Con entrada libre y gratuita, el público mendocino podrá disfrutar de “Punto de no retorno”, un documental acerca del cambio climático que se exhibirá en la Sala del Cine Universidad de la Nave UNCUYO, en Maza 250 de Ciudad.
Se trata de una realización sin precedentes para Argentina que incluye testimonios de científicos y expertos, investigadores del CONICET y de la NASA, políticos nacionales y extranjeros, religiosos, y habitantes de todo el país que se verán afectados por esta problemática. De la Antártida hasta Cachi, en Salta; de Mendoza a Goddard, en Washington, Federovisky recorre los ámbitos en los que se pone en evidencia el cambio climático.
Organizada por la Nave UNCUYO, el Instituto de Ciencias Ambientales (ICA), la Fundación Ambiente y Medio, y el Centro de Estudios Integrar, la proyección de la cinta apunta a concientizar sobre la necesidad de acelerar las medidas para torcer el oscuro horizonte al que se acerca la humanidad, por la desenfrenada emisión de gases con efecto invernadero y el consecuente calentamiento global.
El documental, desarrollado por la Fundación Ambiente y Medio y dirigido por Nicolás Capelli y Diego Corsini, cuenta con la investigación y conducción del viceministro de Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky. Su estreno se enmarcó en el Día Mundial de Medio Ambiente, que se celebró el 5 de junio.
Con la presencia de autoridades del ICA, quienes harán una presentación previa, el trabajo se podrá ver el próximo miércoles 7 de julio a las 17.30 en el Cine Universidad. La entrada es libre y gratuita con cupo limitado por orden de llegada.
“El punto de no retorno no es el fin del mundo; es el fin del mundo tal como lo conocemos”
Esa es la frase que resume el espíritu de “Punto de no Retorno”, el documental que desarrollamos con la Fundación Ambiente y Medio y la dirección de Nicolás Capelli y Diego Corsini.
Los científicos señalan que existirá un momento, una instancia, en la que nada volverá a ser como era. Esa bisagra, situada de acuerdo con la ciencia en el momento en el que la temperatura promedio del planeta se haya elevado 1,5 grados centígrados, significará que independientemente de lo que se haga, aun cuando las emisiones de gases de efecto invernadero cesen por completo, el clima habrá cambiado y no será posible regresar al equilibrio anterior.
El planeta, climáticamente hablando, será entonces más inestable, más adverso, más invivible, principalmente para aquellos cuya vulnerabilidad les impide absorber el impacto de los eventos naturales extremos que se sucederán repetidamente. Nada muy distinto, hay que decirlo, a lo que hoy vivimos: sequías cada vez más prolongadas, lluvias cada vez más violentas, incendios forestales más brutales.
“Desde que los Estados se comprometieron a luchar contra el cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron más que nunca”, decimos en ‘Punto de no retorno’. Pensadores como Bernardo Kliksberg, remitiendo a la magnífica encíclica papal Laudato Si, nos ayudan a entender por qué. Como también coincide la dirigente demócrata estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, el modelo productivo, de consumo, de explotación de los recursos naturales diseñado a partir de la revolución industrial y potenciado hasta el grotesco en la posguerra impone una lógica perversa y suicida que presupone que el desarrollo económico sólo se obtiene a partir de sojuzgar a la naturaleza poniéndola al servicio de los intereses del mercado.
Si bien el documental comenzó a ser ideado, grabado y desarrollado en 2019, el coronavirus condicionó no solo su terminación sino también su contenido. La pandemia puso negro sobre blanco, y de manera angustiante, una opción de hierro que plantea desde hace décadas el calentamiento global: la salud de la población mundial versus un modelo de producción y consumo insustentable.
La misma pandemia es un “punto de no retorno”. No volveremos a ser los mismos, tampoco en términos ambientales, a que éramos en marzo de 2020: los cielos y ríos limpios que vimos durante las cuarentenas estrictas nos imponen una imagen propia del siglo XXI.
Dicen los científicos argentinos entrevistados para el documental que la Argentina exhibe ante el cambio climático una necesidad imperiosa por ser un territorio fuertemente afectado por sus consecuencias: la adaptabilidad. Eso supone pensar cómo defender a la población vulnerable de futuras inundaciones, pero también cómo diseñar un modelo agrario y productivo que contemple un clima distinto.
Lo digo en el documental sin ningún orgullo: soy de una generación que fracasó. Treinta años de batallar por el medio ambiente y los resultados son que la humanidad viaja hacia el abismo como un auto a 3000 kilómetros por hora y apenas discute si carga nafta super o especial.
De ahí que la expectativa, la esperanza radica en jóvenes que ya dan por aprendida la lección individual (la de separar la basura o no malgastar agua) y van por la exigencia a los gobiernos, entendiendo que solo políticas públicas consistentes y persistentes, acordes a la ética de la época, permitirán alejar ese Punto de no retorno.
Palabras del viceministro de Ambiente, Sergio Federovisky.
Fuente: Infobae.