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Pero...

A efectos coyunturales o no, el pero se impone. Como la palabra crisis, es parte de la esencia de los argentinos. A fuerza de disyuntivas y ambivalencias el pero busca obtener el status por el que históricamente ha peleado.

24 de junio de 2004, 12:27.

Es casi indiscutible que cualquier noticia, en este país, tenga un pero. Es probable que, ante absolutamente cualquier circunstancia, todos los argentinos tengan un pero. Es deducible que frente cualquier hecho que ocurre en esta región del continente, el comentario obligado es: pero es argentino.

Son prácticamente nueve los meses que han pasado desde que la ley de viáticos fue sancionada por la Legislatura y promulgada por el ejecutivo provincial. Pero todavía no está en vigencia por falta de reglamentación. Según el tribunal de cuentas, es un trámite engorroso. Pero según el ministro de Gobierno, Alfredo Cornejo, no cree que demoren mucho.

El país seguirá creciendo, pero hay riesgos. Ya hemos escuchado bastante de esto. Últimamente las noticias económicas son: las perspectivas económicas son positivas pero... el dólar se va a mantener pero... la inflación se va a estabilizar pero...

Hay menos crímenes, pero la mayoría es por robo. Los homicidios han bajado un 30% en 2004, pero la principal causa de los asesinatos son los asaltos.

Ah, según el matutino mendocino Los Andes, del día lunes 21 de junio, página 15 “...a las autoridades les preocupa la violencia a la hora de matar” (¿?).

Así, el pero obtiene lo que se merece, esto es, el olvido. Otra de las grandes características vernáculas. Pues, el pero al convertirse en parte de nuestra familia de palabras queda relegado en el inconsciente y pierde su naturaleza.

Pero no hay que desilusionarse, existe una nueva tendencia. Y lo más importante es que nos perjudica de igual manera. Es más, tiene consecuencias más escalofriantes.

Señoras, señores, les presento la nueva frase que nos acompañará por el resto de nuestros kirchneristas días: por lo menos.

Ezequiel Derhun

ezequielderhun@hotmail.com

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