George W. Bush es un paranoico mentiroso. ¡Vaya con la novedad!. George W. Bush es un fascista, que despliega sus fuerzas militares ya no sólo en el asesinado Irak sino por toda Africa y América Latina, y Estados Unidos es la capital de terrorismo internacional. ¡Vaya también con esas novedades!
Pero qué hacer cuando el complejo bélico, industrial y financiero más poderoso del mundo, el mismo que sustenta al poder político de Estados Unidos, controla, según cifras convalidadas por Naciones Unidas (ONU), casi el 85 por ciento de los contenidos comunicacionales que circulan por el planeta, sean éstos noticieros de TV, vídeojuegos, portales de Internet, periódicos y revistas, discos, libros y programaciones de radio.
Una gran respuesta, aunque consciente ella misma de sus limitaciones frente a la las fuerzas del enemigo, parieron Venezuela y Cuba -acompañadas con timidez y vacilaciones por Argentina- el domingo 24 de julio, cuando TELESUR inauguró sus transmisiones.
Y en aportes sustanciales podrán convertirse las iniciativas que se debatieron esta semana en Buenos Aires, en el marco del congreso realizado por la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), si es que las mismas se encarnan en prácticas cotidianas y coordinadas entre profesionales y medios antihegemónicos de nuestro continente.
Bush ha puesto al mundo en estado de guerra y su metodología es el Terrorismo de Estado. El mismo que segó la vida de más de 300.000 iraquíes civiles desde el principio de la invasión. El mismo que tortura en Guantánamo y en los campos de concentración instalados en Irak. El mismo que practican las tropas colombiano-estadounidenses a través del Plan Colombia. El mismo que está logrando la instalación de una nueva base militar en Sudamérica, en Paraguay, de cara al control de la Triple Frontera entre ese país, Argentina y Brasil, pero apuntando también a las riquezas energéticas de Bolivia. El mismo que, como se reconoció esta semana en el Pentágono, comenzó a sembrar de asesores militares casi todo el territorio del Africa Subsahariana.
Pero ese Terrorismo de Estado tiene un escenario no armado pero igualmente estratégico, que es el de los medios de comunicación. Escenario que no es nuevo sino, como bien lo plantea el académico de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Sierra, en su libro "Comunicación e Insurgencia (Hiru, Guipúzcoa, 1997), comenzó a delinearse tras la guerra de Vietnam, cuando los expertos de Washington comprendieron los efectos que podrían lograr mediante la manipulación de los medios de comunicación.
Por eso, cuando los hombres de Bush en el Departamento de Estado y en el de Defensa, Roger Noriega y Roger Pardo Maurer respectivamente, amenazan una vez más a Venezuela y a Cuba -ver las declaraciones formuladas por ambos en Washington el miércoles 27 de julio-, qué oportuna es la aparición de TELESUR como emprendimiento televisivo latinoamericano que sale a darle pelea, en condiciones desiguales, a los monopolios estadounidenses de la comunicación.
Por eso también, qué importante fue la ponencia del Vicepresidente primero de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), José Dos Santos, en el Congreso de la FELAP, cuando aludió a la urgente necesidad que tiene el periodismo latinoamericano de abandonar las supuestas y falsas "neutralidades", para comprometerse con el esclarecimiento de cuál el verdadero terrorismo, ese que también es económico y que sus consecuencias están a la vista en la región, con la mitad de su población infantil por debajo de la línea de la pobreza (datos reconocidos por la ONU).
Ese llamado a desenmascarar las supuestas "neutralidades" también fue formulado por el presidente de la FELAP, el argentino Juan Carlos Caamaño, quien convocó a sus colegas latinoamericanos a coordinar trabajos y esfuerzos, desde los distintos medios antihegemónicos, para develar la verdadera naturaleza del sistema de dominio y explotación que Estados Unidos impone a sangre y fuego.
Es que el Imperio ya no guarda ni las formas. Veamos por ejemplo cuáles son los contendidos de dos de las series policiales o "thrillers" de mayor éxito en las cadenas televisivas globalizadas por la maquinaria de la industria cultural estadounidense: "24" de la cadena Fox y la nueva versión de "La ley y el orden", de su colega Universal.
La primera trata de una unidad "antiterrorista" del gobierno de Estados Unidos, cuyos integrantes recurren a la tortura, al asesinato y a los atentados adjudicados a otros -sobre todos a supuestas organizaciones árabes- para alcanzar sus objetivos, que consisten en "la defensa de la seguridad y de los intereses del pueblo estadounidense". Cualquier parecido con hechos reales del escenario internacional actual, como atentados y bombas, no es casualidad. Hollywood admite lo que Washington hace.
La otra consiste en una puesta en escena más de la abnegada policía que, no comprende, se revela aunque sin éxito, ante el descubrimiento de que un ciudadano puede ser detenido para su procesamiento mediante una orden judicial secreta. Uno de los personajes dice "eso viola nuestra Constitución" mientras que su colega le responde "acaso te olvidas que está en vigencia el Acta Patriótica, que estamos viviendo los sucedido tras los atentados del 11-S".
Desde APM, que es un medio que funciona en el marco de la actividad académica y de producción de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), de Argentina, pretendemos sumarnos, con nuestro modesto trabajo, a estas iniciativas a favor de un nuevo tipo de periodismo latinoamericano, decididamente parcial, comprometido con los procesos antihegemónicos y democráticos.
Y para que nuestra tarea colectiva sea eficiente consideramos que la misma debe ser integral, cooperante, coordinada, dotada de altos estándares profesionales y al servicio de la información, de la comunicación y del conocimiento como bienes públicos.
Para que Bush lo vea por TV.
Víctor Ego Ducrot
APM/Agencia Taller