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Ruth Amossy es la nueva Doctora Honoris Causa de la UNCUYO

Por su trayectoria y contribuciones al campo de los estudios sobre retórica, discurso y argumentación, la catedrática y escritora europea recibió la máxima distinción universitaria.

imagen Ruth Amossy es la nueva Doctora Honoris Causa de la UNCUYO

Ruth Stella Amossy es una destacada investigadora internacional y referente en la temática

Especialistas de retórica nacionales e internacionales están reunidos en la UNCUYO por el Congreso VI Congreso Internacional de Retórica e Interdisciplina. En ese contexto, la casa de estudios tuvo la oportunidad de reconocer con su máxima distinción, el Doctorado Honoris Causa, a Ruth Stella Amossy, destacada investigadora internacional y referente en la temática. 

El decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Gustavo Zonana, destacó la aceptación que tuvo la propuesta de distinción. “Mi entusiasmo fue enorme, porque vi la posibilidad de reconocer la trayectoria de una estudiosa de altísima envergadura que ha renovado los estudios retóricos en su vínculo con el análisis del discurso y que ha recuperado la herencia de estudiosos como Chaïm Perelman", señaló. 

Para el decano poder entregar la distinción fue concretar un sueño, “al reconocer el mérito de una persona que, partiendo de los estudios de la literatura francesa, ha recorrido un camino de esfuerzos, delineando perspectivas tan sugerentes y provechosas para los estudios de la retórica y del discurso en la actualidad”.

El vicerrector Gabriel Fidel ponderó la enorme trayectoria de Amossy y los aportes de sus estudios. Agradeció, asimismo, a la Asociación Argentina de Retórica (AAR) por su presencia en Mendoza y felicitó también a las autoridades de la Facultad por la oportunidad de contar con referentes internacionales en la temática.  

“Entregar esta distinción honorífica es reconocer la autoridad de las personas que la reciben, y que son personalidades que marcan el sendero de la construcción, de la producción del conocimiento. Esto implica una gran responsabilidad, tanto para la universidad que la otorga como para quienes la reciben", dijo Fidel.

La flamante Doctora Honoris Causa agradeció la distinción y la posibilidad de compartir en el Congreso las nuevas preocupaciones y objetos de estudio que surgen en el ámbito de la retórica. 

 Entre otros temas, Ruth Stella Amossy destacó los dilemas que se abren con la Inteligencia Artificial. "Esta vez es la IA bajo el modelo del lenguaje la que me ocupa y que intento examinar bajo el prisma de la retórica. Es importante tener en cuanta que la IA obliga a repensar la retórica, pero también la retórica aclara la naturaleza de la IA, tal como se manifiesta en el ChatGPT". 

Una vida de búsquedas y aprendizajes

Amossy realizó un pequeño recorrido por su camino de formación: sus primeros contactos en la UBA (2011 y 2019) con Alejandra Vitale y Elvira Arnoux y la presentación de sus primeros trabajos sobre "la polémica". También rememoró sus publicaciones traducidas al español de circulación en Argentina. Relató que publicó un número especial en la revista Argumentación y análisis del discurso y que se titula Discurso político y usos del pasado en la Argentina, con la asistencia y dirección de Alejandra Vitale y Sol Montero. 

Narró detalles sobre sus actuales trabajos de investigación en la Universidad de Tel Aviv, donde hizo estudios de grado y de maestría al instalarse en Israel, luego de su infancia en Bruselas: "Desoí los consejos y advertencias de mi madre contra la literatura.  Ella quería que me dedicara a la química. Me inicié, entonces, en los estudios de las literaturas francesa e inglesa".

Estudió Literatura Francesa en París 8. En sus primeros trabajos leyó al autor surrealista Julien Gracq, al que las universidades francesas más tradicionales rechazaban por ser un escritor aún vivo, contemporáneo. 

Trabajó mucho sobre textos literarios surrealistas y literatura de guerra. Integró un grupo de sociocrítica dirigido por Claude Duchet. "En un momento me focalicé en el cliché como una figura de estilo que, contrariamente a lo que se piensa a menudo, cumple funciones constructivas en el texto literario" —relató la homenajeada y continuó —; publiqué en colaboración El discurso del cliché en 1982. Luego estudié el estereotipo, no como una figura de estilo, sino como la representación colectiva fijada que circula en una cultura dada, para escribir mi libro".

Se situó en el entrecruzamiento de la literatura, las ciencias el lenguaje y las ciencias sociales, en particular la psicología social y la sociología. "Este ejercicio me sumergió en la interdisciplinariedad. Al situarme en el terreno del estereotipo, estudié ciertas funciones que cumplían los textos literarios más diversos, pero me dediqué a exploraciones del orden de lo más real, que daban lugar a preguntas sobre sociedad e ideología. Fue decisivo mi encuentro con el profesor Chaïm Perelman, a quien conocí a través de mi familia. Era un sobreviviente de la guerra. Junto a su esposa, habían ayudado a los refugiados judíos que querían instalarse en Bélgica. Ellos obtuvieron un permiso para ejercer a través de mis padres, sobrevivientes de la Shoá y que erraban de país en país con papeles de refugiados de la ONU, prohibidos en los países del Este. Así fue como nos instalamos en Bélgica", narró.

En su camino con el estudio de la retórica fue una revelación el libro Tratado de la Argumentación. La Nueva Retórica, un regalo que recibió en su visita a la casa de los Perelman. "Luego de la violencia de la guerra, en los años 40, había buscado una forma de conservar la razón en el centro de nuestra vida individual y social y de evitar descarrilamientos violentos. Había descubierto una disciplina que había sido dejada de lado por los filósofos: la retórica de tradición aristotélica, que recalcaba la importancia de lo razonable como aquello que parece plausible, aceptable a un auditorio dado, por oposición a lo racional, que se alimenta de la investigación y demostración de una verdad absoluta. A partir de allí, Perelman se interesó por la disciplina que estudia los medios verbales propios para persuadir, a fin de lograr consensos sobre una decisión razonable, dejando de lado una supuesta verdad, que no existe en los asuntos humanos. Este marco me permitió abordar nuevas formas de estudiar la comunicación, bajo los aspectos más diversos, en particular mediáticos y políticos, para analizar cómo funcionaba la argumentación en los textos y las interacciones verbales. Estudié el caso de la figura en contexto para comprender los juegos sociopolíticos", contó a los presentes. 

"Retomé entonces —agregó—, la cuestión capital de la doxa que está en el centro de la retórica clásica y el de la representación de sí, es decir el ethos. Intenté ver cómo se construían los razonamientos dados en conjunto, el logos, y cómo se desarrollaban los intercambios verbales en que prevalecían la dicotomización y polarización en la ocurrencia de las polémicas públicas". 

Luego de esas experiencias pudo iniciar el camino de una nueva metodología. "Venía de disciplinas como la literatura y el lenguaje, estaba atenta a las palabras, a la materialidad del discurso. Entonces, crucé la investigación retórica y el análisis del discurso y construí un método de análisis integrativo. Para hacerlo, me inicié en el análisis del discurso de inspiración francesa y al mismo tiempo en las teorías de la argumentación y de la retórica. Esto me permitió lograr un marco teórico que llamé La argumentación en el discurso, que expuse en una obra publicada en el 2000 y que, para mi satisfacción, sumó 4 ediciones", concluyó Amossy. 

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