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Tranvía turístico: las vías del (sub) desarrollo

Desde mediados de 2004, la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza propulsó la construcción de un tranvía montado sobre un chasis de microbús que recorrerá un congestionado microcentro. Lejos de la autenticidad y cerca de la hibridación.

Había una vez.

Tranvía es una palabra inglesa compuesta (tranway) que deriva de los lexemas tran que significa riel plano, y way, vía. El mismo es un vehículo que circula sobre raíles en el interior de una ciudad o sus cercanías y que se usa principalmente para transportar viajeros. Para graficar mejor lo podemos describir con un aspecto más chico y refinado que los trolebuses que hoy conocemos.

En este sentido, se distinguen dos grandes tipos de tranvías: el primero (alrededor de 1870) circuló sobre vías pero se movían con tracción a sangre, tirados por caballos. Finalmente, la aplicación de la electricidad (que será la más eficiente en este servicio) se introdujo en Buenos Aires en 1897. La defunción oficial del tranvía fue en la ciudad de La Plata en 1966, aunque actualmente este servicio se presta en muchas ciudades del primer mundo gracias a su baja contaminación y mantenimiento.

Asimismo, en las urbes que le dieron de baja, merced a la voluntad de ex - trabajadores tranviarios y entes estatales o privados, se restauraron algunos móviles y se pusieron de nuevo en marcha sobre los originales trazados de vías. Estos proyectos tienen como objetivo el rescate y la promoción turística y cultural.

En nuestra capital provincial, la Municipalidad impulsó el proyecto del “Tranvía Urbano de Compras” con el objeto de “mejorar el posicionamiento del sector de compras de la Ciudad y al mismo tiempo brindar un atractivo turístico, basado en el rescate de nuestras tradiciones”, según la ordenanza aprobada en dicha comuna.

Si bien no es mala la idea en sí misma, la cuestión pasaría por cómo esta hecha la propuesta. Y acá aparece uno de los puntos cuestionables de esta medida, ya que estos proyectos son concebidos sólo como espectáculo, mientras que nadie sabe a ciencia cierta qué fue un tranvía o qué historia corre tras sus vagones.

Sobre este tipo de Políticas Culturales, se refiere Néstor García Canclini en su magistral libro, Culturas Híbridas: “los proyectos modernos se apropian de los bienes históricos y las tradiciones populares ”. Los objetos reciclados adquieren un sentido desde el momento de ser rescatados, aunque esta significación social es actual, en tanto y en cuanto el productor no se preocupe por el proceso de construcción histórico, en este caso, sería  la historia del Sistema Tranviario en Mendoza. Por esta razón se escribió el párrafo anterior.

Tierra de nadie

Uno de los posibles problemas que saltan a la vista es el congestionamiento vehicular, puesto que estos tranvías (2 en total) recorrerán de 9 a 21 horas y cada 15 minutos, desde calle Las Heras hasta San Martín, doblará en Colón hasta Belgrano y ahí de nuevo a Las Heras. Si bien se aclaró desde el Municipio que éstas son “avenidas anchas”, son conocidos los problemas diarios que sufren los conductores en la ciudad. Además, tendrá paradas cada cuadra, que en total suman una treintena, salvo donde paren otros servicios.

Lo que menos se entiende es que desde la Subsecretaría de Desarrollo Económico aseguraron que éste sistema ayudaría a descongestionar el tránsito. Con relación al tema consultamos al taxista Carlos Guerrero que dijo: “para el turismo estas cosas son buenas, aunque a nosotros nos va a molestar, seguro. Los troles nomás son un estorbo!”. Mientras que Ángel, chofer de la Línea 60 comentó que “para los colectiveros el problema se nos va a generar en la calle Las Heras  y Belgrano y más si tiene paradas cada una cuadra”. En cambio Eduardo, taxista que para en Gutiérrez y San Martín, si bien manifestó que la propuesta  no sería  del todo bienvenida, señaló que el progreso trae estas cosas. Vamos a tener que acostumbrarnos”, a lo que su compañero, que estaba detrás de él en la larga fila de taxis, remató la idea: “Si no nos acostumbramos, lo van a poner igual”.                                  

El criterio establecido para éste análisis fue dialogar con quienes trabajan a diario en el microcentro, y además, hacerlo en las horas pico. De ahí, que la experiencia con (fundamentalmente) las personas que se desempeñan en el Servicio de Transporte Público de Pasajeros, resultó muy gráfica para percibir cómo se hacen malabares al conducir en medio de un mar  de bocinas e insultos. Otro de los blancos elegidos para descargar la bronca, fueron los Inspectores Municipales, que según un conductor de Trolebús, “están al pedo, son totalmente inútiles”. Por esta razón, también los entrevistamos, y uno de ellos confesó, que “de seguro este vehículo, por más chico que sea, será molesto. Si bien es para el turismo, los frutos de las grandes recaudaciones turísticas los laburantes no las vemos”.  Dicen los más viejos que para muestra, un botón sobra.

La idea original fue de la Fundación Centro (dependiente da la Cámara Empresarial de la ciudad) que, junto a la Comuna, llamaron a licitación pública para poner en marcha este postergado tranvía. Entre las justificaciones del proyecto sobresale:“mejorar el posicionamiento del sector de compras de la Ciudad”. Como si los privilegiados comerciantes ubicados en esas arterias realmente necesitaran potenciar aún más sus ventas. Además, se habla de “la ciudad de Mendoza”, y el Tranvía sólo recorrerá  algo más de 30 cuadras. El resto quedará afuera y la ciudad seguirá sufriendo de una grave hidrocefalia, un mal  que sigue marcando diferencias y del que hay millones de antecedentes a tomar en cuenta. Actualmente, el hermetismo de ambos organismos es total, y han acordado llamar a conferencia de prensa para unificar discursos, ya que primero se anunció que el Tranvía estaría en las calles para Vendimia, después para estos días, pero, según trascendió, la propuesta descarriló, y aún, tiene para rato.

Última parada

Un aspecto curioso, por no decir lamentable, es la esencia que tendrá este transporte: chasis de microbús, motor diesel, asientos de madera, equipo de música estéreo, neumáticos y el aspecto exterior de un tranvía de los años 40 tipo corto. Sin dudas, nada podrá envidiarle esos vehículos que emulan barcos o trenes que se alquilan para fiestas infantiles, (y que últimamente también lo hacen los adolescentes para llegar a su fiesta de egresados). El único adjetivo posible para definir ésta especie de “tranvía” es el de híbrido, que el diccionario lo define como “lo que está formado de elementos de distinta naturaleza”. Y aquí otra vez, el pensamiento de García Canclini se convierte en otra estación donde pararemos unos instantes para observar con detenimiento la naturaleza de este Tranvía de Compras. El catedrático, asegura que la suma de elementos tan diversos atentan contra la especificidad del producto, convirtiéndose en otra cosa naturalmente diferente.Por esto, el párrafo que remite a la historia en esta nota, no es caprichoso, y nos sirve para discernir entre un tranvía original y lo que pretende fabricar el Municipio de Cichitti. Éste, es otro claro ejemplo de cómo se profundizan las desigualdades aumentando los ingresos del sector céntrico de la ciudad en detrimento de una periferia que apenas sobrevive, y verá, cómo el progreso pasa encarrilado a unas pocas cuadras. Por lo pronto, habrá que corregir las voces que celebran al “Tranvía del siglo XXI”, ya que este modelo se parece más a los de tracción a sangre. Aunque esta vez, sea la del pueblo.

Fabián Sepúlveda.

fabsep@hotmail.com

Departamento cultura

 

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