Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Toda prensa es militante

Aún hoy se cree en la farsa del periodismo objetivo, del diario como portador sólo de la información por la información. La historia nos demuestra que desde sus inicios la prensa es un medio para la difusión de ideología y de política que representa a determinada clase social.

30 de junio de 2004, 19:08.

Desde sus inicios los periódicos y diarios responden a intereses de determinadas clases y sectores sociales, así los primeros periódicos surgieron por una necesidad sociopolítica de las capas comerciales, industriales y financieras.

Históricamente la prensa giró en tres direcciones distintas: la sujeta al rey o clero, la que daba a conocer explícitamente pensamientos y opiniones; y la que cumplía un rol de control del poder. Pero estas tres direcciones se tocaban en un punto y era que todas dejaban ver de una manera u otra la intencionalidad política que se desplegaba a lo largo de las páginas de los periódicos.

En la Argentina los primeros diarios fueron impulsados por grandes figuras políticas exiliadas durante el periodo de Rosas: en 1852 hacen su aparición “El Nacional” de Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento y “El Nacional Argentino” de Urquiza. Ambos desaparecieron.

En 1870 se publicó “La Nación”, de Mitre, y en su editorial incluía esta frase: “La Nación será una tribuna de doctrina”. Este órgano de expresión de ideas y formación de opinión pública era compatible con los intereses empresariales que respondían a la clase terrateniente bonaerense.

Clarín, por su parte, salió por primera vez en 1945 fundado por Roberto Noble, político y periodista. “Clarín, decía su antiguo dueño, nació para despertar a la ciudad dormida”. En estos dos diarios la alta burguesía se podía identificar y encontrar representación.

Pero amplios sectores de la sociedad, como la clase obrera e inmigrantes que estaban empapados por el anarquismo y por ideas revolucionarias sentían que no tenían un medio en donde exponer sus reclamos y propuestas. Para llenar este vacío surge en 1894 “La Vanguardia”, periódico socialista dirigido por Juan B. Justo, que se autodefinió como “periódico socialista, científico y defensor de la clase trabajadora”.

Los diarios de llegada masiva más importantes son los mismos de ayer, con similares propósitos, Clarín y La Nación son propiedad privada y constituyen grandes emporios periodísticos, incluso poderosos multimedios, que se rigen por las leyes del mercado, las cuales exigen alta rentabilidad. Por esto mismo, los dueños de los medios tienen que procurar la vigencia de determinado régimen político, social y económico que les garantice la consecución de sus metas empresariales. Como se ve los diarios no han dejado de ser portavoces de ideología y armas que sirven en la lucha política por mantener el status quo.

Y porque los diarios de mayor tiraje no están exentos de intereses de clase, en este caso representan a la alta burguesía, se vuelve indispensable el papel de los medios alternativos, entendidos estos como herramientas políticas para contribuir a la transformación de pautas políticas, sociales, culturales y económicas. Por ello hay que impulsar y colaborar con iniciativas que procuren proporcionar un espacio de discusión y de difusión para la clase oprimida.

Un claro ejemplo de estos otros periódicos es “Nuestra Lucha”, que es una muestra de prensa militante comprometida con la liberación de la clase trabajadora. Nuestra Lucha, como muchos otros periódicos y revistas, o sitios en internet, constituyen elementos imprescindibles para desenmascarar a los medios que hacen de la objetividad su caballito de batalla y para demostrar que la clase trabajadora (ocupados y desocupados) se puede dar sus propios canales de transmisión que respondan a sus necesidades.

Belén Dalesio
belendalesio@yahoo.com.ar

Contenido relacionado