En un encuentro que tuvo lugar en el Cine Universidad se realizó el lanzamiento de «Dramaturgas desde el borde» el primer título de la serie Letra Portátil de la Colección Literaturas de EDIUNC. El acto comenzó con la proyección de un video de presentación de la coordinadora y las autoras del libro. Tanto su característica colectiva, como la dinámica de la tarde fueron llevando al público por un relato performático, como era de esperar.
Con la conducción de Viviana Bosio, directora de EDIUNC, y la presencia de Dolores Lettelier, secretaria académica de la UNCUYO, se hicieron las presentaciones formales de Letra Portátil, una serie de bolsillo, que se crea con la intención de ser accesible y para llevar.
Esta apuesta de la editorial universitaria tiene que ver con visualizar la producción local de textos literarios de diversos géneros, promoviendo su circulación: "libros para llevar y traer; libros para leer, regalar, prestar y devolver; libros bellos y luminosos"; como expresa la solapa de sus ejemplares.
También integró la mesa académica, el coordinador de la colección Literaturas y del área de edición de EDIUNC, Juan López, quien comentó: "como dice una persona que quiero mucho: estamos muy felices. Somos una editorial pública y cada centavo que utilizamos tiene que tener utilidad y sentido. Pienso que estas tres obras honran la edición universitaria en particular y la cultura en general. Detrás de cada libro hay muchas personas, todo lo que hacemos es grupal o social. Esta idea fue posible por el aporte de todas las personas que conforman la editorial".
Sobre esta idea puntual explicó que para pensar la propuesta contactaron a Ariana Gómez, la coordinadora, quien les habló acerca del trabajo de las dramaturgas. "Nos dimos cuenta de que su propuesta era lo que estábamos buscando para esta nueva serie" señaló López.
En tanto que, en su rol de editor del texto teatral, Gonzalo Córdoba Saavedra recordó que: "cuando Juan nos ofreció editar este libro, para mí fue una alegría mezclada con ese miedito de lo nuevo, sacarnos de nuestra zona de confort, editar textos académicos. Que podamos editar literatura, y particularmente dramaturgia, es una gran alegría y un gran desafío. Cuando empezamos a trabajar, a veces nos quedamos solos con el texto. En este caso, no fue así. Contamos con el apoyo y el trabajo constante de la coordinadora y el grupo de autoras".
Concretamente el proceso de editar literatura fue desafiante para todo el equipo de EDIUNC. Al respecto, la diseñadora Graciela Amadio manifestó que: "había que tomar decisiones que hicieran que esta serie tuviera su propia identidad, pero a la vez saberse parte de la editorial. También tuvimos limitaciones por ser una edición de bolsillo, por lo que el diseño tenía que adaptarse a eso. Pero las transformamos en posibilidades, resolviendo de maneras diferentes". El trabajo minucioso y detallado de diseño implica que el interior del libro tenga una puesta en página de una manera que resulta agradable, de lectura serena: "que el lector pudiera meterse en esa trama y quedarse sin que nada del diseño interrumpiera su lectura", concluyó Amadio.
Luego Ariana Gómez se refirió al proceso de construcción de la obra, la elección del título y las peripecias de escribir teatro colectivamente. Dijo: "este libro se inicia en nuestro proyecto de investigación: Prácticas contemporáneas vinculadas al teatro. Nos reconocemos como mujeres e investigadoras que cuestionamos el canon. Comenzamos a descentrarlo, en relación con el de los estudios teatrales, que cuenta la historia del teatro mendocino desde el mainstream porteño y colonial. Los mitos de estas tradiciones eran un bosque que ocultaba e ignoraba los nombres de mujeres y disidencias que habían estado escribiendo y haciendo teatro. Lo primero fue empezar a decir esos nombres y destruir esos mitos, construyendo con colegas en un unísono con los feminismos como epistemología".
Con una perspectiva decolonial y feminista, las autoras eligen el borde como concepto: "el borde interpela el centro sin pretender desplazarlo, pero sí tensionarlo. En esa tarea estábamos cuando EDIUNC nos propuso editar dramaturgia. Aceptamos y nos dispusimos a hacer una convocatoria amplia a través de las colectivas y redes de mujeres y disidencias dramaturgas. De esa manera fueron llegando los textos que componen la obra", explicó la coordinadora.
Y agregó: "Nos sentimos contenidas en la idea de “borde”, pues no hay un estilo, una escuela, una normativa para escribir. Incluso algunas obras se habían escrito en el espacio y venían al papel. Dramaturgas... habita el borde porque es un libro de ficción atravesado en todas sus instancias por los feminismos. Nuestro abordaje es la deconstrucción e interpelación del sistema teatral patriarcal en distintas dimensiones y claramente toca temas que los feminismos abordan: violencias de género, vulneración de derechos, infancias, patologización, mujeres y disidencias migrantes".
Para dar voz a las autoras, se sumó a la mesa Gabriela Simón Gómez, actriz, payasa y directora. "Queremos agradecerle especialmente a Gonzalo, es muy importante el trabajo que ha hecho, acompañándonos y asistiéndonos, sobre todo para quienes no venimos de la escritura de la dramaturgia del texto, sino de la dramaturgia del cuerpo, del espacio, de las situaciones, de la escena misma".
Sobre el trabajo colectivo, la autora lo sintetizó en torno a tres ejes, a la hora de sentirse parte en el objeto libro: "uno es la posibilidad de hacer cuerpo de escritura esa escritura que viene del cuerpo. Otro es que el libro nos provoca, nos invita y nos propone un desprendimiento de lo propio que expande la posibilidad de existencia al ser habitado por otres. Nosotras escribimos los textos de nuestras propias obras, esto fue una provocación a entregarlas para ser habitadas, actuadas e interpretadas por otras personas. Es una posibilidad de desapegarnos de lo que sentimos tan cerquita y tan único. El último eje, que nos vinculaba a todas, es lo lúdico: un juego en múltiples capas y posibilidades que suceden en, por, con y a través de la palabra".
Luego de esas palabras, llegó el momento más esperado de la tarde, ver en acción a escritoras, actrices y directoras teatrales, Gabriela Simón Gómez remarcó al respecto: "esto es impulsador de nuestros viajes y de nuestro trabajo como artistas: un espacio primordial para la palabra. Hacemos cuerpo de escritura la escritura que viene del cuerpo, pero también hacemos cuerpo de la palabra y damos a la palabra un cuerpo posible".
Finalmente hubo una serie de interpretaciones en las que cada autora leyó fragmentos de las obras que componen el libro para luego despojarse del objeto libro y dejarlo sobre la mesa académica, ya vacía. Juntos, los libros iban constituyendo una forma extraña, escultural, que representaba ese desapego necesario para dar cuerpo a la obra y al libro, como algo que puede suceder y habitar el borde.