Estas últimas semanas hemos visto y oído muchas opiniones sobre el rescate de Campanini en el Aconcagua y creemos que corresponde expresar nuestra opinión y enfoque.
Somos responsables del programa científico-tecnológico, interdisciplinario conocido en nuestro ambiente como “Sigma” (Sistema de Información GPS Monte Aconcagua), que realiza estudios en el Parque Provincial Aconcagua, e involucra a Institutos de la Universidad Nacional de Cuyo y del Conicet.
En los últimos cinco años hemos realizado muchas expediciones, varias de ellas a la cumbre.
En este tiempo, hemos ido aprendiendo cómo se vive y se trabaja en altura; cómo responde el cuerpo; hemos ido conociendo a la gente del Aconcagua, guardaparques, patrullas, médicos, guías, porteadores, prestadores en general, deportistas, turistas.
Hemos presenciado y participado de muchas tareas realizadas en las particularísimas condiciones de la altura, el clima extremo, el esfuerzo humano en atmósfera pobre de oxígeno y, en general, el desempeño contra reloj y bajo situaciones de riesgo.
En la altura, uno siempre está resolviendo situaciones de compromiso donde intervienen el clima, el tiempo (horas de luz), el estado físico y mental, la carga que uno puede transportar, la disponibilidad de recursos (como refugios) y muchos otros factores, que limitan y a veces impiden concretar lo que se quiere realizar.
La altura es un mundo diferente, de situaciones extremas, donde es fundamental la solidaridad y el apoyo de todos quienes la transitan. Esa solidaridad, en el Aconcagua, es manifiesta constantemente.
En el caso concreto de este rescate, participaron muchos voluntarios, además de las patrullas y guardaparques, de manera espontánea, generosa, arriesgando sus vidas en condiciones extremas.
Desde el punto de vista técnico, el rescate fue dificilísimo, ya que implicaba “subir” nuevamente a los evacuados a la cumbre, desde el glaciar de los polacos, para “bajarlos” por la ruta normal.
Se utilizó la técnica de “triage” para establecer prioridades en el rescate, la misma que se usa en los accidentes radiológicos o las emergencias por catástrofes. Lo que es más importante, se colaboró de manera solidaria -mucho más allá de lo que cada persona está obligada a hacer- simplemente por el amor a la montaña y a los montañistas.
Lamentablemente no lograron rescatar con vida a Campanini, pero no nos olvidemos de que, cuando comenzó la búsqueda, era ya muy improbable rescatar con vida a ninguno de los extraviados.
Haber rescatado vivos a tres italianos, en las condiciones meteorológicas imperantes, en la ubicación donde estaban, en el estado físico y mental en que estaban, es casi heroico.
Compartimos el dolor del padre que pierde a su hijo, pero también compartimos la enorme alegría de aquellos rescatados vivos y sus familias.
Queremos transmitir nuestra solidaridad y apoyo moral para con todos los rescatistas, patrulla de rescate, cuerpo de Guardaparques y, en general, con todos los que hacen de la solidaridad un motivo y viven de manera solidaria.
En el Aconcagua eso se “palpa”, y en la sociedad está la responsabilidad de apoyar esas actitudes.
Es nuestro deseo que este rescate sirva para aprender y mejorar, no solamente la capacidad de nuestros rescatistas, sino sobre todo el apoyo de la sociedad hacia esta gente que pone de sí todo su esfuerzo, muy por encima de las exigencias oficiales, poniendo en riesgo en cada rescate su propia integridad física.
Luis Lenzano
DNI 5.095.638
Jorge Barón
DNI 12.584.363