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Rescatan producciones artísticas de la Mendoza de principios del siglo XX

Se trata de artistas olvidados que crearon obras (etiquetas, publicidades) relacionadas a la industria del vino y no tanto al llamado “arte culto” de ese período histórico. Los investigadores de la UNCuyo también analizaron las esculturas y el mobiliario del Parque San Martín, como el monumento al obrero de la época del lencinismo.

imagen Rescatan producciones artísticas de la Mendoza de principios del siglo XX

El monumento al Obrero, imagen emplazada en el Parque que forma parte del estudio que realizaron los investigadores de Artes y Diseño.

En la primera mitad del siglo XX se produjo la configuración del campo artístico de la provincia. Hoy, un equipo de investigación de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo intenta reconstruir ese complejo proceso, atendiendo a las producciones, artistas e instituciones, mediante una mirada centrada en la relación entre “arte, política y sociedad”. Para ello, han tomado como punto de partida el análisis de las imágenes que circularon en la sociedad mendocina a principios del siglo XX, momento en el que el campo artístico era todavía incipiente.

Patricia Favre, directora del proyecto subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo, explica que la investigación “consiste en identificar, analizar e interpretar el papel de las imágenes en la sociedad mendocina, sus objetivos, usos y alcances. En este sentido, uno de los planteos que subyace es que, durante la primera mitad del siglo XX, las imágenes cumplieron numerosas y diversas funciones y, por lo tanto, desempeñaron un rol fundamental en nuestra sociedad. Esto nos permite modificar la idea que hay instalada de una marginalidad de las artes visuales en nuestra provincia en ese período”, explica Favre.

En general, la historia de las artes visuales de Mendoza ha sido trazada privilegiando ciertas figuras o instituciones, tales como la presencia de Fernando Fader en Mendoza hacia 1905, o la creación de la Academia Provincial de Bellas Artes en 1933; pero lo que el equipo intenta demostrar con su investigación, es la presencia de una importante cantidad de imágenes que prueban la existencia de artistas que estaban trabajando en ese momento y no están visibilizados.

“Hay un cuerpo estable de artistas que trabajan en una gran variedad de imágenes, como es la desarrollada en torno a la industria vitivinícola. Este tipo de obras: ilustraciones para etiquetas, propagandas, etc., nos permite trabajar sobre un material diferente al considerado ‘arte culto’, como es la pintura de retratos, paisajes o temas históricos, y de ciertas técnicas, como el óleo o el fresco, pero de una enorme relevancia para comprender cómo se fue conformando nuestra plástica, y sus particularidades en relación a las producciones de otros ámbitos, como puede ser Buenos Aires o Córdoba”, agrega la docente.

Como muchos productos culturales, estas imágenes del vino no fueron consideradas en los ámbitos artísticos o académicos, debido a que no respondían a la idea dominante de arte, que se impuso durante el siglo XIX y sostenía que las obras tenían que ser únicas y originales. Sin embargo en la actualidad, el concepto de arte tiende a ampliarse para incorporar este tipo de creaciones que son de producción industrial y de difusión masiva. “En este sentido lo que estamos tratando de establecer con esta investigación, son otras miradas a la escritura de una historia del arte tradicional, que incorpore a la emergencia de otro tipo de artistas y producciones”, afirma Favre.

En la primera etapa de la investigación el equipo identificó escenas. Esto es, ciertos lugares o ámbitos -no en un sentido territorial sino conceptual- que de alguna manera condensaban ese mundo de imágenes que intentaban rescatar y poner en valor. Por ejemplo, en la industria vitivinícola las etiquetas de toneles de principios de siglo, o una exposición de esa época.

Además, el grupo de trabajo integrado por  historiadores, antropólogos e historiadores del arte analizó distintas imágenes del Parque General San Martín (los monumentos, las esculturas, las farolas, todo lo el mobiliario artístico). “Justamente la idea fue registrar estas producciones artísticas más ‘populares’ y no sólo las obras consagradas. Es más, intentamos rescatar hasta las obras que estuvieron y ya no existen. Para esto realizamos un trabajo de reconstrucción histórica muy intenso. Sin embargo, para los alumnos y graduados como investigadores en formación, esa etapa les resultó muy árida –ya que eran objetos de hace un siglo, donde en muchos casos no tenían referencias del autor, no podían ver los originales de las obras porque son objetos sobre los que no había una conciencia patrimonial de cuidarlos, conservarlos-. Entonces con ellos decidimos ampliar el período de estudio entre 1970 y 1990”, argumenta la docente e investigadora.

Leyendo imágenes

El equipo de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo realizó una lectura iconográfica de las obras, pero a través de diversos abordajes. Es  decir, no sólo estudiaron las formas, las figuras, la composición, los colores; sino también establecieron relaciones con el contexto histórico y social en el que fueron producidas las mismas.

“Todo el tema de imágenes tiene que ver con la identidad local, por ejemplo, la investigación del mobiliario artístico del Parque San Martín nos permite delinear etapas muy relacionadas con la identidad de la sociedad mendocina en cada período histórico. Así pudimos establecer que nuestro parque tiene una etapa más francesa, otra que es más populista y otra que es más monumental y nacionalista. Es decir, a través de los objetos que se incorporan en cada etapa nosotros podemos hacer lecturas de esa identidad”.

Y agrega a modo de ejemplo: “Una de las obras que nosotros trabajamos fue el monumento al obrero. Esta es una obra muy desconocida, que está a la entrada del zoológico. Se hizo en plena época lencinista, con una situación política muy convulsionada porque había perdido el conservadurismo y se imponía Lencinas con una política muy populista. En este marco, se consagra este monumento y la imagen es muy significativa porque es la de un peón de campo, con pañuelo y alpargatas, como eran los peones rurales de nuestra provincia. Se trata de un monumento muy diferente a los tradicionales, que eran de héroes, y había un sentido de idealización de la figura que era síntoma de su altura moral. En cambio, la estatua del obrero es realista y costumbrista, no hay idealización. La alpargata adquiere un sentido muy político porque se reafirma como elemento simbólico de los trabajadores. Este es un trabajo muy puntual pero nos permite encontrar muchos elementos en la obra para entender la época”, concluye la investigadora.

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