Poner el cuerpo
No se busca sólo la perfección técnica; ella está supeditada a otros objetivos. La técnica es adecuada a este grupo particular: por etapas, van creciendo las exigencias. En este momento, mostrarse en público ante mucha gente desconocida es un desafío. Y lo han pasado satisfactoriamente: en Malargüe han actuado en la inauguración de un polimodal artístico, ante un auditorio vasto, que los ha aplaudido fervorosamente. La obra es: El sueño de una noche de verano, un clásico de William Shakespeare. Es la primera puesta en escena formal.
Siendo éstos los primeros pasos, los chicos y las chicas protagonizan la obra en formato de teatro negro, lo que evita que hablen en público. Es decir, el trabajo es sobre todo corporal. La profesora Verónica Fantaussi admite que en este momento es imposible trabajar con texto, porque esa situación puede producirles crisis. “Se meten tanto en el personaje que a veces cuesta sacarlos”. A pesar de que las voces están grabadas, la intención es que los actores y actrices sientan la emoción, la adrenalina de exponerse. Y ocurre.
Es tan buena la respuesta del público malargüino, que los alumnos de la escuela local les piden a sus pares universitarios que permanezcan un día más. Los invitan a un taller, con el objeto de que relaten su experiencia vivencial, cultural y social.
Antes y después de la Casa
El comienzo del taller, cuenta Verónica, no ha sido fácil. Durante un tiempo asiste un solo alumno. De repente, el trabajo con títeres atrae a otros. “Cuando me di cuenta, ya eran veinte”. Asimismo, el espacio físico parece dificultar la tarea. “Al principio costaba mucho trabajar en la misma universidad, en las aulas. ‘Ocupamos el espacio donde sufrimos tanto’, me decían los chicos. Con la Casa la situación cambió.” Es el sitio común, la Casa de la Secretaría de Bienestar Universitario, sitio del cual todos se sienten parte, una condición del despegue.
La Casa congrega no sólo a los actores y trabajadores. Llega constantemente gente, de visita: “Tengo diez minutos libres, ¿en qué los ayudo?”, anuncian. Así, se suman miembros al grupo, con tareas tales como cebar mate o coser. Cuenta Verónica que se trata de estudiantes que no han podido aún integrarse plenamente por falta de tiempo, en general, o específicamente por las presiones de los exámenes.
En esos primeros tiempos, el grupo trabaja en elementos básicos, como la autoestima. “Los chicos decían ‘qué torpe soy, no voy a lograrlo’ cuando debían confeccionar el vestuario de los títeres.” Luego logran contemplar, admirados, cómo los muñecos toman vida y crean un personaje.
Hecho y por hacer
Hace poco, se realizaron en la Casa dos actividades, pensando en estos estudiantes vinculados a las ciencias naturales. Ellos suelen sentirse acosados por obligaciones académicas, careciendo de oportunidades para enriquecer su espíritu –saliendo de la rutina– con labores culturales y sociales. Hubo un taller de técnicas de relajación, especialmente útil en las épocas de exámenes, y otro de autoestima, a cargo de la psicóloga de la Casa. Próximamente, realizarán cines-debates, para informar a los chicos sobre problemáticas sociales.
Para terminar, te contamos los proyectos del grupo de teatro: en estos días, presenta una obra de títeres, en la calle, en cercanías de la Casa de la Secretaría de Bienestar Universitario sanrafaelina. Planean pronto llevar la obra de teatro negro a General Alvear. Luego, “querría llevarlos a Mendoza para que vean teatro y aprendan”. El próximo año, finalmente, el desafío será realizar una pequeña puesta en escena cómica, en la Casa: con texto, en vivo.
Germán Fernández
Para ¡en contActO!, boletín de la Secretaría de Bienestar Universitario
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