Los expertos coinciden en que algunos proyectos podrían demorarse o suspenderse.
Ni siquiera las islas logran aislarse de la ola de pronósticos (a cual más negro) sobre el futuro de la economía global. Por qué entonces la ciencia debería estar a salvo. Astrónomos, paleontólogos, biólogos, etólogos e investigadores biomédicos están preocupados por los efectos que podrían tener los recortes de presupuestos y donaciones (muchas disciplinas solventan sus trabajos gracias a ellas) sobre la planificación de sus proyectos. Según los expertos consultados, las consecuencias podrían ser catastróficas.
La primera voz de alarma fue la del paleoantropólogo Richard Leakey. "Las expediciones paleontológicas se financian con fondos que en gran parte provienen de fundaciones. Si se deja de recibir ese dinero, el efecto sobre la investigación científica será devastador", le dijo al diario estadounidense USA Today.
"Las afirmaciones de Leaky no son descabelladas, expresan la sospecha de muchos: serios recortes presupuestarios en ciencia. Es muy probable que el crack económico afecte la solvencia de instituciones y fundaciones estadounidenses benefactoras de investigaciones y exploraciones", comenta Fernando Novas, paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales e investigador del Conicet.
Steven Armstrup, investigador del Alaska Science Center también manifestó -vía telefónica, desde la mismísima Alaska- su preocupación sobre el monitoreo de los osos polares, una especie seriamente amenazada por el calentamiento global. "Recibimos fondos del gobierno y también donaciones del sector privado; si esos fondos están ligados a la Bolsa, estamos en serios problemas", dijo Armstrup.
El astrónomo del Observatorio de la Universidad Nacional de La Plata, Roberto Venero, cuenta que tiene "una sensación bastante amarga sobre los tiempos que vienen". Y señala los sectores científicos que podrían verse más afectados: "Lamentablemente, la investigación básica es la que más sufre porque no produce un resultado inmediato y los recortes allí no causan tanto impacto en la opinión pública. De todos modos, esto afectará a todos los niveles".
Beverly Mitchell, que se dedica a hacer investigación biomédica (sobre leucemia y linfomas) en la Universidad de Stanford dice que la debacle ya se siente. "En Estados Unidos, sólo 1 de cada 6 solicitudes para investigación biomédica recibe fondos. Si este número cae a 1 de cada 15, nadie presentará proyectos", se lamenta.
"El éxito de la investigación científica en EE.UU. se basa en un sistema elitista en el que gran parte de dinero y talento se concentran en un puñado de universidades privadas, como Harvard, MIT, Johns Hopkins, Stanford, por citar algunas. Estas universidades financian su investigación principalmente con subsidios del gobierno, pero dependen de sus 'endowments', el dinero acumulado a través de donaciones privadas. Ese dinero está en Wall Street, que está en vertiginosa caída", explica Benjamín Caballero, experto en Nutrición de la Universidad Johns Hopkins.
¿Qué hacer? "Es cierto que las fundaciones filantrópicas tienen sus capitales invertidos en el mercado financiero y usan sólo los intereses para solventar las investigaciones. Esto indicaría que sus aportes van a mermar. Pero gran parte del financiamiento de la investigación científica, sobre todo de la básica, proviene del Estado. Y los estados no desaparecen con la crisis: recaudan impuestos de la producción. En tiempo de debacle puede resultar conveniente --en lugar de restringir los presupuestos-- reinvertir lo recaudado en ciencia, tecnología y educación", reflexiona Alberto Kornblihtt, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, de la UBA e investigador del Conicet. El biólogo Diego Golombek deja otro motivo de preocupación: "En nuestro país, siempre que hubo crisis, la ciencia fue uno de los sectores que más la sufrió". Que así no sea.
Caos en la NASA
El mes pasado, la NASA cumplió 50 años y los festejó con cierta incertidumbre. Su presupuesto tendrá recortes que -dicen los pesimistas- haría peligrar hasta su propia continuidad. La administración Bush planea retirar los tres puentes aéreos espaciales de los Estados Unidos para el regreso a la Luna. Así que cuando ese programa se declare terminado, miles de personas perderán su empleo en Florida y también en el Centro Espacial Johnson en Houston, Texas.
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22 de noviembre de 2024