Mendoza fue punto de reunión para referentes de 56 universidades públicas y privadas de Argentina, México, Estados Unidos, Paraguay, Colombia, Chile, Uruguay y Ecuador, que se dieron cita en el XII Encuentro Nacional de Carreras de Comunicación “Enacom 2014” y IV Encuentro Cono Sur de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (Felafacs).
El rol de la comunicación en el proceso de integración latinoamericana fue el lema en esta edición 2014 de Enacom, que terminó el viernes pasado en el espacio cultural Julio Le Parc. Allí disertó el responsable de la publicación digital de la Universidad, Edición UNCuyo, Jorge Fernández Rojas.
Su exposición se concretó en uno de los seis paneles pensados para debatir temas de actualidad sobre los medios y el poder: “Los medios públicos en la Argentina”.
Rojas compartió reflexiones con Martín Becerra (Conicet, Universidad de Quilmes/UBA), Daniela Monje (Centro de Estudios Avanzados – UNCórdoba), Pablo Bicego, subsecretario de Comunicación Pública del gobierno de Mendoza, y Alejandro Biondo, director general de Acequia TV.
Además de las disertaciones por paneles, en forma paralela, se desarrolló un concurso de publicidad, Expocom y actividades por la Semana de la Comunicación.
Hubo 350 ponencias en este encuentro que organizó la Universidad Juan Agustín Maza, la Federación Argentina de Carreras de Comunicación Social y Felafacs.
A continuación una breve síntesis de la presentación del periodista Jorge Fernández Rojas.
Los medios audiovisuales de Latinoamérica no aparecen involucrados con el derecho ciudadano; ese es un desafío que podemos tomar en nuestras manos. El concepto de servicio público ha variado a lo largo de la historia; los medios estatales quedaron entrampados en el hecho de que se los considera voceros de los intereses de los gobiernos. El desafío para construir ciudadanía es grande, porque no se ha podido generar una imagen de esos medios como una opción legítima para la propagación de calidad informativa, además de promover el respeto a la diversidad cultural y la posibilidad de generar material vinculado con las identidades.
La transformación de los medios de comunicación crea formas nuevas de propiedad pública. Ya no es necesario compartir un lugar físico para vincularse. Las grabaciones y transmisiones suplen las ausencias de las personas. De esto se desprende que la “red de redes”, Internet, brinde un “espacio virtual” para la producción de discursos contrahegemónicos y la aparición de públicos críticos.
En tiempos de sobreinformación y de un importante cuestionamiento de las noticias que circulan por los diversos medios, poner la lupa en los datos, desde la perspectiva del derecho inherente a cada sujeto, es un ejercicio ciudadano.
Un Estado que invierte en equipar tecnológicamente sus medios y que se prepara para llegar a una mayor audiencia está dispuesto a dar la pelea por la instauración de los sentidos y por la discusión de la cosa pública.
La Universidad desarrolla a pleno sus proyectos comunicacionales, como una evidencia del crecimiento sostenido de su Sistema de Medios Públicos.
A la Radio Universidad, con más de 20 años de vigencia en el aire, el 10 de octubre de 2013 se agregó Señal U, canal digital, público y gratuito que se sumó a la grilla de la Televisión Digital Abierta. Ya existía también Edición UNCuyo, la publicación online que se propone ofrecer contenidos con un fuerte trabajo periodístico y ser facilitadora de una nutrida colaboración de distintos actores de nuestra comunidad, para enriquecer el debate de ideas y la diversidad de discursos.
La información que produce y difunde la publicación digital no se agota en lo institucional, sino que retoma la producción de conocimiento académico de manera accesible para los lectores, para popularizar los aportes científicos de la universidad. Edición UNCuyo busca priorizar la información con calidad y rigurosidad por sobre aquella máxima, que guía a los medios comerciales, de correr tras la coyuntura y la primicia. Es una de sus premisas, junto con la incorporación de la perspectiva de género.
Como medio universitario, busca representar y respetar la diversidad de voces; producir y transmitir la realidad de Mendoza, el desarrollo concreto del espacio local y regional; generar contenidos abiertos y reflexivos; no proponer una verdad absoluta sino la transmisión de historias, de aspectos de la identidad mendocina.
En lo personal, como periodista formado en las redacciones, acepté el desafío de encarar la continuidad de este proyecto editorial con la idea de aportar la experiencia de 22 años de trabajo, de generar desde el ámbito de los medios públicos una referencia para los comunicadores que buscan formarse en la tarea periodística.
La necesidad de reinventar a diario esta tarea y acomodarse a la explosión tecnológica continuamente es una dimensión del cronista de este siglo. Los mismos soportes y canales virtuales obligan a modificar el trabajo periodístico. Ese vértigo suicida aumenta la responsabilidad profesional. Paradójicamente, la proliferación de información mezclada con chimentos, elucubraciones, reflexiones e insultos, todo en la misma ensalada, impuso una realidad.
Tengo una certeza que se puede presentar como noticia: la primicia ha muerto. Fue una muerte violenta, propia de estos tiempos. Murió ahogada por las redes sociales que no le dieron tiempo a emerger como antes, soberbiamente entre las letras impresas. La velocidad de un tuit y una seguidilla de posteos en Facebook le quebraron las piernas y terminó sus días sin poder mostrarse cual vedete.
Sin primicia, ¿hay noticia? Podemos estar seguros de que su ausencia, aunque algunos busquen aún sus vestigios, deja espacio para el siguiente objetivo periodístico, quizás el más importante: el porqué de un hecho relevante y de interés público. Es el gran olvidado en la crónica tradicional. Sin primicia, para atrapar a lectores y audiencia sólo queda buscar los motivos de un acontecimiento y contar mejor un suceso. Entre tanta incertidumbre, la diferencia será la calidad de cada informe que brindemos a los destinarios de nuestra labor.
Como ejemplo diferenciador, puntualizo la primera impresión que me llevé hace cinco meses, cuando me hice cargo de la redacción de Edición UNCuyo: en la publicación digital hay una correctora. Fue una señal para saber que estamos bien orientados. Eso es todo y muchas gracias.
Jorge Fernández Rojas.