El proyecto se propone lograr una autogestión sustentable de esa organización que trabaja para la mejora de la calidad de vida de una población que se encuentra en condiciones socialmente vulnerables. La propuesta, por otra parte, está abierta para que participen todos los miembros de la Facultad, la Universidad y la comunidad en general.

Ubicado en Carrodilla, el comedor “Inmensa Esperanza” asiste por día con alimentos a unas 350 personas carenciadas o en estado de desnutrición, entre bebés, niños y adolescentes, embarazadas, personas con discapacidad, adultos desocupados y ancianos. Tarea que descansa en gran parte en el trabajo de su administradora, Juana Chávez, quien desde hace 12 años consigue donaciones de alimentos que prepara junto a algunas mamás de la zona y otros voluntarios en su domicilio particular, ya que no poseen un edificio propio.

En el comedor, no se brinda tan sólo comida. Además, se busca crear un marco de contención,  asistiendo a los jóvenes que han abandonado los estudios para que se reinserten en el sistema escolar. Además, se organizan cursos de carpintería, peluquería y costura, para brindarles una salida laboral a las personas desocupadas.

En el último tiempo, el comedor ha comenzado a trabajar en conjunto con el Colegio Juan Salvador Gaviota, que funciona en las instalaciones de la Parroquia Nuestra Señora de La Carrodilla. Esta es una escuela primaria de educación personalizada para alumnos con trastornos del lenguaje y déficit atencional. El objetivo de la fusión consiste en  incorporar a la población estudiantil de la escuela, mediante becas, a los niños que hacen uso del comedor. Allí, miembros de la Facultad de Ingeniería ayudarán a montar una biblioteca.  

Desde las Facultades de Ingeniería y de Ciencias Agrarias, se trabaja en distintos ejes centrales: el comercial y estratégico, el alimentario y el educativo.

En el comercial y estratégico, mediante la capacitación sobre plan comercial, liderazgo, estructura organizacional, gestión de equipos, currículum vitae y entrevistas laborales. Y por medio del desarrollo de un plan estratégico que formalice y sistematice las donaciones y membrecías; y el relevamiento estadístico de asistentes y recursos del comedor, a través de su informatización.

El educativo, a través del apoyo por parte de los estudiantes de la Facultad, en el aprendizaje de Matemática y la gestión de libros y publicaciones periódicas para la biblioteca. E igualmente,  educación para la salud desde los conceptos básicos de higiene personal y en la elaboración y manipulación de alimentos.

El alimentario -en el que se inscribe la donación hecha por la Facultad-, mediante la organización de productos alimenticios, normas de calidad y derechos del consumidor. La creación y mantenimiento de una huerta doméstica, el cultivo de hierbas aromáticas y la elaboración de composta. Y la capacitación sobre el uso de frutas y verduras con mayor valor nutritivo y mejores precios en cada época del año.

Quienes estén interesados en conocer más acerca de este proyecto, pueden contactarse con Mónica Guitart: mguitart@uncu.edu.ar o Mónica García Tello: mgarciatello@uncu.edu.ar