‘aguantarlo’ y de que un millón y medio de personas lo estaban buscando”, confirmó, todavía conmocionado por la noticia, el fiscal general de la provincia, Gustavo Vidal Lascano, quien a la mañana había anunciado junto a De la Sota la identificación del sospechoso.
Pero ¿cómo fue identificado el presunto violador? Hubo un cruce de antecedentes criminales de distintos detenidos. Se tenía el dato de que entre 1999 y 2002 no se habían producido casos de violaciones. Y se supo que en esos años Sajen estuvo preso por robo calificado. También se sabía que había cumplido una condena por violación, en 1985. A partir de entonces, se confirmó la información mediante pruebas de ADN. “Realizamos varios allanamientos en donde pensábamos vivía. Una vez allí, secuestramos elementos que resultaron decisivos, como instrumentos utilizados por Sajen, muestras de ADN y sangre de cuanta persona pudimos colectar. Recién en este momento de la investigación llegamos a dar con el perfil genético y con la conclusión certera de que el violador era la persona que hoy hicimos pública”, dijo a Página/12 el fiscal Ugarte.
Las muestras analizadas por el Ceprocor serían sangre extraída a uno de sus hijos, con el consentimiento de la madre, y algunos de los elementos encontrados en una vivienda de barrio Colón, al sureste de la ciudad, como cabellos del propio Sajen. “Las dos pericias genéticas arrojaron un 99,9 por ciento de certeza”, tras ser cotejadas con el ADN del semen del violador, en unos 30 casos.
Sajen fue localizado finalmente a partir de una denuncia de un vecino del lugar, quien lo habría identificado. “Centenares de policías rodearon el lugar para comprobar que se trataba de la persona que estábamos buscando. Aunque no era el final esperado, y esto no va a reparar el dolor y la desesperanza de las víctimas, por lo menos este sujeto no volverá a jodera nadie en esta ciudad”, señaló a la televisión Carlos Alessandri, ministro de Seguridad de Córdoba.
Aunque resta hacer el examen de ADN para confirmar fehacientemente de que el herido de bala es Marcelo Mario Sajen, acusado de violar a cincuenta y nueve mujeres, Alessandri sostuvo que por las características físicas se trataría de esta persona. El funcionario también confirmó que no hubo intercambio de disparos entre la policía y el sospechoso, como se creía en un principio, y que la única bala disparada es la del presunto violador sobre su sien derecha. El proyectil le atravesó el cráneo y salió por el costado izquierdo de su cabeza, lo que le provocó la pérdida de gran cantidad de masa encefálica.
Laura Ortiz, subdirectora del Hospital de Urgencias, indicó anoche que el estado del herido es “grave, está en coma profundo y sólo se mantiene con vida por estar conectado a un respirador artificial”.
Todavía shockeadas, con toda la bronca que significa que el violador no pueda ser juzgado por un jurado, las jóvenes víctimas, organizadas en la agrupación “Podemos Hacer Algo”, señalaban indignadas que el intento de suicidio de Sajen “es injusto, porque no debería haber sido él quien decide su condena, sino la Justicia y el pueblo de Córdoba. Haberse pegado un tiro es haberla sacado casi gratis, y eso nos duele”, dijo Julieta, una de las víctimas. “Todas las víctimas hubiéramos deseado que fuera un tribunal el que juzgara a esta persona”, dijo otra de las integrantes de esta agrupación, que se acercaron hasta las puertas del Hospital de Urgencias para saber el destino de Sajen.
De todas formas, las jóvenes indicaron que la lucha que ellas vienen encarnando con marchas y protestas no va a culminar con la muerte de su victimario. “Vamos a seguir luchando porque sólo después de que nosotras nos movilizamos, los políticos y la Justicia hicieron algo para atrapar a esta persona.” El propio fiscal destacó el papel de las víctimas en la investigación: “La información aportada en forma directa por las personas atacadas fue la clave para llegar a su identificación”, aseguró.