Para John Holloway, intelectual vinculado al zapatismo, en una entrevista por Federico Luigi Armado, los intentos de cambiar la sociedad a través del Estado o de la toma del poder estatal han fracasado, tanto en sus formas revolucionarias como en sus formas reformistas. De esta manera, considera replantear el cambio social radical a través de una forma que no vincule la revolución con la toma del aparato estatal, sino que plantee, cómo cambiar el mundo sin tomar el poder. Y esto implica replantear el significado del poder.
Holloway, discutido por vastos sectores de izquierda, cita como ejemplos: al zapatismo en México, a los piqueteros en la Argentina, del Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil o el movimiento anticapitalista en todo el mundo, como alternativas diferentes a las políticas tradicionales, destacando su intento de encontrar nuevas formas de lucha. No se trata de dar respuestas, sino más bien de plantear el deseo sobre lo que puede sonar en este momento como absurdo pero inevitable de querer cambiar el mundo.
Según Movimiento Raíz (www.lavaca.org) en el caso de Perú, aún existe precariedad en el movimiento popular. Sin embargo, las circunstancias exigen que empiece a articularse, a convocar a un gran frente político y social que en su conjunto plantee salidas y alternativas para el pueblo. La situación empeoró a partir de la profunda deslegitimación del toledismo, que es la expresión de la crisis y fracaso de un orden económico y político en ese país. La declaración del Estado de emergencia -suspensión de los derechos constitucionales- no hace más que evidenciar los intereses de la clase dominante.
Como salida al cambio social, especialistas y políticos presentan el tema de la reforma estatal. Javier M. Iguíñiz, desde el Departamento de Economía de la PUCP (Pontificia Universidad católica del Perú) opina que este tema creció aún más cerca de las elecciones. En la actividad política enfocan la participación ciudadana en las decisiones públicas. El ciudadano es así un gobernante o co-gobernante en el nivel del Estado en el que participa en las decisiones públicas más relevantes para sus condiciones de vida y su libertad.
SegúnIguíñiz, lo importante es la consolidación y el progreso del proceso descentralista. “El sólo hecho de distribuir entre todas las regiones recursos y autoridad para decidir su destino y administración es un avance indudable que merece un acto de confianza y todo el apoyo público. Este proceso es una excelente oportunidad para que otros aspectos de la transformación del Estado avancen”.
El futuro de Perú, como el de otros países, no es prometedor. En una encuesta reciente de la Universidad de Lima (según la agencia AFP) la actual situación política, fluctúa entre "poco estable" y "nada estable”. Esta situación demuestra desconfianza, la cual es manifestada en la ciudadanía que mira con recelo aquellos gobiernos que no hacen publicidad de lo público.
Acerca de las diferentes políticas que son planteadas, Holloway piensa que “la experiencia histórica y la reflexión teórica sugieren que el cambio en el mundo no se puede hacer a través del viejo esquema de tomar el poder estatal. Lo único que queda es cambiar el mundo sin tomar el poder. ¿Es posible? No lo sé. No hay ninguna certeza de que lo vamos a lograr. Pero la fuerza de las luchas actuales en América Latina y en todo el mundo es la base de una esperanza real. De todas formas no hay otra: tenemos que luchar por la humanidad”.
Fabiola Berón fabiolaberon@yahoo.com.ar
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