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¿Una alternativa a la marginalidad?

Los municentros son centros dependientes de la Municipalidad de capital. Fueron creados con el fin de dar apoyo y contención a familias de barrios marginales.  Pros y contras de un proyecto que, como la mayoría, es difícil de llevar a la práctica.  

Los Municentros son centros abiertos que dan contención a niños de uno a cinco años y aquellos de seis a doce que presentan problemas de bajo peso. En Mendoza funcionan once municentros instalados en Uniones Vecinales de La Favorita, Olivares, Flores Oeste y la cuarta sección. El personal está constituido por un empleado municipal, madres colaboradoras que reciben el plan Jefas de Hogar, maestros de apoyo y profesores de Educación Física.

Tres objetivos motivaron la apertura de estos centros municipales:

Nutricional: dar una cuota alimentaria diaria a los niños que concurren .

Psicopedagógico: estimular el desarrollo del niño, preparándolo para el ingreso a la escuela.

Comunitario: convocar a los padres de los niños a realizar talleres para un mejor desarrollo biopsicosocial de sus hijos.

Más allá de la validez de estos objetivos, siempre es difícil su implementación en la práctica diaria. Hay aspectos positivos y negativos para destacar. “Lo positivo del municentro es que ofrece un lugar de contención para todos los chicos que vienen, y que acá reciben una copa de leche que muchas veces les falta en casa”, afirma una maestra que trabaja en uno de estos municentros.

"Además la estimulación que reciben hace que, por un lado, entren en mejores condiciones al jardín y, por otro, les permite superar algunas de las falencias del sistema educativo, que no contempla las dificultades particulares que presentan los chicos." Otro de los aspectos a destacar es que en el municentro los niños reciben la atención y cariño que la mayoría de ellos no tiene en sus hogares, y esto funciona como incentivo para su desarrollo.

“Como aspecto negativo está la inexistencia de un organigrama claro, que estipule las funciones de cada uno de los trabajadores, quién tiene jurisdicción sobre qué”, afirma la maestra. Algunas de las personas que trabajan en estos lugares destacan como deficiencias la falta de coordinación entre todos ellos, la poca voluntad para sentarse y escuchar al otro, para unificar las perspectivas y objetivos. Y uno de los mayores problemas que dicen tener es “la falta de recursos económicos para comprar materiales, para tener espacios más amplias, y con calefacción, porque en el invierno los chicos pasan mucho frío.”

Una pregunta pendiente: ¿Este proyecto va a marcar una diferencia en los niños? “Uno siempre que hace algo tiene esa esperanza, porque es lo que nos permite seguir. Yo creo que se va a notar en algunos, pero para que hiciera un cambio notorio se necesitarían políticas que abarcaran  más aspectos del entorno de los chicos, para que los beneficios del proyecto puedan llegar a un grupo mayor de niños.”

Las buenas intenciones están, pero los medios para aplicarlas a la realidad que viven muchos niños de nuestra provincia no siempre son los adecuados. Se necesitan proyectos que sean realistas y aplicables, y sobretodo se precisan recursos para llevar esos planes a la praxis, para que de esa manera sean los chicos los que, de una vez por todas, se beneficien.

Loana Isla Lacuey

l_isla@hotmail.com

Departamento de Cultura

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