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Seis cortos mendocinos se proyectarán en la Nave Universitaria

Son producciones de directores independientes que se exhibirán el viernes 29 a las 21 en la sala Azul de la Nave de la UNCuyo. Es una iniciativa que forma parte del ciclo “Cine para todos” de la secretaría de Extensión.

imagen Seis cortos mendocinos se proyectarán en la Nave Universitaria

Cine para todos se llama la propuesta que llega a la Nave de la UNCuyo el viernes 29 a las 21.

Una selección de cortos independientes de directores mendocinos se proyectará en la Sala Azul de la Nave Universitaria, como parte del ciclo “Cine para todos”, un espacio donde los realizadores pueden mostrar sus trabajos audiovisuales y compartirlos con el público para el debate e intercambio de ideas.

En esta primera edición se exhibirán los trabajos: Chanchis de Lautaro Maldonado, Cacería al final del otoño de Andrés Llugany, Solá los pinceles de la luna de Diego Rosales, Litz de Mario Obrador, Mañana al atardecer de Manuel Moujan, y Olvidé enterrar el cuerpo de Darío Exequiel.

La cita es el viernes 29 de septiembre, a las 21, en la Nave Universitaria (Maza 250, Ciudad).

Impulsa la actividad el área de Gestión y Producción de Eventos Artísticos y Culturales de la secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad.

Qué cortos se exhibirán

Chanchis. Dos mujeres que se aman profundamente y viven una intensa relación, pasan por un momento crítico cuando una de ellas (Mariana) sufre un ACV mientras están viendo una película. Su amante (Cecilia) trata maniobras vagas de resucitación hasta que finalmente la salva. Sin embargo Mariana queda en silla de ruedas, duramente afectada por el accidente, apenas puede balbucear; y mientras tanto Cecilia trata de resucitar también la relación.

Cacería al final del otoño. Una chica de 3 ojos intenta llegar a la frontera del país para escapar de un ejército popular que pretende cazarla.

Solá, los pinceles de la luna. Una mujer se libera de sus ataduras, demuestra su sensibilidad y sale a enfrentar el mundo.

Litz. Litz y Salvatore despiertan en una ciudad devastada por robots gigantes. Dos meses antes de este impensable apocalipsis reciben la visita de un viajero del futuro que desea explicarles los detalles de los acontecimientos venideros.

Mañana al atardecer. Carlos es un hombre cansado, solo enfrenta su trabajo todos los días de igual manera. La rutina lo agobia pero no se aleja de la seguridad que le brinda. Descubre en una casa de música una inquietud, lo maneja y la reprime. La inquietud comienza a crecer hasta casi no poder controlarla, pierde su rutina y se arriesga a enfrentar esa corazonada que lo lleva por caminos imprecisos.

Olvidé enterrar el cuerpo. Los cuerpos lamentan melancólicamente que exista tanta contradicción y desacuerdo entre la vida y los deseos, que la vida no fuera una danza, sino un penoso y jadeante arrastre bajo pesos y cargas que al fin uno se había impuesto libremente.

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