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Pequeño diccionario delictivo

En los "barrios conflictivos" de Mendoza se da un fenómeno lingüístico similar al que produce Internet en los adolescentes. En este caso lo produce la denominada escuela de la calle.

En la República Argentina existe un idioma oficial que es el Español y muchos dialectos regionales. Asimismo existen diferentes léxicos que surgen a través del tiempo y en distintos ambientes. Este es el caso de los barrios mal denominados de alta conflictividad o “zonas rojas” donde si bien se habla español también tienen palabras o frases que el común de la gente no maneja.

Hacer la segunda (Brindar apoyo)

Son muchos los códigos que se manejan en estos barrios (leáse La Gloria, La Favorita, San Martín, etc) no robar dentro del barrio es un ejemplo claro pero que muchas veces se rompe. “Mientras más chicos salen a robar menos códigos tienen, ahí es cuando entran los grandes que son los que cuidan el barrio” afirma Marcelo (30).

Dentro de estos barrios están los adolescentes y jóvenes que se han formado, en muchos casos, en la escuela de la calle y los que han tenido la posibilidad de ir a la universidad. En estos últimos es donde más se nota la falta de contacto con el barrio. “A veces los llamamos caramelos o con algún otro sobrenombre porque no se meten con nadie pero tampoco conocen a nadie y los sacás de una porque no hablan igual que todos y además son caretas (no consumen)” señala Maxi (19).

Póngase la mano (sea más sensible)

Según un estudio realizado por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) la pobreza y la cárcel son las principales causas de discriminación. Esto es sufrido por todos los habitantes de los barrios conflictivos que llegan al extremo de no decir el nombre del lugar donde habitan por temor a ser discriminados.

Mary Jane (No confundir con una mujer, hace referencia a la marihuana)

Según Maxi, ésta se puede conseguir en cualquier lado aunque puede haber sequías, (cuando no se consigue) es en ese momento que entran otras drogas “los rrochos (ladrones más chicos) se dan muchas veces con poxi porque es más fácil de conseguir aunque con unas monedas más está bueno emparrilarse (consumir cocaína). Te pegás un saque y quedás hasta la nuca, pero hay que ver con quien lo haces, no vaya a ser que lo hagás con un par de zapatos, de giles que después te busquen la boca”.

No te hagás el cartón (el que manda)

“Loco, mirá, yo tengo un hermano que está engomado (encerrado) y yo también estuve adentro, por eso jodo a mis hermanos más chicos para que se no manden ninguna, que no se anden dando con nada. A mí los cobani (polícias) me ven y me llevan, si saben que he hecho de todo” afirma Maxi.

Como entender y no quedar como un tucán (tonto)

Algunas de las palabras más usadas en la jerga carcelaria y delictiva son: valeria que significa: aquél que limpia en la cárcel; vaticana o aguántate, soplón; cobani, rati o yuta son usados para denominar a la policía; hacerse cartel significa obtener o querer lograr renombre; con el nombre de violín se denomina a los violadores.

En cuanto a lo a que tiene que ver con las drogas, la marihuana recibe varios nombres: yerba, Mary Jane o Mary Juana, Pedro Juan y cáñamo. A los porros se los llama cuete, dinamita, criollita, faso y punto rojo.

El miedo a flor de piel

Muchas veces el temor paraliza a la gente. Los habitantes de estas zonas piden más que nada respeto, que irónicamente es lo primero que se enseña es estos barrios para no ser lastimado y al mismo tiempo ser respetado. Este mismo respeto debería tenerlo toda la sociedad para, como dicen en la calle, “no meter a todos en la misma bolsa”.

Daniel Calivares

dcalivares@yahoo.com.ar

Departamento de Cultura

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