Invitada por docentes e investigadoras de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Norma Mogrovejo —una de las más brillantes expositoras de la teoría lésbica crítica del sistema de género— visitó Mendoza para dar a conocer parte de su obra.
Desde hace décadas viene desarrollando un trabajo teórico-político fundamental sobre los modelos civilizatorios impuestos a los cuerpos, las sexualidades y el pensamiento, a partir de la dominación naturalizada de un mandato patriarcal.
Mogrovejo es profesora investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UNAM) y activista lesbiana feminista de larga data. Esta experiencia la llevó a reflexionar —y volcar a través de la escritura— lo que implica la existencia lesbiana en una sociedad fundamentalmente heterosexual, donde la obligatoriedad del trabajo gratuito de las mujeres heterosexuales sostiene un sistema capitalista y patriarcal.
"El control del cuerpo, la sexualidad y el trabajo de las mujeres es fundamental para ese sistema capitalista y me inspira a reflexionar sobre nuestro lugar en una sociedad que mandata esas formas de obligatoriedad".
La reconocida activista lesbofeminista pasó primero por Buenos Aires para participar de un congreso de filosofía feminista que organizó la UBA y aprovechó para presentar algunos libros que tiene en producción. “A Mendoza me invitó amablemente mi colega Estela Fernández, que es profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Cuyo, con quien tengo una relación de amistad y de trabajo desde hace algunos años”, detalló.
Cómo dialogan entre sí sus textos
Su libro más antiguo —llamado Un amor que se atrevió a decir su nombre, la lucha de las lesbianas y su relación con los movimientos feministas y la disidencia sexual en el Abya Yala— propone una genealogía lesbiana de aquellas que se atrevieron a nombrarse como tales en el siglo pasado y la manera en cómo sus reflexiones y su lucha aportaron a la teoría y la práctica feminista y, por tanto, a un movimiento social de transformación de dimensiones fundamentales para la sociedad.
Según Mogrovejo, este texto recoge el significado de esta lucha, tanto en la perspectiva de los derechos y los reclamos a un estado-nación-colonial-heterosexual, como en las reflexiones y luchas de corrientes contrasistémicas que plantean que la heterosexualidad no puede ser el horizonte de lucha. “No podemos solicitarle a un estado-patriarcal-heterosexual la igualación de derechos con los heterosexuales, porque ese marco referencial está sostenido fundamentalmente por un sistema económico que requiere del trabajo gratuito de las mujeres heterosexuales. Y cualquier forma de otorgamiento de derechos implicará el proceso de aprovechamiento de un mercado capitalista que nos llevará a sostener ese sistema económico”, afirmó.
"El sistema patriarcal está íntimamente ligado con el sistema capitalista. No podemos plantearnos la lucha nada más en términos identitarios, sino en las relaciones de dependencia económica que tiene nuestra región latinoamericana con los grandes poderes económicos a nivel mundial".
"Los otros textos tienen relación con estas mismas reflexiones", asegura la autora. Por ejemplo, el último —Insilio, la cárcel del silencio, invisibilidad lesbiana y resistencia— es una compilación de ensayos, artículos y testimonios de lesbianas del continente sobre el tema del silencio obligado y qué implica en la existencia lesbiana. Es decir, analiza desde distintos ámbitos (educación, cultura, cine, lenguaje del arte) las formas de resistir a este silencio obligado, sobre todo en un contexto donde el crimen organizado y la corrupción son parte del Estado.
"Las realidades en las que vivimos reeditan la obligatoriedad del binario donde se necesitan imágenes de la femineidad que sean sustentables para modelos que están inmersos en dinámicas de altísima violencia política, como es el caso de Colombia y México, por ejemplo".
En el libro de Contramor, Poliamor, Relaciones abiertas, Sexo casual, reflexiones de lesbianas del Abya Yala, Mogrovejo aborda la monogamia como modelo de imposición política, al igual que la heterosexualidad, que ha normado las formas de la organización social basadas en parejas y relaciones cerradas que implican la propiedad sobre los cuerpos, la sexualidad y el trabajo de las mujeres. Es una reflexión sobre las lesbianas que se han atrevido a romper con este mandato y cómo se vive en estos contextos de obligatoriedad monogámica, sobre todo moral, religiosa, católica.
"Es una crítica también al modelo amoroso, como régimen político que organiza lo social de manera jerárquica en base al género, a la orientación sexual, a la clase, a la raza, y que implica romper con el amor romántico, lo que plantea el contra-amor al cuestionar que el amor sea el núcleo central de nuestra existencia".
En el libro Del sexilio al matrimonio, Mogrovejo propone reflexionar, primero, sobre el significado para las disidencias sexuales en ‘70 de la imposibilidad de vivir en sus lugares de origen y el éxodo que atravesaron a causa de la lesbohomotransfobia. También sobre cuál es el punto de quiebre, en términos de la violación de los derechos humanos, de salir del lugar o resistir en el lugar, y qué implica este sexilio, esta fuga, es decir, avalar o sostener estas formas de estados-nación heterosexuales.
"Yo soy una sexiliada, mi origen es peruano, pero no podía vivir en los ‘80 en mi país como lesbiana, pues los niveles de violencia son muy altos por el lesboodio".
El otro texto de este libro habla de la reconfiguración de las familias lesbianas a partir del boom del matrimonio, el boom de los hijos, el boom de la familia de modelo heterosexual, donde el mercado de la reproducción asistida encontró el nicho fundamental con las lesbianas para la reproducción de ideologías, muy de la derecha, ligadas a pensamientos nazistas de mejoramiento de la raza.
"Es un cuestionamiento a cómo el mercado aprovecha los derechos otorgados por un estado-nación colonial. Es una reflexión de lo que ha implicado las agendas de la lucha LGTB en el marco de un mercado neoliberal".
En ese mismo libro está el folletín Descolonizar y desterritorializar el amor romántico: una propuesta civilizatoria, donde Mogrovejo analiza cómo el amor es un espacio de colonización porque está basado en la falsa conciencia: creer en la libertad para entablar relaciones, en que se elige libremente la heterosexualidad, la monogamia y las ataduras que implican esas formas de relación, porque se está enamorada del amor más que de las personas.
"Se establecen estos mitos del amor romántico que esclavizan fundamentalmente a las mujeres y esta esclavización tiene una lógica colonial. La reflexión va en este sentido, en cómo descolonizar, cómo despatriarcalizar, cómo desterritorializar los cuerpos".
Acerca del lesbianismo feminista del Abya Yala
Para Mogrovejo el actual escenario del movimiento lésbico en América Latina está ligado a los derechos y las leyes —banderas LGTB—, más que al sistema político económico. Es decir, se asienta el ámbito de las identidades, que es una parte de la lucha pero no lo es todo, y se pierde la dimensión de las dependencias estructurales de la región, cuyos modelos económicos están imbricados en la existencia de un sistema patriarcal.
"Los Estados han sabido acomodar muy bien estas demandas en sus lógicas del mercado y el ingreso del movimiento lésbico al mercado rosa ha fagocitado esta lucha, la ha mediatizado. Entonces, la siento como absolutamente entrampada en este diálogo con el Estado y la falta de perspectiva de que este sistema patriarcal heterosexual es fundamentalmente capitalista y neoliberal".
Aun así, la activista considera que hay una serie de experiencias antisistémicas importantes que construyen comunidades estratégicas fuera del mandato Estado-nación, heterosexualidad, raza, clase, con experiencias de comunidad, autosustentables o de construcciones alternativas de redes.
"A partir de las redes sociales se tejen otras formas de relación donde se cuestionan las lógicas del estado capitalista neoliberal. Creo que aunque no sean mayoritarias, numerosas estadísticamente, en términos de experiencia, tienen un valor fundamental que nos dan luz de que otros mundos son posibles".
Dentro de ese horizonte, Mogrovejo rescata la sabiduría que han tenido los pueblos originarios del Abya Yala para construir comunidad y políticas sociales, como el buen vivir y una economía de la no acumulación. “Este es el gran reto que tenemos para repensar nuestros movimientos sociales”, concluye.