“Jardines con nativas en los techos mendocinos” es el proyecto de la Facultad de Ciencias Agrarias que propone una alternativa ecológica. Esta investigación evalúa la respuesta de especies ornamentales nativas y exóticas resistentes a la sequía, en un perfil de suelo limitado y en condiciones extremas de insolación, además de su convivencia y las contribuciones al ambiente. Y advierte que las terrazas verdes son una excelente respuesta para aliviar el impacto del crecimiento demográfico y la falta de espacios verdes dentro de las ciudades.
¿Qué son las terrazas verdes? Son sistemas de membranas de medios de cultivo (sustrato) y conjuntos de plantas creciendo en él. Son paisajes más o menos análogos a la naturaleza, reciben alta radiación solar, variada precipitación y pueden estar o no irrigados.
¿Cuáles son los beneficios? Son aislantes térmicos-acústicos; favorecen la disminución del CO2 y contaminación ambiental; integran el paisaje natural generando placer en las personas; dan valor agregado a los edificios; atraen fauna; posibilitan el uso recreativo de terrazas y balcones; disminuyen los efluentes pluviales, ya que retienen el agua. En algunos lugares se otorgan beneficios en impuestos a quienes los poseen; disminuyen las superficies impermeables; reducen las variaciones de temperatura del ciclo día - noche; y disminuyen las variaciones de humedad en el aire.
El proyecto. En setiembre de 2019 se estableció en la Facultad un ensayo con sistema modular de bateas, diseñado por investigadores del CONICET de la Universidad Católica de Córdoba. Se trasplantaron seis especies nativas y dos exóticas, con reconocido valor ornamental, adaptadas al clima local y con potencial tolerancia al cultivo en bateas. La lámina de riego fue de 10l/m2 con diferente frecuencia según la época del año.
Las especies con mejor respuesta fueron: Jaravaichu, Eustachys sp, Hyalis argentea, Sedum reflexum, Sedum kimnachii y Aptenia cordifolia. La variedad Senecio filaginoide no resistió la escasa profundidad del sustrato y Phylanodiflora la intensa evapotranspiración. La especie Glandularia tenera tuvo una respuesta intermedia. Se observaron mariposas, abejas, coleópteros, ortópteros y aves.
Los resultados indican la factibilidad de implementar este tipo de jardines en las terrazas del Gran Mendoza, generando espacios que brindarán al habitante urbano innumerables beneficios ecosistémicos.
Desde el Conicet explicaron que “las cubiertas verdes constituyen una estrategia de enverdecimiento urbano que contribuye a reducir los efectos del calentamiento global, disminuyendo las temperaturas urbanas y los consumos de energía en espacios interiores derivados del acondicionamiento térmico, para alcanzar condiciones de confort en verano. Sin embargo, su implementación en zonas áridas está supeditada al uso de especies vegetales de bajo consumo de agua".
Contexto. El cambio climático avanza inexorablemente y Mendoza no escapa a sus efectos adversos, donde el recurso hídrico es el más afectado. En metrópolis consolidadas quedan pocos espacios para incrementar el entramado verde, que ofrece innumerables beneficios como amortiguar temperaturas y ser reservorio de biodiversidad.