Se habla
Comienza Gisella Azcoitia, médica de familia.
–Primero se descarta que haya un problema orgánico. Luego se habla con la persona para que entienda el origen, la somatización.
Eliana Oliva, trabajadora social, va más allá:
–Trabajamos en la construcción de ciudadanía: que tomen conciencia de que son sujetos con derechos, que deben ejercer ellos mismos.
Explican que en las organizaciones, incluyendo las universitarias, suele haber patrones de conducta muy rígidos. “La autoridad, el verticalismo, el trato de ‘señor’, de ‘ingeniero’, el que tiene plata y el que no tiene…”. Todo ello repercute en el estudiante, que no siempre puede zafar de esas presiones. Y acota Albana, administrativa, estudiante de Ingeniería Química: “No se trata de atacar la institución, sino de crear espacios propios.” Por ejemplo, de qué se habla: “Muchos chicos no conocen los contenidos de la reforma universitaria del 18: cogobierno, que el decano no es palabra sagrada.” (Aclaración: la reforma de 1918, surgida en Córdoba, pionera y guía en América Latina, establecía, entre otras numerosas conquistas estudiantiles, que los alumnos debía tener presencia en los Consejos de las universidades y de las facultades.)
Los mandatos
Pero el estudiante no sólo puede estar sometido a presiones institucionales de organizaciones. También ocurre que la sociedad impone sus reglas, aunque de modo no siempre evidente. Lo hace, por ejemplo, a través de los mandatos del tipo: “Si naciste en tal lado, debés ser tal cosa; si sos mujer, no podés hacer tal otra”. Son mandatos, reglas, que existen en toda sociedad, que todos más o menos conocemos aunque no existe nadie que los haya creado concretamente. Pero ejercen efectos sobre la gente; al menos, hasta que la gente se da cuenta de que, como son mandatos de origen social (no divino o natural), pueden ser transformados o eliminados.
De algunos mandatos nos hablan las trabajadoras. Ejemplifica Eliana: “Si no llegan a ser gerentes, terminan frustrados. A veces, terminan siendo docentes...” E informa Gabriela Echeverría, psicóloga:
–Trabajamos para que cuestionen los mandatos sociales. Para que se pregunten: ‘¿Para qué sirven, si me hacen daño, me enferman?’
¿De qué modo? A través del diálogo, del encuentro, de la reflexión.
Y agrega la psicóloga:
–En los casos de Ingeniería o de Medicina, muchas veces esas elecciones tienen que ver con los deseos de los padres; es lo que ellos no pudieron ser.
Eliana: –Hay un mandato familiar y social; hay que ser estudiantes universitarios y además terminar la carrera. Los chicos dicen a veces ‘No me gusta, pero ¿cómo voy a dejar?’. No alcanzan a ver que se trata de una decisión de la que depende lo que harán toda la vida.
Albana acota, de modo contundente, en relación a los mandatos sociales: “Hay carreras para gerentes: esas son para hombres.”
Contención
En ese sentido, las entrevistadas opinan que la sociedad sanrafaelina no siempre ayuda a la contención de los chicos de otros lugares. Comparan con lo que ocurre en Córdoba, donde tres de ellas estudiaron. Allí existen numerosos espacios de socialización.
En ese sentido, esperamos que el trabajo de la Secretaría de Bienestar Universitario sea un aporte valioso, que se consolide a través del tiempo. En ese camino van las nuevas obras y los espacios ampliados para los estudiantes. No hablamos sólo de la inauguración en breve del edificio de dos pisos, a doscientos metros de las facultades de la UNCuyo (en Francia 295, esquina Córdoba), para consultorios y trámites y con un lugar para estudiar. También nos referimos al trato humano, cotidiano, la contención profesional para que podás estudiar y desarrollar un pensamiento autónomo y crítico.
Fin
Germán Fernández
Para ¡en contActO!, boletín de la Secretaría de Bienestar Universitario
2006