Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

“Psicológicamente, el Presidente aún está gobernando Santa Cruz”

Así define el prestigioso corresponsal José Vales la relación de tensión entre el Presidente Néstor Kirchner y la prensa argentina. En entrevista exclusiva con Agencia Taller, ofrece una amplia visión sobre la situación del periodismo en nuestro país.

Por Emilia Palazzo

emilia_palazzo@hotmail.com

Departamento de Política

José Vales es periodista y escritor. Vive en Buenos Aires desde donde trabaja como corresponsal en toda Latinoamérica para el diario El Universal de México. Hizo la investigación que llevó a la cárcel al ex represor Ricardo Miguel Cavallo, y además es el autor del libro sobre su vida. En esta entrevista realizada vía mail para Agencia Taller, Vales analiza lo que pasa en Argentina y en otros países de la región.

- ¿Existe libertad de prensa en Argentina?

- Es un tema que habría que discernir. Sí, formalmente existe. En los hechos, las presiones económicas y la postura empresarial de los medios nos demuestran que en la práctica es limitada. Hay muchas formas de acotar esa libertad: por ejemplo el recorte de la publicidad estatal a los medios chicos, que termina ahogándolos.

- ¿Cuál es su opinión con respecto a la posición del Presidente Néstor Kirchner con los Medios de Comunicación?

- Me parece que el Presidente aún está psicológicamente gobernando Santa Cruz, donde le era mucho más fácil controlar a los medios. Yo respeto su posición, pero creo que hay una actitud agresiva que no le hace bien a la calidad democrática. Tampoco es sano el silencio de los periodistas ante esas arremetidas, tanto individualmente como en grupo. Me refiero tanto a grupos como medios, asociaciones, sindicatos, foros, etc.

- ¿Cree que es algún tipo de estrategia el dejar a los medios como "los malos de la película"?

- Sí, es una estrategia muy respetable. Como es respetable que no quiera dar entrevistas, salvo a los periodistas "del palo". Lo que no me parece respetable es el nivel de agresión verbal o el decir que "los mejores periodistas son los fotógrafos porque no preguntan". Creo que este país tiene una historia muy negra de silencios como para tener que digerir una opinión semejante, incluso del Jefe de Estado. Y lo peor es que muchos periodistas la digieren.

- Todo esto empezó con la pelea de Kirchner con el Subdirector de La Nación, Claudio Escribano. Teniendo en cuenta los intereses que mantiene este diario, ¿no sería esto ventajoso para la posición de "izquierda" del Presidente?

- Sí. Es obvio que busca réditos electorales, más por los intereses históricos que representa La Nación. Todavía estoy buscando cuál es la posición de izquierda del Gobierno. Aún cuando en lo particular puedo aplaudir el avance en el terreno de los derechos humanos o en la Corte Suprema de Justicia, ni la política económica, ni la renovación de los contratos con las privatizadas, ni las negociaciones con el FMI, mal que le pese al gobierno, representan "una política de izquierda". Como también la inexistencia de un proyecto de país que haga eje en la educación y la redistribución de la renta. Pero, ¿qué dijo La Nación para que el presidente se enfurezca? Las críticas normales que cualquier periódico -amén de su ideología- con un contrato ético con sus lectores hubiese dicho. En ese caso, no quiero pensar el día que el Gobierno deba enfrentarse ante una investigación periodística de peso.

- ¿Piensa que hay una cultura del "miedo" a la persecución, a la censura o algo por el estilo entre los periodistas argentinos? Muchos hablan del tema, pero no se hace nada en concreto.

- Hay miedo en algunos sectores, comodidad en otros e ignorancia ante una situación semejante, en algunos pocos. Miedo al desempleo, más que a la censura, que en una redacción es algo que suele pasar y me remito al caso de (Julio) Nudler. Todos los periodistas somos rehenes de las decisiones empresarias, dentro de la redacción pero, en lo individual, hay como una sensación de que una cosa es un Gobierno de derecha y otro uno progresista y creo que esa es una disyuntiva falsa y peligrosa para el futuro de la profesión.

- ¿Qué es lo que se puede hacer ante esto?

- Juntarse, debatir, redefinir el rol del periodista y comenzar a analizar los límites democráticos que nos competen. Pero principalmente, realizar una autocrítica profunda de qué hemos hecho, qué hacemos y qué estamos dispuestos a hacer no sólo ante las presiones sino ante los lectores, radioescuchas o televidentes.

- ¿Cuál es el rol de los organismos internacionales en torno a esta situación?

- ¿Cuál debería ser el rol? Llamar la atención; defender la libertad de opinión a cualquier costo. Hoy puede ser La Nación y mañana será algún diario de provincia y mañana puede tocarnos a nosotros. Y digo esto basándome en la experiencia narrada por muchos periodistas santacruceños que son a los que habría que entrevistar en estos casos.

- Aprovechando su posición de corresponsal para Latinoamérica ¿cómo es la relación del ejecutivo con los medios o algunos periodistas en particular en otros países?

- En México la relación cambió mucho desde hace aproximadamente 10 años. Hoy el Presidente tiene que soportar investigaciones sobre hasta cuánto gasta su esposa en sábanas con dinero del erario público y no hay agresión por eso. Antiguamente fue muy difícil ejercer el periodismo en México. Hablo de las épocas del PRI (Partido Revolucionario Institucional), donde había un control casi absoluto de la prensa. En otros países, existen presiones y autocensura y hasta molestias de los presidentes con la prensa. Así como Kirchner no quiere hablar con la prensa ni da conferencias de prensa, Lula (Brasil) o Tabaré Vázquez (Uruguay), por ejemplo, siguen esa línea. Incluso, Lula, apretado por la crisis de corrupción que debilita su gestión, llegó a criticar a la prensa pidiéndole que cuando se compruebe que una de las personas involucradas es inocente tenga la grandeza de publicarlo. Fue eso. No llegó al nivel de desear que los periodistas sean o se hagan los mudos.

Contenido relacionado