Algunos establecimientos han publicado hasta diez veces el mismo llamado para cubrir cargos. A dos semanas de iniciadas las clases hay chicos que no tienen maestra o les enseña la directora.
Los cursos sin docentes, una postal que se volvió habitual a mediados del año pasado, siguen generando preocupación. A dos semanas del inicio del ciclo lectivo, todavía hay chicos que deben aprender con la directora o faltar a clases porque no tienen maestro asignado. La situación se acentúa justamente en las comunidades que más necesitan del servicio educativo y de la contención escolar, pues los cargos demoran más en cubrirse en las escuelas llamadas urbano marginales.
Basta leer los avisos en la sección Educacionales (de los Clasificados de Los Andes) para constatar que algunos de estos colegios han tenido que realizar hasta ocho o diez llamados para poder asignar sus vacantes. Lamentablemente, también suelen exponer una gran cantidad de licencias, lo que atenta contra la estabilidad y arraigo con la comunidad.
"A la hora de optar por un colegio, pesa más la cabeza y el orden de la institución que el lugar donde está ubicado", sostienen algunos docentes. Y es verdad, pero también es una realidad que muchos otros dicen no sentirse preparados para asumir el esfuerzo que requieren estos contextos adversos.
"Yo empecé con mucha vocación social, pero me enfermé de los nervios. Llevo dos años aquí y ahora sólo espero el traslado", cuenta con angustia Natalia B., docente de EGB2 en Las Heras que hoy está con licencia psiquiátrica. "Hay que ser madre, maestra, policía... todo a la vez. Uno pone ganas, pero a veces no alcanza", objeta Miriam L., quien se desempeña en Godoy Cruz. Historias como éstas se repiten y no existe ninguna retribución oficial -ya sea de formación o económica- que aliente a los profesionales a enseñar con dedicación en estos sectores.
"No tiene que ver con incentivos; para dar clases en esas instituciones, el maestro tiene que tener un perfil especial, como el que elige los Cebas (primaria de adultos)", opina José Rivas, subsecretario de Educación de la provincia. El funcionario dice que la Dirección General de Escuelas trabaja permanentemente en capacitación sobre situaciones de violencia, pero en todos los colegios por igual.
A la espera
Lo cierto es que a dos semanas del inicio escolar, hay alumnos de primaria que aún no saben quién les enseñará este año. Esta semana la escuela Uruguay, de Las Heras, tenía tres grados sin maestro y alternaba para dar clases cada día a un curso distinto. La escuela Maestro Jesús de Nazaret de Godoy Cruz publicó el viernes su octavo llamado para un puesto, mientras que la República del Perú -también de Godoy Cruz- sacó su sexto llamado días atrás.
"Somos muchas las escuelas con este problema, estamos haciendo cadenas internas para ver si hay docentes de otros lados que quieran trabajar en doble turno. Creo que los bajos salarios y las problemáticas que hoy absorbe la escuela influyen en esta situación", expresó un directivo del colegio Provincia de Mendoza, del barrio Los Alerces, de Godoy Cruz, que estaba enseñando en uno de los cursos para el cual -después de diez llamados- todavía no conseguía reemplazante.
"Empezamos mal, en el primer ofrecimiento de licencias que se hace por departamento históricamente se daba todo y este año quedaron más cargos aún que el año pasado", confió un supervisor a este medio. Además, el docente dijo que la Junta se está demorando hasta tres días para evaluar las carpetas que presentan los estudiantes. Cabe recordar que debido a la crisis por falta de maestros, desde el año pasado se aceptan alumnos del profesorado de EGB1 y 2 que estén en el último año y todas las materias didácticas aprobadas.
Desde el Gobierno no minimizan la situación, pero sostienen que son pocas las escuelas que sufren la carencia de maestros. "Sólo han pasado dos semanas desde el inicio de clases y no se ha presentado un problema de fondo. Tenemos 12 mil aulas de primaria y sólo hay 37 que han presentado carpetas de estudiantes para que evalúe la Junta", acotó Rivas.
Por otro lado, el subsecretario destacó que se han tomado varias medidas para evitar futuros trastornos por la falta de docentes. En primer lugar, el año pasado se abrieron 14 divisiones en los profesorados de EGB1 y 2 de la provincia, que se completaron todas. En segundo término, se le dio continuidad a casi todos los docentes suplentes (3.200 en todo el sistema). Por último, se otorgaron las titularidades una semana antes para que los docentes comenzaran las clases a término.
Menos de la mitad de los padres completó la primaria
Los padres de los alumnos que asisten a establecimientos urbano-marginales tienen un bajo nivel de escolarización. Sólo 2,3% llegó a obtener un título universitario; nada más que 12,7 completó la secundaria y 45% concluyó la primaria.
Los datos fueron brindados por la Dirección General de Escuelas. Si bien en esa repartición admiten que estos números muestran un "escenario delicado" porque influye el nivel de estudio de los padres en el proceso de escolarización de los hijos; consideran también que aunque los estudiantes tengan padres con niveles escasos de instrucción, pueden lograr resultados académicos satisfactorios.
Livia Sandez, subsecretaria de Planeamiento de la Calidad Educativa explica que ese "escenario delicado" está relacionado con la obligatoriedad que las diferentes leyes fueron exigiendo en los distintos niveles de educación.
Así en la década del '80 en Mendoza había unos 80 mil estudiantes en la secundaria, el número pasó a 95 mil a mediados de los '90, cuando se implementó la Ley Federal de Educación que establecía la obligatoriedad de la EGB3 (8vo y 9no). Ahora, la Ley de Educación Nacional hace obligatorio el Polimodal.
La educación primaria era obligatoria por la ley 1420 y en Mendoza se avanzó en que la inicial tuviera las mismas características en el gobierno de José Octavio Bordón.
"Se inició un trabajo en los '90 con la Ley Federal de Educación y hay que esperar los resultados porque los cambios son lentos, lo mismo pasó con la ley 1420 que lleva 100 años", comenta Sandez, y agrega: "Es el Estado el que debe hacerse cargo y generar las condiciones para que se cumpla con la obligatoriedad. Si bien se han construido escuelas, el establecimiento edificado no es garantía de que la población va a estar toda escolarizada".
El desafío
En la DGE tienen claro cuál es el eje del mal para los chicos que llegan a las escuelas públicas urbano marginales y lo definen con claridad: repitencia, sobreedad y deserción.
Los números les indican que la repitencia en el primer ciclo está concentrada en primer grado. "Muchos de esos chicos van a repetir un grado más de una vez y eso genera sobreedad, quizás están en quinto grado con 12 años cuando deberían tener 10. Después, muchos de esos que vienen con una historia de fracasos escolares reiterados, terminan dejando la escuela", indica Sandez y agrega: "Los tres puntos son causa-efecto, marcan claramente la historia del fracaso escolar y nos preocupa por eso brindamos fuerte acompañamiento a esos chicos en las escuelas".
La subsecretaria de Planeamiento de la Calidad Educativa admite que para el Gobierno la situación "es un problema porque como Estado la tenemos que enfrentar. El desafío ahora es garantizar que esta población no tenga el mismo problema que tuvieron sus padres".
En este sentido explica que han capacitado a profesores de los institutos de formación de docentes en alfabetización, junto con gente de Unicef y la Asociación Educación para Todos. "Los docentes deben saber que hay chicos que aprenden más rápido que otros, unos escriben de distinta forma y a otros les puede costar más o menos empezar a leer. Ese profesor formado, deberá asistir a las escuelas de su departamento y trabajar con docentes y alumnos para que la capacitación que recibieron vaya sirviéndoles a los chicos y a otros maestros", cuenta Sandez.
La funcionaria explicó además que un objetivo básico que tienen es hacer fuerte hincapié en la educación inicial, de esa forma buscarán disminuir las diferencias entre los distintos alumnos.
María victoria Gómez de Erice - Ex rectora de la UNCuyo: "No es determinante"
"Es cierto que el nivel de escolarización de los padres influye en el rendimiento de los chicos y está estudiado que el capital cultural de los progenitores tiene que ver con el desempeño de los hijos. Pero no es causa y efecto, hay muchos chicos que han terminado la universidad y sus padres tenían un nivel de escolarización bajo. Los problemas sociales, la repitencia y tantas otras situaciones también influyen para que un chico abandone la escuela. Que sus padres tengan bajo nivel de escolarización no significa rotundamente que el chico va a repetir la historia del padre. No podemos negarlo como problema en el proceso de escolarización, pero no es determinante".
José Luis Martearena - Miembro del Consejo de Educación: "El porcentaje es elevado"
"Los números indican que 40% de los padres de los chicos de sectores urbano marginales no ha terminado la secundaria. El porcentaje es elevado. Los datos reflejan los éxitos y fracasos de la educación, como también un modelo de país que ya pasó, en el que los que querían trabajar y no estudiar podían hacerlo porque cualquier trabajo les garantizaba un ingreso digno. Hoy eso no sucede y además hay muchos que no trabajan ni estudian".
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