Más allá de la difícil situación que implica la actual pandemia de Coronavirus, el hecho de que comiencen a incorporarse pacientes de internación al Hospital Universitario marca un verdadero hito en la historia de la UNCUYO. No solo por inaugurar “de hecho” a la Sala especialmente acondicionada para este servicio, sino porque vuelve a brindarse después de más de dos décadas.
Es que este Hospital fue inaugurado en 2010, pero su edificio (adquirido por la Universidad en 2003, bajo la gestión de la entonces rectora, María Victoria Gómez de Erice) le perteneció antes al Hospital Ferroviario de Mendoza.
El martes se incorporaron 6 personas contagiadas con COVID-19 a la Sala de Internación “María Victoria Gómez de Erice”, inaugurada oficialmente el 26 de mayo pasado. Y por estas horas se contempla que se ocupan otras camas más de las 29 que posee este espacio que fue ofrecido a la comunidad mendocina para colaborar, desde el ámbito sanitario, con en esta crítica situación.
La inauguración del espacio de internación, con tecnología de avanzada para una terapia intermedia, gracias a gestiones locales y nacionales, fue el corolario de las definiciones tomadas por el Comité de Emergencia de la UNCUYO, integrado por referentes de las unidades académicas, de las secretarías y de los efectores de Salud que la Universidad posee. En apenas dos meses -el 20 de marzo realizó su primera reunión- este cuerpo encaró la tarea de reconstruir el primer piso del hospital y transformarlo en la Sala de Internación que hoy ya es requerida, consecuencia directa de decisiones acertadas en tiempo de crisis.
“Ha sido muy bueno haber avanzado en la Sala de Internación. Es una gran oportunidad para mostrarle a Mendoza el aporte de la UNCUYO”, señaló Mauricio González, Secretario de Extensión y Vinculación de la Universidad, quien además preside el Comité de Emergencia. “Emociona saber que en tan poco tiempo, se pudo poner al servicio de la red sanitaria de la provincia el hospital y, particularmente, esta sala”, continuó.
Tanto la tarea del Hospital como la de toda la Universidad en este tiempo de pandemia, demuestra que esta generación -que muchos llaman “sin corona”- supo afrontar la crisis manteniendo en alto el nombre de la UNCUYO, no sólo como ámbito educativo y de formación profesional, sino también compartiendo el esfuerzo sanitario por mejorar la calidad de vida de la sociedad mendocina.