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Prohibido para mayores

Cada vez son más las personas desocupadas que se ven excluidas del mercado laboral por tener más de 35 o 40 años de edad. Un tema al que hoy no se le da la importancia que merece en la problemática de la desocupación.

01 de noviembre de 2005, 15:21.

Por Lucas Adre

Agencia Taller - Departamento de Política

lucasadre@hotmail.com

 “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita”(...) (Constitución Nacional Argentina. Primera parte. Capítulo primero: Declaraciones, derechos y garantías. Artículo 14).

En un país que profesa tales derechos para sus ciudadanos, cada vez son mayores los pedidos de empleados –en distintos rubros– que no superen los 35 o 40 años de edad. Sólo por dar algunos ejemplos cito, textualmente, a continuación algunos avisos de empleos pedidos de la sección Clasificados de los dos diarios más importantes de Mendoza.

Diario Los Andes:

Domingo 16 de octubre de 2005 (página 14 B)

FARMACÉUTICA o idónea en Farmacia, preferentemente hasta 35 años (...)

CONTADOR PÚBLICO MATRICULADO entre 23 y 30 años. Experiencia comprobable (...)

Viernes 28 de octubre de 2005 (página 11 B)

EDITORIAL incorpora: jóvenes vendedores (...) De 18 a 25 años (...)

AYUDANTE/A de cocina, con experiencia. Menor de 30 años (...)

Diario Uno:

Jueves 13 de octubre de 2005 (página 17)

AYUDANTE para mudanzas necesitamos. 20 a 30 años (...)

NECESITO ½ oficial o ayudante avanzado en pintura autos (..) Hasta 30 años

La lista continúa; y es bastante larga. Y si a esto le sumamos los requisitos, muchas veces incoherentes de experiencia y buena presencia (esta última más asociada a la belleza de las personas); el desempleado se encuentra con una injusta lista de restricciones a la hora de buscar trabajo. ¿Qué posibilidades hay de que un joven de 23 o 24 años posea matrícula de, por ejemplo, Contador Público, y al mismo tiempo cuente con suficiente experiencia de trabajo comprobable? Seguramente escasas. ¿Cómo conseguir, entonces, la experiencia si al mismo tiempo es un requisito excluyente? ¿Es necesario que una secretaria posea pronunciadas curvas y un rostro perfecto para organizar una agenda, ingresar datos en una computadora, atender el teléfono, etc.?

Otro problema que se presenta para muchos es el nivel de educación. En la mayoría de los trabajos se pide primario o secundario completo. y conocimientos en el manejo de computadoras. Si bien este ítem puede incentivar a las personas para luego poder tener las puertas abiertas en el mercado laboral –lo que llevaría a tener una sociedad más instruida- , esta situación también se torna difícil, en un país donde la mitad  de la población es pobre o indigente. ¿Cómo superar estos requisitos si el Estado no puede garantizar a todos sus ciudadanos el acceso al sistema educativo, o la posibilidad de comprar una computadora, porque ni siquiera puede ofrecerles condiciones dignas e igualitarias de vida? Peor aún cuando se trata de una población en estado de emergencia (villas miseria, barrios conflictivos, etc.) o de pequeños poblados alejados de la metrópolis donde se caminan varios kilómetros para llegar a una precaria escuela que ni computadora tiene; siempre y cuando no sea más urgente levantar la cosecha porque hace falta el pan. No es que esté mal pedir experiencia o nivel de educación entre los requisitos para un puesto de trabajo. Pero frente a la realidad que se vive en nuestro país, estos pueden tornarse incoherentes y hasta a veces injustos.

Continuando con la problemática de las edades, no podemos pasar por alto la Ley de Jubilación vigente en la Argentina. En ésta se promulga que una persona podrá jubilarse a partir de los 65 años de edad en el hombre y de los 62 en la mujer, siempre y cuando tengan 30 años de aportes –aunque en este último punto hay algunas excepciones- Esta ley, que no logra adecuarse del todo a la actual realidad o viceversa, complica mucho más la situación de los desempleados excluidos por la edad ¿Cómo lograr llegar a los 62 o 65 años de edad con todos los aportes hechos si el mercado laboral ya los “jubiló” de antemano por considerarlos viejos? Esto sin mencionar a aquellos que trabajan en negro o por su cuenta, por lo cual no tienen ningún aporte hecho.

Números más... números menos...

Según datos del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), publicados en Diario Clarín, el desempleo en el segundo trimestre de este año bajó del 14,8 al 12,1 por ciento; lo que representa 1,9 millones de desocupados en nuestro país. Este número se da contando como ‘ocupados’ a todos los beneficiarios de los planes sociales, que si bien realizan alguna tarea, no tienen un trabajo formal. También se incluyen como ‘ocupados’ a los subempleados (personas que trabajan pocas horas en varios trabajos precarios e informales). Con lo cual, según Clarín, el número de desempleados sería mayor.

Esta situación, de acuerdo a ese medio, sería más delicada en Buenos Aires que posee el mayor índice de desempleo en la Argentina. Si bien, aclaran, el desempleo se redujo –en el conurbano bonaerense– del 17,3 al 14,9 por ciento, esto no implica que se hayan creado nuevos puestos de trabajo sino que hay un gran número de personas que dejaron de buscarlo –lo que se denomina “efecto desaliento”– por lo que ya no son desocupados sino “inactivos”.

En Mendoza, como en otras provincias de nuestro país, ocurre algo similar. “Hace cuatro meses que estoy buscando laburo acá en Mendoza para venirme definitivamente y todavía no consigo. En algunos lugares ni siquiera me dieron la posibilidad de una entrevista, porque estaba pasado de edad y yo quería explicarles que tengo experiencia, y más en lo mío, que sé trabajar.” Comentó Gustavo (38) a Agencia Taller,  y agregó “esta situación te pone muy mal. No me imagino lo que pensarán esas personas que llevan un año o más buscando trabajo. Igualmente, por más que te bajonées, no te queda otra que seguir porque tenés que vivir, tenés que comer vos y tu familia”.

La problemática laboral es un tema muy preocupante en nuestro país. A pesar de que los porcentajes indiquen mejorías en este aspecto, no son más que meros números (relevados con, por lo menos, mecanismos poco realistas) y cuesta verlos reflejados en la realidad. Todavía siguen viéndose largas colas de gente ante un llamado de trabajo y muchos funcionarios políticos incapaces de abordar el problema de fondo. La exclusión por la edad (de los mal considerados “viejos”) del mercado laboral, es un factor importante a tener en cuenta en la temática del desempleo. Aunque parece que aún es una cuestión que está afuera de la agenda pública y del Gobierno.

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