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Una universidad inglesa alaba nuestros vinos

El análisis, que incluyó muestras de varios países, califica a los productos argentinos de favorables para la salud.

 

Un estudio realizado a 15 vinos de diversos países señala que los de Argentina, Brasil e Italia no son peligrosos para la salud. El análisis hecho por la Universidad de Kingston, Londres, sostiene que a diferencia de los otros, los producidos por esos tres países poseen niveles de metal cuyos valores se consideran inofensivos.

 

La investigación fue publicada en Chemistry Central Journal (Revista de Química Central) e incluyó tintos y blancos mayormente de Europa. En ella, los científicos descubrieron que una copa diaria de 250ml podría tener, a largo plazo, perjuicios en la salud por la presencia de iones de metal. Pero de todas las muestras, las del país presentaron valores por debajo de lo que es estimado nocivo.

 

Claudia Quini, coordinadora de estudios enológicos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), estimó que el estudio probablemente se refiera al contacto del vino con superficies metálicas no aptas para el uso en la enología y a prácticas tendientes a dirigir la elaboración a productos determinados. “En Argentina la modernización tecnológica llevó a usar acero inoxidable, lo cual garantiza que no se adquieran metales que en niveles elevados puedan ser perjudiciales”, aseguró.

 

En cuanto a las prácticas en la elaboración que puedan dejar residuos, Quini señaló que “el INV, que es una entidad de control específica, tiene procedimientos de fiscalización que interaccionan con el área de investigación de modo que hay análisis químicos que pueden verificar la presencia o no de esos metales. La nuestra es una industria más controlada, lo cual da seguridad en cuanto a la genuinidad del producto”.

 

Opinó además que este tipo de estudios (en este caso realizado en uno de los países que más compran vinos argentinos), más allá del carácter científico, concluye en la demanda o no del producto. “Si todas las investigaciones de algún modo están hablando de bondades de productos, la elección del consumidor será muy clara: elegirá lo que tiene seguridad. Si bien es sólo un componente, cualquier información de carácter científico-tecnológico que favorezca la imagen de la industria argentina sin duda mejorará la comercialización en el exterior”.

Por su parte, Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina, vinculó estos resultados con la gran cantidad de inversiones que hay en la vitivinicultura nacional. “Nuestra industria es prácticamente orgánica. Crece en el desierto del Oeste del país y tiene una gran insolación, lo que genera que no sea necesario el uso de agroquímicos ni fertilizantes que puedan dejar residuos sino de sustancias que son positivas para la salud”, detalló.

 

Destacó que esa sanidad “hace que sea muy competitiva frente a industrias que sí hacen uso de sustancias que puedan dejar residuos perjudiciales. En Europa, principalmente, para llegar al producto final deben hacer curaciones que aquí no se dan”.

 

En cuanto al impacto en la presencia argentina en los mercados, Villanueva opinó que “en la campaña que estamos haciendo partimos de una visión que en el mundo se llama “vuelta a lo básico” y que se enmarca en una tendencia en la cual el consumidor quiere saber de qué está hecho lo que consume; esto mientras grandes empresas deben salir a asegurar que sus hamburguesas son 100% carne, los vinos argentinos tienen el halo de sanidad”.

 

Añadió que “un consumidor que lea o sepa que los vinos argentinos son absolutamente orgánicos y con ausencia de este u otro tipo de residuos es un consumidor ganado sin necesidad de un marketing”.

 

No obstante señaló que si bien las bondades de los vinos nacionales son reconocidas, “aún son un valor a explotar en las campañas de publicidad”.

 

Con cuáles fue comparado

 

El estudio que señaló que los vinos argentinos (junto a los de Brasil e Italia) no serán potencialmente peligrosos para la salud del consumidor incluyó tintos y blancos de Austria, República Checa, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Jordania, Macedonia, Portugal, Serbia, Eslovaquia y España. No incluyeron los de Chile, actual gran competidor de la Argentina.

 

Lo hizo la Universidad de Kingston usando una fórmula desarrollada por la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU. que calcula el riesgo potencial por la exposición a largo plazo a tóxicos en el medio ambiente. Esa fórmula, llamada THQ, incorpora supuestos, como la absorción máxima de iones de metal ingeridos y la exposición durante toda una vida. Los científicos descubrieron que los valores de THQ en la mayoría de los vinos eran superiores a 1.0 (que se considera inofensivo). En cambio, los argentinos estaban por debajo de ese nivel.

 

El exceso en el consumo de iones de metal se vincula a eventos patológicos como el mal de Parkinson. También se cree que aumentan daños de oxidación celular.

 

Desde el 2000 aumentó 12,30porciento la superficie plantada con vides

 

La superficie plantada con viñedos en todo el país se incrementó 12,30porciento con relación al año 2000 y 1,26porciento, comparándolo con el año pasado. Mientras, también hubo una suba en la cantidad de viñedos (plantas) de 4porciento si se lo compara con el 2000 y de 0,23porciento respecto a 2006.

 

Los datos pertenecen al Anuario Estadístico Vitivinícola 2007 y el Informe de Cosecha y Elaboración 2008, que fueron presentados ayer por Guillermo García, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV)

 

“Si se compara con lo que ha venido sucediendo de 2000 a 2007, se ve que de 210.000 hectáreas cultivadas se pasó a 225.000 –señaló–. Este crecimiento fue acompañado por las ventas en el mercado externo, lo que nos habla de una correlación entre la producción y el comportamiento de las compras”.

 

Apuntó que si se analizan los números de 2007 y 2008, el crecimiento de las hectáreas fue poco más del 1porciento. “Un trabajo junto con el CRICYT respecto del análisis de imágenes satelitales hechas entre 2006 y 2008 indican poco menos de 5.000 hectáreas nuevas, sin considerar las bajas, localizadas principalmente en la zona Oeste sobre todo en Luján, Tunuyán, Tupungato y San Carlos, con un crecimiento de menor relevancia en el Este y en San Juan”.

 

Explicó que al ser en el oasis de Valle de Uco, “encontramos un crecimiento de viñedos de altura de pocos kilos por hectárea y con una gran calidad, lo que claramente refleja que responde a una demanda concreta. Por ende, no nos genera preocupación respecto de un potencial excedente. Por el contrario, los números indican que los stocks están acotados en el orden de tres a cuatro meses”.

 

Teniendo en cuenta la crisis planetaria actual, destacó un dato clave para interpretar la situación de la industria: los despachos al mercado interno se mantienen en los 11 millones de hectolitros, mientras las exportaciones están en el orden de los 4 millones de hectolitros. “La primera consideración es que todo lo que producimos en 2008 lo vamos a vender. Estamos exportando a 112 países y tenemos más de 500 exportadores, lo cual nos habla de una gran diversificación y nos da la tranquilidad de que estamos en las mejores condiciones para enfrentar algún atisbo de recesión mundial”.

 

Sin embargo, aceptó que en el caso del jugo concentrado de uva “estamos en un 50porciento de las exportaciones a EE.UU., lo cual es la luz amarilla que tenemos por el impacto que pueda tener el comportamiento de ese gran comprador para ese rubro del sector vitivinícola”.

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