Por Eduardo Andrés Aller
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APM/ATPA Convenio de corresponsalía reciproca
25/04/06 En el marco de la Cátedra libre Che Guevara, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Jorge Zabalza disertó sobre “Los Tupamaros y el Frente Amplio en Uruguay, ayer y hoy”. Zabalza fue uno de los máximos dirigentes del insurgente Movimiento de Liberación Nacional (MNL) Tupamaros y uno de los nueve rehenes, en graves condiciones de detención, de la Dictadura junto a Raúl Sendic, líder y fundador del MNL.
Zabalza, quien milita actualmente en la izquierda uruguaya no alineada el gobierno de Tabaré Vázquez, desarrolló en casi dos horas de exposición el nacimiento, accionar, y posterior derrota del MLN. También mencionó los errores en la organización de la lucha revolucionaria y, por último, cargó las tintas sobre el Frente Amplio versión 2006.
El primer párrafo de la oratoria del ex tupamaro tuvo que ver con un detalle del país oriental en la antesala del surgimiento del MLN: “El contexto mundial de posguerra había impulsado el mercado interno y potenciado la distribución. También habían crecido los empleos públicos. En 1960, Uruguay era un remanso de Paz. El ballismo -régimen populista- había generado un colchón de clase media que amortiguaba la lucha de clases”.
“Nos habíamos ganado el mote de la Suiza de América porque éramos un país sumamente democrático, extremadamente parlamentario; el ejecutivo era muy débil. El ejército estaba en los cuarteles; lo militares eran inútiles pero por lo menos no molestaban. Nadie imaginaba una rebelión popular o algún tipo de conflictividad social”, concluyó Zabalza.
La línea de tiempo prosiguió con el relato sobre los atisbos iniciales de protesta popular contra un Estado de Bienestar cada vez más chico, “los primeros focos de agitación se dieron entre los asalariados rurales. Se encontraban sin sindicatos, indefensos, sin derechos”.
Ese clima enrarecido que empezaba a experimentar la apacible sociedad charrúa motivó que una parte de la dirigencia política “emigrara” hacía el epicentro del problema. “En 1960, Raúl Sendic abandona el Partido Socialista para organizar las protestas en las plantaciones de arroz, remolacha y azúcar, formando la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA). Ahí comienzan las primeras represiones”.
Los principales reclamos de la UTAA eran contra “la explotación, la miseria y el latifundio” y contra las “listas negras” de trabajadores combativos ya que todos los que pertenecían a ellas no podían conseguir empleo. También existía agitación por las condiciones de vida en esos lugares: 9 de cada 10 niños presentaba signos de desnutrición.
Si bien la cuestión agraria sirvió para echar las bases de una nueva manera de organizar los descontentos, los Tupamaros completarían su identidad cuando se sumó a la causa reivindicaciones provenientes de la ciudad. “Ese mismo año, trabajadores del puerto y de la carne se enfrentan con el Ejército. Fue así que en El Cerro y en La Teja –barrios obreros- se conformó la pata urbana del MLN, que Sendic había constituido principalmente en el campo, al calor de las luchas rurales”.
Como sucedió con muchas de las guerrillas de América, los vientos ideológicos que, según Zabalza, influyeron sobre el MNL fueron los de Cuba, Argelia y Vietnam. Además, los libros de Regis Debray, donde se entrevistaba con el Che Guevara y Fidel Castro, “nos hicieron llegar los cuestionamientos a la Unión Soviética y la discusión entre incentivos morales e incentivos materiales”.
El Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia se trató de una reunión de movimientos nacionalistas que dirigió la lucha armada contra el colonialismo Francés. En 1954, los argelinos logran la independencia y el FLN toma el poder. En Vietnam del sur, el Frente de Nacional de Liberación (FNL) logró en 1975 la victoria sobre los sucesores de Ngo Dinh Diem y proclamó la República Socialista de Vietnam, luego de la caída de Saigón y la rendición de Estados Unidos. La prensa norteamericana llamaba Vietcong al FNL.
Para Zabalza, la conformación definitiva del Movimiento estuvo motivada por la negativa, lo que no podían lograr desde adentro, se logró desde afuera. “En el ‘67, Pacheco Areco gana las elecciones con el apoyo de las empresas y de la oligarquía rural y de esos sectores salen los ministros de Economía, Industria y Agricultura. Nosotros, que vimos venir esa especie de golpe electoral, estábamos desde el ‘64 con la campaña ármate y espera. La llegada de Pacheco creó las condiciones subjetivas necesarias unificar sectores dispersos del campo popular”.
Esas condiciones subjetivas a la que se hace referencia, tuvieron una sintonía con las trasformaciones estructurales que los organismos extranjeros habían delineado para esta parte del continente: “En ese momento, el FMI empieza a aplicar el modelo de recorte de gasto público, reducción de salarios y apertura de una economía”.
También ayudó par legitimar al MLN que “los partidos tradicionales se agotaron y la izquierda parlamentaria se quedó sin respuestas; nosotros habíamos estado cuatro años al acecho, organizando un aparato político y armado. Éramos una alternativa real”.
Con un paralelismo posible a las primeras acciones de los Montoneros en Argentina, los Tupamaros comenzaron a ser reconocidos por emprender misiones espectaculares, de lato impacto público. “En un comienzo, realizamos acciones de propaganda armada como fue el secuestro de presidentes o gerentes de las grandes corporaciones”.
“Como no tenemos monte ni selva, no podíamos implementar la guerrilla rural”, explicó el político uruguayo y continuó: “Entonces estudiamos la resistencia urbana que hubo en la segunda Guerra Mundial, la del pueblo israelí contra el imperio británico y la de Chipre contra los griegos. No inventamos nada, sistematizamos y adaptamos. Veteranos de la Guerra Civil española nos enseñaron a hacer explosivos”.
Si el MLN tuvo sus primeros mitines en la zafra y entre los arados, terminó siendo específicamente urbano, al menos reconocían a la capital nacional como centro de operaciones: “En el ‘68 se realizaron una serie de congresos en la clandestinidad. Se llegó a la conclusión de que el foco estaba instalado, teníamos nuestra Sierra Maestra en Montevideo”.
Y en esas instancias de reflexión también se dio el lugar para la evaluación política: “entendimos que teníamos el aplauso de la gente pero no la adhesión ni la conciencia. Entonces se planteó la idea de construir a través de células la telaraña MLN-pueblo”.
“Del ‘68 al ‘71, la represión fue terrible. Cuando se produce el golpe de Estado en el 73- encabezado por el hasta ese momentos presidente Juan María Bordaberry-, hubo ocupación de los puestos de trabajo y una incipiente insurrección popular. En La Teja se armaron barricadas en las calles”, recordó un Zabalza casi nostálgico.
Hasta la vuelta plena de la democracia en 1985, según la Comisión Investigadora de Desaparecidos -creada por Diputados-, hubo en Uruguay 130 desaparecidos; 32 ocurrieron en Uruguay, 127 en Argentina, 3 en Chile y 2 en Paraguay. Además, de 8 suicidios de presos políticos y 30 muertos en prisión por consecuencia de las sucesivas torturas.
En el discurso tupamaro, la autocrítica siempre ocupó un lugar importante y no faltó en la conferencia: “Pero hacía rato que nos habíamos quedado sin estrategia y en ese momento estábamos desarticulados. Nuestro principal error fue exagerar el desarrollo del aparto armado y no imaginar que la barricada era la manera. De última, las armas las tendría que haber tenido el pueblo. Confiamos más en la vanguardia que en la auto organización de las masas”.
El MLN quedó definitivamente derrotado cuando el 27 de julio de 1973 nueve jefes son sacados de la cárcel y pasan a ser conocidos como "los rehenes". Fueron sometidos a un régimen de vida inhumano, y fueron obligados a vivir en calabozos minúsculos y pozos. "Los rehenes" eran: Eleuterio Fernández Huidobro, Jorge Manera Lluberas, Julio Marenales Sáenz, José Mujica, Henry Engler, Mauricio Rosencof, Raúl Sendic, Adolfo Wassen Alaniz y Jorge Zabalza.
Cuando la estrategia foquista se vio agotada, los tupamaros se acercaron a un nuevo proyecto que prometía ser cuidadoso de los procesos y la horizontalidad: “El Frente Amplio nace en el ‘71 como una confluencia de 14 organizaciones de izquierda para apostar a la organización de la gente en sus barrios, para encarar una lucha revolucionaria con paciencia y participación”.
Al hablar de con quienes, hombro con hombro, compartió ideas y trincheros, Zabalza no pone reparos y embiste como alguna vez lo hizo contra sus enemigos: “Con el gobierno que hoy está llevando adelante el Frente Amplio, estamos asistiendo a la segunda derrota del los Tupamaros. Mis ex compañeros, Tabaré Vázquez (Presidente), Pepe Mujica (Ministro de Agricultura), Danilo Astori (Ministro de Economía), Eleuterio Fernández Huidobro (Senador nacional por el Movimiento de Participación Popular), son continuadores del modelo neoliberal, con el agravante que ganaron las elecciones porque representaban lo contrario”.
La referencia coyuntural hacia el tema de las papeleras fue casi obligada: “Tabaré Vázquez estaba en contra de las papeleras y de una esquema económico-productivo basado en el monocultivo del eucalipto; en una esquema de alta tecnología de explotación intensiva, que requiere mínima mano de obra”.
La conclusión de la ponencia fue casi tan contundente como la claridad conceptual y narrativa del panelista invitado. “Me parece triste el papel de los Tupamaros en el Gobierno progresista. Algunos descalifican a Sendic y Mujica habla de lograr un capitalismo en serio. Nosotros queríamos crear un clima de sentimientos, ideas, incentivos revolucionario; no queríamos juntar votos, ni siquiera el Gobierno. Queríamos el poder”, disparó Zabalza para terminar por donde empezó: La convicción de que todo puede ser distinto.