El Gobierno de Mendoza anunció a todas voces la pronta dotación de uniformes mucho más modernos que los actuales para los agentes de la seguridad local. Uniformes más sofisticados, que incorporarán las fuerzas de seguridad locales, a lo que también se suma la compra de varios móviles policiales.
Por otra parte, lo que no es muy sabido por parte de la sociedad es que los uniformados de nuestra provincia se tienen que comprar los uniformes con el dinero de sus salarios que (como la mayoría de los salarios de la Argentina de hoy) son bajos y varían, depende del rango, entre 700 y 1.200 pesos mensuales. Esta situación se da desde hace diez años y, como a la mayoría de la población económicamente activa, a los agentes los sueldos se les mantienen estancados a través del tiempo y los precios de los uniformes cada vez suben más. El gobierno les entrega mensualmente un porcentaje de dinero (40 pesos) para que utilicen en indumentaria, pero la cantidad es muy poca comparada con los precios del mercado:
Camisa blanca y azul reglamentarias: 35 y 39 pesos respectivamente
Chaleco antibalas: 150$
Borceguíes: 180$
Cargador: 54$
Balas (c/una): 2$
Estos precios corresponden a algunos de los elementos que deben adquirir, sumando un total de 450$ el uniforme completo que los agentes necesitan para el uso diario y que cada tanto deben renovar. Algunas de las consecuencias son, el uso de chalecos antibalas vencidos (duran como máximo 2 años) debido a su alto precio, con el riesgo que esto implica para la propia vida de los policías. También hay un dato importante a tener en cuenta: muchos policías adquieren sus uniformes en ferias persas, debido a los descuentos que se les otorgan, lo que significa que cualquiera puede comprar un uniforme policial, ya que no esta regulada su venta sólo para determinados locales y no se les pide la credencial cuando van a adquirir indumentaria (actualmente una de las leyes aprobadas en el Senado apunta a regularizar la venta de indumentaria policial sólo a determinados lugares, pero no prohibe la venta en locales alternativos).
Como si fuera poco, los uniformados deben comprarse hasta las balas, el año pasado se les dieron sólo unas pocas balas para practicar tiro y si bien se les da el arma, tienen que comprar además de las balas: el cargador que cuesta unos 54 pesos. Esto es sólo una punta del iceberg de una policía mal entrenada y preparada, que debe salir a “reprimir” no sólo a asesinos, sino a excluidos sociales que muchas veces son de la misma clase social de los mismos policías y viven en los mismos barrios que éstos.
Diego Riquelme
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