El pasado 15 de abril la prensa colombiana informó que el grupo FARC había atacado el pueblo de Toribío. Pero lo que no se informó es que un día antes los militares que seguían las órdenes del presidente Uribe habían lanzado una granada a la gente concentrada, hiriendo a diez habitantes. Paso seguido sobrevoló el avión “Marrano” disparando ráfagas al hospital del lugar y a la población civil.
El gobierno de Uribe se propuso, al asumir su mandato, acabar con los grupos guerrilleros. Hasta ahora todos los ataques cruzados perpetuados en los pueblos colombianos dejan una infinidad de civiles muertos, en su mayoría campesinos aborígenes.
Como parte del Plan Colombia, el primer mandatario lanzó una ofensiva que cuenta con la presencia de 20.000 soldados que reciben el asesoramiento de militares norteamericanos. Claro que frente al enorme índice de desocupación del país gran parte está formado por campesinos que sólo son preparados con tres meses de anticipación.
También Uribe, despidió a 37 altos oficiales por no producir los resultados esperados. Esto puede traducirse en más masacres, como la ocurrida en Apartado, que dejó un saldo de 8 campesinos asesinados con machetes, entre ellos dos niños menores de seis años.
Las FARC es un grupo guerrillero formado en los años sesenta. Integrado por campesinos, mujeres y estudiantes, en su mayoría aborígenes. Desde hace cuarenta años pelean desde la montaña del Cauca, territorio muy familiar para los nativos de la región.
Este grupo es opositor al régimen de Uribe al que consideran represor. Asimismo, luchan junto a otro grupo guerrillero, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), para la construcción de una “Nueva Colombia”.
Entre sus puntos principales se destaca el impulso a la política agraria, nueva distribución de las riquezas, el pago de impuestos, de acuerdo al patrimonio personal y una clara ideología antiimperialista que condena sobre todo la intervención norteamericana. También se ocupan del narcotráfico, proponiendo un manejo autónomo y soberano del problema para acabar con la explotación del campesino y el negocio de los narcotraficantes. Si bien consideran necesario mantener las relaciones cordiales con el resto del mundo ponen especial énfasis en respetar la soberanía nacional, sobre todo entre los países latinoamericanos.
Asimismo, los ataques realizados por los guerrilleros tienen como objetivo a los militares y no al pueblo civil, mientras que la policía no saben distinguir entre guerrilleros y civiles, según expresan los mismos integrantes del grupo armado.
Esta es la mayor ofensiva militar que sufre el grupo guerrillero realizada por el gobierno en 40 años. Claro que en estos últimos ataques a Toribío las FARC cuentan con cinco heridos. Mientras que las fuerzas armadas oficiales debieron sufrir 45 bajas. Lo que hace ver que, además de la ofensiva del gobierno, se vivirá una gran contraofensiva.
Igualmente pareciera estar todo calculado, ya que a Uribe le queda sólo un año de mandato y esta lucha, que de acuerdo a él da muy buenos resultados, le permitirá ser reelecto.
Mientras tanto, los combates seguirán en los próximos días en Toribío, Corinto, Miranda y Caloto, y no sabemos cuántos muertos civiles más deberá soportar el pueblo colombiano.
Gabriela Guilló
Escenarios Latinoamericanos