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Un golpe, todos los golpes

Se cumplieron 50 años de la caída del peronismo en manos de la autodenominada “Revolución Libertadora”. Un debate a la distancia.

Germán Petrich

Agencia Taller

petrich3119@yahoo.com.ar

El pasado 16 de Setiembre se cumplió 50 años del golpe de Estado contra el gobierno popular (más allá de sus contradicciones) de Juan Domingo Perón. Aquel momento condensó una serie de factores pocas veces analizados hasta por el mismo justicialismo.

En diálogo con Agencia Taller, el periodista Diego Bonadeo comentó que “en el pre-peronismo influyó muy fuertemente la aparición de Fuerza Obrera Revolucionaria de la Juventud Argentina (FORJA), integrada por Arturo Jauretche, Escalabrini Ortiz, Darío Alessandro (padre), entre otros. Este movimiento le aportó la base teórica a un pensamiento nacional que se plasmó posteriormente en algunas obras de gobierno como la estatización de los ferrocarriles”.

Por su parte, el dirigente político y abogado de Derechos Humanos Alfredo Guevara (padre) en conversación con nuestro medio comentó que “a la oligarquía argentina (Sociedad Rural), que había participado en la década infame, no le gustaba que los trabajadores tuvieran acceso igualitario a la renta nacional”. Por ello, desde los comienzos del gobierno “estos sectores, junto con algunos militares golpistas y civiles cómplices, comenzaros a actuar. Esto se vio reflejado en 1951 cuando el general Benjamín Menéndez realizó un intento fallido de golpe de Estado”.

En esos años, EEUU y otras potencias realizaron un boicot económico contra Argentina por lo cual nuestro país no tuvo acceso a bienes de capital, por lo tanto no hubo producción. Sumado a esto, comenzaron los conflictos entre empresarios y trabajadores, y se observó un creciente proceso inflacionario.

En 1955, la relación con la Iglesia comenzó a resquebrajarse debido a la ley de divorcio aprobada el año anterior y a la prohibición oficial de la manifestación del Corpus Cristi.

Por lo tanto, la Iglesia junto con algunos dirigentes políticos radicales, conservadores; y algunos periodistas como Mariano Grondona y Bernardo Neustad apoyaron los cobardes bombardeos a la Plaza de Mayo del 16 de Junio de ese año. Este episodio dejó miles de muertos civiles.

El 16 de Setiembre de 1955 el general Lonardi derrocó a Perón instalando la “Revolución Libertadora”. Dos meses después fue reemplazado por el general Aramburu, quien junto al almirante Isaac Rojas proscribió al peronismo, instaló un régimen represivo e intervino la Confederación General del Trabajo.

Las violaciones a los Derechos Humanos más significativas se dieron en 1956 cuando la dictadura de Aramburu fusiló a tres generales peronistas y a varios civiles acusándolos de “sediciosos”.

Comenzó por entonces la resistencia peronista en tiempos de proscripción. Un proceso ascendente ligado a las luchas sociales de los años siguientes. “Esto explica que no se entienda el golpe del 76 si no se analiza el del 55”, comentó Guevara.

En lo económico, el Ministro de Economía Raúl Previch junto a Krieger Vasena y Álvaro Alzogaray comenzó a desarrollar una política de alineamiento automático a las recetas del Fondo Monetario Internacional. Además intentaron privatizar empresas estratégicas como Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).

Tanto este golpe como el de 1930, el de 1966 y, sobre todo, el de 1976, estuvieron ligados a intereses económicos transnacionales y su respectiva burguesía local. Esto debería movilizar nuestra memoria y permanecer alertas ante cualquier distorsión informativa que no favorezca a los intereses del pueblo.

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