Investigará el origen y fuente de los rayos cósmicos de alta energía; una inversión de 52 millones de dólares
MALARGÜE. Con los grandes cerros de la cordillera de los Andes como fondo, ayer se inauguró en esta ciudad de Mendoza el observatorio Pierre Auger Sur, el mayor experimento del mundo con el que se busca conocer qué son y de dónde vienen los rayos cósmicos de alta energía que llegan a la Tierra. De la celebración participaron científicos de todo el mundo, autoridades de diferentes instituciones nacionales y extranjeras y el vicepresidente de la Nación, Julio César Cobos.
El fenómeno de los rayos cósmicos de alta energía es invisible para el ojo humano, pero delata su presencia a partir de su interacción con la atmósfera terrestre. Cuando las partículas, que se supone podrían ser protones, chocan con las partículas de la atmósfera, generan "lluvias" de partículas secundarias en forma de electrones y muones (electrones más pesados).
Viktor Hess descubrió la existencia de estos rayos en 1912, pero los "chubascos" producidos por ellos fueron descubiertos en 1938 por Pierre Auger. En la Argentina, el proyecto internacional fue impulsado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y las autoridades de la provincia de Mendoza.
En la actualidad, participan también investigadores de la Universidad Nacional de La Plata, el Instituto de Astronomía y Física del Espacio, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Tecnológica Nacional. El proyecto demandó una inversión de 52 millones de dólares.
Idea original
El observatorio es híbrido, porque consta de dos tipos de detectores con los que se busca averiguar la dirección y energía del fenómeno. Tiene telescopios de fluorescencia atmosférica que detectan la luz provocada por los rayos cósmicos cuando "chocan" con el aire de la atmósfera. Además, posee 1600 detectores de superficie para recolectar información sobre la lluvia de partículas secundarias que llegan hasta el suelo. Están distribuidos en un área de 3000 km2, equivalente a unas quince veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
"Los rayos cósmicos de alta energía son uno de los misterios más importantes de la naturaleza. El observatorio comenzó a recolectar información en 2004 y ya hemos obtenido resultados muy interesantes de nuestra investigación", dijo a LA NACION uno de los padres del proyecto, el premio Nobel James Cronin, de la Universidad de Chicago.
Alan Watson, coequiper de Cronin, destacó que la idea de construir el complejo surgió en 1991. "Este tipo de rayos es muy raro, se encuentra uno por kilómetro cuadrado por siglo. O sea, que para detectar uno, se debe vivir mucho tiempo o cubrir una gran área. Ya estábamos bastante grandes, así que elegimos la segunda opción", explicó Watson, científico de la Universidad de Leeds, de Inglaterra.
Malargüe fue seleccionada como sede del experimento durante una reunión en la Unesco, en 1995. Alberto Etchegoyen, investigador principal de la CNEA, explicó que entre las razones para elegir a la Argentina -que compitió con Australia y Sudáfrica -estuvieron las condiciones de la región y el apoyo general que obtuvo aquí el proyecto, del que participan unos 400 investigadores de 17 países.
Catherine Cesarsky, presidenta de la Unión Astronómica Internacional, destacó la relevancia del proyecto. "Me parece muy importante esta iniciativa desde diferentes puntos de vista", dijo Cesarsky.
Los próximos pasos del experimento incluyen la construcción de un observatorio mellizo en el hemisferio norte, en Colorado, Estados Unidos. Se cree que los próximos 10 años serán claves para resolver el misterio de qué son y cuál es la fuente de los rayos cósmicos de alta energía.
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22 de noviembre de 2024