Néstor García Canclini define las políticas culturales como el conjunto de intervenciones realizadas por el Estado, empresas o instituciones para el desarrollo simbólico, satisfacer necesidades y establecer el consenso.
Partiremos de esta definición para hablar de nuestro tema. Enmarcados en el predio de la Universidad Nacional de Cuyo, en la provincia de Mendoza, por la realización de un taller de Gestión Cultural, entrevistamos a Pablo Montiel (1):
- ¿Cómo definirías las políticas culturales a nivel latinoamericano en la actualidad?
- Las políticas culturales también se definen por la ausencia o por la falta de estructura organizacional para desarrollar políticas en algunos países. Se hacen muchas cosas de una manera muy aventurera, temeraria, de buenas voluntades, pero con eso no hacemos nada, hoy en día los estudios sobre gestión estatal están muy avanzados y no nos podemos dar el lujo de gozar de estructuras estatales poco profesionales, con personas que no están capacitadas para gestionar.
- ¿Se podría decir que dentro de la administración estatal la cultura es el campo al que menos importancia se le da?
- Sí. Para los políticos la cultura es la frutillita de la torta, la usan para eso, para festejar determinadas cosas, para sacarse fotos, porque queda bien, porque la cultura da prestigio, porque queda bien abrazarse a Mercedes Sosa, pero no la usan nada más que para eso. No tienen conciencia de la importancia. Recién ahora los gobiernos latinoamericanos están empezando a prestar un poquito más de atención a la cultura. Sin pecar de partidario, me parece que el presidente Kirchner, en campaña muchas veces se refirió al cambio de modelo cultural. Y cuando habla de modelo cultural habla de una forma más amplia de lo que entendemos nosotros de lo vinculado a lo puramente artístico. Creo que Lula en Brasil y Tabaré en Uruguay están teniendo otra concepción de la cultura desde la política, en México el caso del Alcalde Andrés Manuel, asesor del distrito federal tiene otra concepción, no así Vicente Fox, el presidente de México. Sé que Bogotá tiene una mirada mucho más seria de unir cultura y política. De 20 años para acá vemos avances, un poco lentos, pero reales.
- ¿Crees que hay políticas propias de cada país o que en realidad son copiadas de Europa?
- Algunas se copian de Europa, como los observatorios culturales, y me parece bien. De lo que se trata es de copiar y adaptarlas, con copiarlas solamente nos exponemos a un fracaso porque son idiosincrasias muy distintas. En Latinoamérica tenemos otra forma de ver la cultura que la que tienen los países anglosajones.
- ¿Cuál es nuestra forma de ver la cultura?
- Tenemos una mirada más antropológica, nos referimos a los cambios que puede hacer la cultura de una sociedad como elemento transformador, no como elemento puramente vinculado al desarrollo y la rentabilidad, esto tiene que estar, pero no exclusivamente como pasa en otros países.
- ¿Cómo ves la integración cultural en Latinoamérica?
- Hay una integración natural que tiene que ver con códigos en común. Hay muy poco diálogo entre los países, pero hay, también entre provincias y ciudades, esto es natural, porque el ámbito de la gestión de la cultura está creciendo en Latinoamérica, los presupuestos están creciendo, pero no son los presupuestos que necesitamos como para hacer una cooperación o diálogo internacional.
-¿Y la diversidad en Latinoamérica?
-Es un tema complejo porque la diversidad, como se trata a nivel gobierno e industrias culturales, tiene que ver con algo que no es la misma diversidad como la que hablamos nosotros en el día a día. La diversidad que hablan ellos tiene que ver con legislación y con mercado común mundial y europeo, nos metemos así, en un problema, porque es una cuestión de mercado y de soberanía. Agarrarse de eso, donde hay dos personas hay diversidad, hay dos pensamientos distintos, cualquier cosa que hagamos le podemos poner la palabrita “diversidad” y quedamos bien con todo el mundo. Pero el trabajar la diversidad en serio me parece que es otra cosa y necesita de políticas culturales específicas, no es la payasada de respetemos al pibito con la silla de ruedas y nada más. Es mucho más profundo y es un trabajo en serio.
- ¿Qué papel cumple la UNESCO en cuanto a las políticas culturales?
- La UNESCO es una gran agencia de turismo, es un montón de gente que se mueve por el mundo gratis y la pasa bomba. Y cada tanto sacan documentos que son muy lindos, pero hay que ver si pueden producirse en realidad. Son muy buenos y universales, no sé si tienen peso más allá de la cuestión turística.
- ¿Cuál es tu opinión de las políticas culturales en la Argentina?
- La Argentina en general, en cuanto a las políticas nacionales, es vergonzosa. Hay ciudades que trabajan bien. Ni hablar de Buenos Aires, por una cuestión de presupuesto Buenos Aires tiene 240 millones de pesos anuales, la nación 80 millones. En las provincias y ciudades como Salta, Mendoza, Rosario y Córdoba trabajan bien, después hay un abismo, la nada. Vas a Santiago del Estero, Chaco, Formosa, es la nada, indigna mucho y creo que tienen que haber políticas más justas.
- ¿De dónde tendrían que nacer las políticas culturales?¿Siempre de los Estados?
- La gente,la comunidades dictan. Hay que ver si los estados las saben leer, porque el trabajo se basa en la observación y el estudio del territorio. - Si tuvieras en tu poder diagramar políticas culturales ¿Qué harías? - Es complicado porque cada territorio es diferente, hay países que tienen 40 o 50 lenguas distintas. Empezaría respetando las características de cada lugar. Trataría de vincular muchísimo la cultura y la educación, creo que es lo que le falta a nuestros países, vincularlo con la tecnología también. La educación y la cultura es lo que puede llegar a salvar este continente, un trabajo en serio de las bases de los que más necesitan, no la foto en las capitales.
Victoria Alós
Escenarios Latinoamericanos.
(1)Pablo Montiel actualmente es coordinador del Centro Cultural Tato Bores (Buenos Aires). Es Fundador de la red de productores y gestores culturales. “Hacer Cultura”