El Senado paraguayo aprobó, sin discusión, un acuerdo de inmunidad diplomática entre los gobiernos de Paraguay y Estados Unidos, que se extiende desde Julio de 2005 a Diciembre de 2006, indicó Diario Ultima Hora.

Esto se inscribe dentro de la política militarista norteamericana, corporizada en diferentes instituciones como: Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, Junta Interamericana de Defensa y operativos conjuntos entre Estados Unidos y los países del Mercosur, como: “Cabañas 2001”, en Salta, Argentina y el frustrado “Aguila III”, en Mendoza, Argentina.

Este acuerdo de inmunidad diplomática no fue rebatido por ningún miembro de la oposición, pero dos senadores de País Solidario reaccionaron tardíamente. Según Ramón Domínguez “no es autorización de ingreso directo, debemos estudiar y aprobar o rechazar”.

En la práctica, este tratado beneficia a los militares estadounidenses, quienes no podrán ser juzgados bajo las leyes del país que los recibe.

En el caso de Paraguay, este país posee una histórica política de colaboración con los Estados Unidos que se remonta a 1954 cuando, mediante un golpe de estado, tomó el poder el General Alfredo Stroessner, quién gobernó hasta 1989. Su dictadura jugó un papel importante en los años 70 y los 80 a través del Plan Cóndor (plan de desaparición sistemática de personas en el Cono Sur).

En 1992 el abogado paraguayo de Derechos Humanos, Martín Almada, confeccionó los Archivos del Terror, basándose en testimonios de sobrevivientes a los 35 años de la dictadura. Pese a esto, los sucesivos presidentes no interrumpieron la política de sumisión militar a los Estados Unidos.

El real interés de Estados Unidos no es el perfeccionamiento de las fuerzas armadas latinoamericanas, sino el de realizar operativos en los países de esta región y así controlar los movimientos sociales hostiles a su política económica.

Germán Petrich

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