Por Pablo Ramos
APM/Agencia Taller
pramos@perio.unlp.edu.ar
Finalizó la I Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), en la capital brasilera, con la “Declaración de Brasilia” como única y escueta medida de acción concreta. En la mencionada declaración, los siete presidentes presentes –de un total de doce naciones representadas- aprobaron una agenda de temas que definieron prioritarios para la región, a saber, estimular el diálogo político, la integración física y energética, el cuidado del ambiente, mecanismos de financiamiento, combate a las asimetrías entre las naciones, promoción de la justicia social y las telecomunicaciones.
Tan vago es el universo que abarca lo enunciado, que la Declaración corrió riesgos de existencia. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, amenazó con no firmarla, en vistas de que, a su entender, éste documento vital iba a contramano de lo necesario para el Cono Sur. A su arribo a Brasilia, el mandatario había repetido ante cuanto interlocutor se cruzase, que la CSN no debía surgir en base a los modelos que dieron vida al Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
En la reunión final del viernes, y a minutos de la rúbrica final por parte de los presentes y de previo a la foto de rigor, Chávez dijo al anfitrión, Luiz Inacio Lula Da Silva, que no iba a firmar la resolución. "Creo, Lula, que la Comunidad Sudamericana debe trascender el Mercosur, debe trascender la Comunidad Andina, y esas instituciones deben desaparecer. Si no, no estaremos haciendo nada. Creo que estamos comenzando muy mal repitiendo esquemas fracasados", fueron las palabras elegidas por el jefe de Estado venezolano.
Chávez sostuvo que ni siquiera se debatió el nombre de la institución supranacional y propuso llamarla Unasur. Al abordar el tema social que le había sido encomendado, se quejó de que "normalmente en estas cumbres le damos un saludo a la bandera en lo social y hacemos agendas sociales, pero casi todo el tiempo las decisiones apuntan a lo económico y a la infraestructura. Por supuesto eso impacta a lo social, pero me refiero a lo social más urgente y creo que la Comunidad Sudamericana debía de asumir con más urgencia la emergencia social que vive nuestros pueblos", indicó.
"Tenemos que concluir que el modelo neoliberal no sirve. Continuarlo es condenarnos", sostuvo como sentencia final.
Como contrapartida, Chávez propuso la creación de un "Banco de Desarrollo Sudamericano", al que su país contribuiría para su constitución con 5.000 millones de dólares. Y es de destacar que ésta fue casi la única propuesta concreta en positivo.
Recordemos que la cumbre tenía por objetivo definir la institucionalidad y operación de la CSN, cuya columna vertebral son el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), además de Chile, Guyana y Surinam.
El canciller brasileño, Celso Amorim, fue el encargado de que la Cumbre no termine en fracaso. La CSN no puede comenzar a funcionar sin una declaración de los presidentes que la institucionalice, recordó el titular de Itamarati.
Gracias a las negociaciones, Chávez terminó aceptando una oferta de Lula y firmó la Declaración. Sus reclamos, incluidos en una carta rubricada también por su par de Uruguay, Tabaré Vázquez, van a ser sometidos a evaluación de los demás miembros en 90 días. Uno de los puntos de mayor relevancia es la creación de una “comisión del sur”, cuyo objetivo debe ser elaborar un plan estratégico de integración de América del Sur.
Tras la rúbrica a regañadientes de Chávez, quedó institucionalizada la Comunidad. El mandatario Alejandro Toledo, de Perú, le cedió la presidencia pro témpore al dueño de casa, Lula da Silva. A partir de ahora, se realizará una reunión en forma anual, será dirigida por una troika y se fijó el territorio de Bolivia como la sede de la II Cumbre.
Como declaraciones de buena voluntado, podemos citar a Lula Da Silva, al sostener que “no habrá salida individual para ningún país” en el actual orden internacional. “En 2004, nuestro intercambio regional aumentó el 25 por ciento, alcanzando el valor histórico de 83.000 millones de dólares”.
Por su parte, Ricardo Lagos, presidente de Chile, abogó por que los países más ricos de la región aceleren la apertura comercial y permitan a los menos desarrollados que lo hagan más lentamente. Debemos aclarar que, si bien existen diferencias de desarrollo relativo, todo el Cono Sur se encuentra en “zona de riesgo” económico, con 221 millones de pobres para una población total de 360 millones de habitantes.
No participaron del cierre los mandatarios de Argentina, Colombia, Uruguay, Guyana y Surinam. Es de destacar la actitud del mandatario argentino, Néstor Kirchner, quien sí estuvo la primera noche, firmó dos convenios con Chávez y asistió a una cena de presidentes, pero que regresó antes de iniciarse la cumbre el viernes. De doce jefes de Estado, sólo siete estamparon su firma, el 58 por ciento del total.
Habíamos mencionado la intención de la creación de un banco de desarrollo como la única evocación a una acción concreta más allá de la retórica. Como contrapartida, lo que se pensaba posible, tendrá que esperar. La propuesta para eliminar la necesidad de visas para viajar libremente dentro de las doce naciones sudamericanas, fracasó. Esta propuesta había sido elevada en la anterior reunión de la CSN, en Cusco en diciembre de 2004. “Sobre este tema no hubo acuerdo, preferimos dejarlo para negociaciones bilaterales entre cada país”, según informaron fuentes de Itamaratí.
Otro de los problemas que no ha resuelto la CSN es si se deben utilizar los múltiples mecanismos de integración y cooperación existentes –Mercosur, CAN, Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el Grupo de Rio, entre otros- para avanzar en instituciones nuevas y superadoras. Quien más privilegia esta última posición es Venezuela, acompañada por Brasil y Perú. Argentina, sin embargo, pretende un avance gradual.
En el terreno comercial, los cancilleres descartaron una propuesta anterior de Chile para fijar como fecha límite de entrada en vigencia de la zona de libre comercio en 2010 –año del bicentenario de la Revolución de Mayo, primer intento de independencia sudamericano- y cambiaron por la incierta frase de “a la brevedad”.
El jueves y viernes fueron buenos días para Argentina y Brasil, debido a que firmaron acuerdos energéticos en forma bilateral con Venezuela. En la edición anterior informamos de la asociación entre PDVSA (Venezuela) y Petrobras (Brasil) para la construcción de una destilería en el estado de Pernambuco (Brasil). Luego, Kirchner y Chávez anunciaron el desembarco de la petrolera estatal venezolana en Argentina.
El acuerdo implica la compra de por parte de PDVSA de los activos de Rhasa (130 estaciones de servicio, una destilería, dos campos petroleros, una terminal en un puerto de aguas profundas y una flota de transporte) por 92 millones de dólares con una participación de la estatal argentina Enarsa del 50 por ciento; el otro abarca la compra de las 172 bocas de expendio de la empresa Sol, controlada por la estatal uruguaya Ancap. También se firmó un acuerdo entre Repsol y PDVSA para intercambiar áreas petroleras en la riquísima cuenca venezolana de Orinoco por petróleo argentino abastecería por un año provisión de crudo para la red PDVSA/Rhasa/Sol.
Por lo demás, la I Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones cerró como una simple declaración de siete presidentes.