Esta tristeza de violines,
está pobre soledad mía:
que poca cosa
ante la perdida atroz
de una generación iluminada.
y la terrible mirada de las madres
que me acusa de estar vivo. (“Ritual de la Memoria”, por Andrés Cáceres)
José Santiago Nicoletti Illa fue detenido por el Ejército en San Rafael, a cargo del Mayor Suárez el 8 de marzo de 1976. Illa estaba con otros compañeros al momento de su detención. A todos los llevaron primero a la Departamental de San Rafael, luego a la 8va Brigada de Infantería de Montaña, de ahí al Departamento Dos de Informaciones de la Policía de Mendoza (D2). Finalmente fue derivado a la Penitenciaría Provincial.
Santiago Illa trabajó como periodista en varias publicaciones como La Capital y La Voz del Sur de San Rafael, donde realizaba desde crítica cultural hasta coberturas deportivas. En Córdoba lo hizo para la revista política Patria Nueva y en Buenos Aires como redactor y cronista en la revista Nuevo Hombre, una publicación del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), del cual era militante.
Santiago Illa fue dejado en libertad el 12 de mayo de 1976, después de cruzar el portón de la cárcel que separa los muros de la Penitenciaria, desapareció. Nunca más nadie lo volvió a ver.
Según Silvia Faget, esposa de Illa, “Chiche”, como se lo conocía en San Rafael, tenía un buen humor, jugaba al rugby, le gustaba escribir, hacía poemas. Era muy conocido en todo San Rafael porque era un excelente amigo, simpático, agradable. Tenía 23 años.
Edesio Villegas había nacido en San Luis el 26 abril de 1947. Trabajaba en la Dirección de Comercio del Gobiernoy erasoltero. Secuestrado el día 26 de mayo de 1976 de su domicilio en calle Granaderos 470 de ciudad, por personal de la Policía de Mendoza. Los vecinos indicaron que destrozaron y robaron todo. Integraba la estructura sindical de Montoneros Mendoza y era estudiante de la Escuela Superior de Comunicación Colectiva.
Inmediatamente fue llevado al Departamento Dos de Inteligencia de la Policía Provincial ubicado en calle Belgrano y Virgen del Carmen de Cuyo, en pleno Centro Cívico de nuestra Ciudad. Una testigo, que vio a Villegas en los calabozos del D2, confirmó el paso de éste por ese lugar. En su testimonio recuerda que Edesio no se podía parar ni siquiera para ir al baño como consecuencia de las brutales torturas a las que había sido sometido. La fuente ratificó que Villegas murió en el Palacio Policial tras una intensa agonía. Tenía 30 años.
Virginia Adela Suárez. Nació en la ciudad de Mendoza el 7 de agosto de 1953. Era otra de las estudiantes de la Escuela Superior de Comunicación Colectiva que dirigía Daniel Prieto Castillo. Ella ya se había recibido de maestra, estaba ejerciendo en la escuela Marcos Sastre, de Luzuriaga. También iba al barrio San Martín con el padre Llorentz a ayudar a alfabetizar a los adultos.
Fue secuestrada el 13 de mayo de 1976 en un operativo que contó con gran despliegue. Efectivos del Ejército vistiendo ropa de fajina ocuparon techos de casas vecinas y derribando puertas y portones ingresaron a la vivienda de calle Julián Barraquero de Godoy Cruz. Virginia, al igual que el resto de la familia, estaba durmiendo. A "Vivi", como le decían, se la llevaron descalza, en ropa de dormir y con un fuerte estado gripal.
Meses más tarde, una persona que sufrió una breve detención ilegal la vio con vida en un centro clandestino. Vivi estaba muy golpeada. El lugar nunca pudo ser localizado.
A pesar de la lucha de la madre, María Haydée de Suárez, nada se supo hasta hoy sobre el paradero de Virginia Adela Suárez.
“Ella era muy jovial, de muy buen genio, más bien preocupada por los problemas de los demás” contó Haydée de Suárez. “Además era una persona de carácter muy fuerte”. “Vivi era muy distraída y cuando caminaba se llevaba puesto todos los pozos y charquitos de agua que había en la calle”, señaló el hermano, Carlos Suárez. Tenía 23 años.
Daniel Moyano nació el 10 de abril de 1954. También estudiaba en la Escuela Superior de Comunicación Colectiva. Era militante del PRT-ERP y un activo integrante del centro de estudiantes. Al tener conocimiento de que era buscado por las fuerzas de seguridad, Moyano se resguardó en el domicilio de unos amigos. Todo iba bien hasta que un carnicero denunció la casa donde estaban Moyano, Sabatini y otros miembros del PRT. Luego fueron secuestrados y llevados al D2.
Edith Arito, una de las secuestradas en el D2, vio cuando le pegaban a Daniel en los pasillos del Palacio Policial, suntuoso nombre para un centro clandestino. "A Moyano lo agotaron en la tortura y se murió ahí", dijo. Según indican otros testimonios, después de reiteradas e interminables torturas, Daniel Moyano murió en el D2. Su cuerpo nunca apareció.
“A Daniel Moyano, los chilenos (compañeros de la escuela de periodismo) lo habían apodado el "Torombolo" por el personaje de la pequeña Lulú, con su pelo revuelto, desatinado, hablando a borbotones, apasionado”, evoca Alicia Rodríguez, una compañera de la Escuela de Comunicación Colectiva, que dejó su testimonio en la pagina web de los Desaparecidos. Tenía 22 años
Raquel Moretti, “Kelly”, como le decían sus amigos, nació en Mendoza el 27 de junio de 1949. Era estudiante de la Escuela de Periodismo y secretaria del Centro de estudiantes. Su título secundario era de maestra.
Era militante de la organización Montoneros y por eso figuraba en la orden del día de la Policía Provincial desde el 17 de marzo de 1976 por infracción a la ley 20.840. Consciente de que era buscada, Raquel Moretti se refugió en la casa de Aldo Casadidio, que vivía solo. El 7 de diciembre de 1976, Raquel fue secuestrada del domicilio de Aldo. La mesa quedó servida con dos platos de comida y la casa toda revuelta.
“A Kelly Moretti no la conocí muy a fondo. Ella estaba en otro curso. Pero siempre me impresionaron su seriedad e inteligencia cuando hablaba en las asambleas” expresó Alicia Rodríguez en su testimonio. Tenía 27 años.
Aldo Casadidio “el poeta, el personaje extraño de la escuela”, como lo describe una compañera, no tenía militancia política, pero colaboraba en el centro de estudiantes. Nacido el 22 de agosto de 1945. Estaba cursando el último año en la Escuela.
Según los periodistas que lo conocieron, Casadidio era una persona brillante. Un intelectual. Escribió para la Revista Claves que dirigía Fabián Calle. Trabajó en la Oficina de Información Pública, en la Casa de Gobierno de Mendoza.
Aldo Casadidio tenía obras publicadas que aún hoy no se han podido recuperar.
Julio Semmoloni, compañero de la facultad, fue dos días después de que los secuestraran, y comprobó en ese momento el robo de bienes que los secuestradores habían realizado en la casa: "hasta el teléfono se llevaron", recuerda.
“El era más bien gordito, tenía barba y variaba de un semblante melancólico a ciertos estado de euforia. Pero yo diría que era mas bien un chico triste, muy sentimental, y sobre todo cuando se le murieron los padres, estaba absolutamente solo” recordó Andrés Cáceres, su jefe en la oficina de Información Publica. “Aldo por ahí era medio sarcástico, nos hacia reír mucho, tenia sentido del humor. Hacia chistes, el se defendía un poco de su situación con el mundo” agregó Cáceres. Tenía 33 años.
Billy Lee Hunt nació el 3 de mayo de 1948 en EE.UU. Llegó a Mendoza con su familia en 1954 y cursó todos sus estudios en nuestro país. Era militante de la Juventud Peronista y cuando cursaba el segundo año de estudio en la Escuela de Periodismo se transformó en el presidente del Centro de Estudiantes. Fue secuestrado en la vía pública el 8 de abril de 1977 y nunca más apareció.
Era castaño y de ojos marrones. “Él en su especialidad, la música, era brillante” recuerda Donato Lázaro Mamaní, compañero de la JUP. “Y estaba Billy, con su inagotable alegría, cantando "El corralero" pero en chiste, contestando los ataques políticos con una broma, siempre amigo de todos” añadió Alicia, compañera de la Escuela de Comunicación Colectiva. Tenía 28 años.
Raúl Walter Reta era de San Rafael. Nacido el 13 de abril de 1953. También estudiaba en la Escuela de Periodismo.
A principios de 1976 fue incorporado al servicio militar y trasladado a Corrientes. En mayo de 1977 le dieron la baja y regresó a su domicilio en el sur provincial. El 31 de mayo de 1977 paseando por la ruta 188 en su camioneta F-100 en compañía de su novia Stella Rodríguez, fue secuestrado por varios individuos que se desplazaban en un Peugeot 404, color claro. La camioneta apareció abandonada”. Tenía 23 años.
Aún cuando las desapariciones comenzaron después del golpe de marzo del 76, no se puede olvidar que desde mucho antes el Terror con mayúsculas se había instalado en el país.
Amadeo Sánchez era peruano, Nacido el 13 de septiembre de 1944. Se radicó en Mendoza desde 1969. Amadeo era estudiante de cuarto año de Periodismo en la Escuela Superior y militante del PRT.
Mientras iba en viaje a la provincia de Córdoba para asistir a un congreso partidario, el micro en el que iba sufrió un trágico accidente en el departamento de La Paz. Sánchez salvó su vida de milagro y fue trasladado en estado delicado al Hospital de San Martín.
La Policía encontró en su poder algunas revistas partidarias del PRT que estaban prohibidas y le asignó una custodia policial para que lo cuidara mientras estaba en el Hospital. La Organización estaba en la clandestinidad y Amadeo se había transformado en correo, arriesgando su vida en cada pinza policial y militar.
Todo era normal hasta que la madrugada del 6 de junio de 1975, cuatro personas desconocidas, provistas de pelucas y armadas con pistolas y escopetas ingresaron al Hospital Regional de San Martín y se llevaron a Amadeo Sánchez. El cadáver de Amadeo fue encontrado desnudo, con cuatro impactos de escopeta calibre 14 a un costado del monumento de Canota. El crimen nunca se esclareció y, a pesar del reclamo de los familiares, nunca se supo quiénes lo asesinaron.
“1975 fue el año en que todos descubrimos la cara del horror. En junio, nuestro compañero del 4º año, Amadeo Sánchez, fue asesinado por la Triple A, organización dirigida por López Rega, amigo y consejero de la presidenta Isabel Perón” comentaba Alicia Rodríguez y además expresó: “Costaba pensar que el Negro, el que compartía con nosotros milanesas mientras nos hablaba fervorosamente de un futuro mejor, estuviera muerto”. Tenía 32 años
“Cada vez que trato de volver al período 1974-1977, una angustia sorda me sube a la garganta. Miro a mi alrededor: mis hijos, los árboles de la calle, el aire transparente del verano... Pienso en ellos que no están, que se llevaron consigo a sus hijos, a los árboles de las hipotéticas calles en que vivirían, al aire de todos los veranos...Ellos se quedaron en sus 24, 25 o 26 años, eternamente jóvenes. Vivi, Daniel, Raúl, Billy… ¿Cómo eran? Como todos nosotros: con proyectos, con sueños, con ilusiones en el futuro, con amor a la vida y a los seres humanos. Y dueños también de una gran, gran ingenuidad”, Alicia Rodríguez finalizó en su testimonio a sus compañeros de la escuela de Comunicación Colectiva.
Agencia Taller