La obra demandó una inversión de alrededor de 500.000 pesos destinados a diferentes reparaciones que incluyen la colocación de cerámicos en pisos y paredes interiores; arreglos y cambio de artefactos sanitarios y gas. Además de sus respectivas redes de cañerías; revoque y pintura de paredes interiores y exteriores; modificación, reparación e impermeabilización de techos, y el innovador sistema de Calefones Solares.
El edificio de dos pisos tiene capacidad de alojamiento para 84 alumnos que se en las dos torres que componen las Residencias. La planta baja quedará reservada para los usuarios temporarios, como por ejemplo estudiantes extranjeros.
El acto de su reinauguración contó con la participación del rector de la UNCuyo, Arturo Somoza; la vicerrectora Silvia Persio; la secretaria de Bienestar Universitario, María Belén Álvarez; y los ex secretarios de Bienestar Alfredo Cornejo, Alejandro Neme, Fabián Gregorio, Marcelo Chamorro e Ivo Salamunovic. También asistieron decanos y funcionarios de Gobierno.
Somoza definió esa reapertura como un "anhelo" porque "pasó bastante tiempo para hacerlo", en alusión a los cuatro años en que el edificio se mantuvo a puertas cerradas. "Nos sentíamos en deuda", dijo el académico.
Explicó que si bien desde el punto de vista económico estaban cubiertos los becados con residencias en distintos lados de la ciudad "no es lo mismo que residir en la propia Universidad ", y sobre esa línea de pensamiento, destacó la importancia de tener un hospedaje en el propio campus ya que permite acortar las distancias y facilitar la convivencia de quienes se alojan allí provenientes del interior u otras provincias.
El Rector se refirió al tema de "los derechos y responsabilidades" como otro factor relevante de contar con un albergue propio, que tiene que ver con el reconocimiento de esos derechos y con la responsabilidad de quienes tienen el privilegio -que a su vez se convierte en una responsabilidad- de ser miembros de una Universidad pública y gratuita y de devolver a la sociedad lo que tanto ha dado . "El pueblo paga con sus impuestos la gratuidad de la educación y nosotros tenemos la obligación de cumplir".
También habló sobre uno de los ejes fundamentales en que trabaja la Institución, que es la "inclusión social ". Sobre ese aspecto, señaló que tener en el propio campus un hospedaje para personas que viven alejados de la ciudad o que provienen de otras provincias, "es una de las dimensiones de la inclusión y nos anima a seguir creciendo. Esto junto con la territorialización y otros ejes más, los estamos abordando para ver de qué manera nuestra Universidad crece cuantitativa y cualitativamente y cada vez sean más lo que puedan acceder a la Educación Superior", puntualizó Somoza.
Se dirigió a los residentes como sujetos de derechos pero también como responsables sociales que deben preservar y mantener en condiciones el hogar al que luego transitarán sus sucesores.
Por último, agradeció la presencia de los ex secretarios del área de Bienestar, un hecho del que la Universidad se precia de la continuidad de los procesos anteriores y se construye sobre esos cimientos.
"Una vez más, con este esfuerzo y con esta prioridad en la política de inclusión social y académica de esta Universidad, podemos reinaugurar las residencias universitarias", así se pronunció Belén Alvarez en el acto. Comentó que en ese albergue van a poder vivir estudiantes, becados, la mayoría provenientes de zonas alejadas del Gran Mendoza o que vienen de otras provincias, como así también alumnos extranjeros que visitan la Universidad.
Rescató,como Somoza, la participación de ex secretarios del área de Bienestar porque ellos también formaron parte con sus proyectos de gestiones anteriores.
La secretaría relató su experiencia de finales de los 90 y principios de 2000, cuando habitó en esas residencias, época en que estudiar era un privilegio, un sueño, "algo inalcanzable". Muchos de los que estuvieron en Bienestar conocen la historia de los alumnos que vienen del interior, los becados, historias que tienen que ver con su situación social, académica y familiar. En esa línea ideológica destacó que hoy "la coyuntura ha cambiado bastante" en alusión de que en esos tiempos amanecían en los piquetes defendiendo la Universidad pública y gratuita contra las amenazas de arancelamiento y cupos.
"Hoy, desde el relato, lo discursivo y la política pública se ha podido sostener y establecer la educación pública y gratuita como un derecho para toda la vida. Las becas que tienen los estudiantes no son un regalo, ni un favor, es un derecho que se lo otorga todo el pueblo argentino a través de sus impuestos y permite que tengamos una Universidad pública", enfatizó. En ese sentido, se dirigió a los estudiantes para que su devolución a la sociedad sea no sólo a través del compromiso con el estudio sino con la sociedad y con el otro.
Una residente expresó su alegría de que se hayan reabierto las residencias y explicó la oportunidad que eso significa para estudiantes que se encuentran alejados de la ciudad. Partió de que la educación pública representa un beneficio, un privilegio y un derecho que deben tener todos los ciudadanos para que "se abran las puertas y poder crecer en el país".
La joven manifestó su emoción de tener el privilegio y la oportunidad de contar con un espacio donde alojarse y poder dedicar todas las energías al estudio. "No puedo vivir abajo de un puente y educarme al mismo tiempo, no voy a estar bien mentalmente ni biológicamente", resaltó la residente.
Inauguradas en agosto de 1996, las residencias -dependientes de la secretaría de Bienestar- fueron pensadas como un lugar de albergue con las comodidades habitacionales básicas para alumnos, docentes, graduados o asistentes en general que realicen actividades académicas-científicas en esa Casa de Estudios.
Ubicadas entre el Hogar y Club Universitario y uno de los edificios de la Facultad de Artes y Diseño, en el Centro Universitario, las Residencias Universitarias tienen departamentos totalmente amoblados que incluyen servicios como teléfono, WI-FI, espacios de recreación y seguridad.