Por Fabián Sepúlveda
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Departamento de Cultura
03/05/06 Al fin una. Cansados de oír la historia de allá. Porque al parecer en Buenos Aires las guitarras suenan más afinadas, si bien en parte es cierto, tampoco lo es del todo. Millares de reportajes y antologías con los mejores shows del rock argento rescatan los Buenos Aires Rock, los Quilmes Rock, los River, Obras, los Cemento, Café Einstein, La esquina del sol y tantos otros lugares con el aura mítica (por no mencionar a La Cueva como el gran pesebre del género). De esa lista solo escapan el viejo Festival de La Falda, y Casquín Rock, ambos de Córdoba.
Curiosamente, Mendoza figura en las enciclopedias especializadas solo con un par de escándalos de Charly García, el concierto de Amnesty en el 88 (aunque fue un evento internacional, siempre se lo ligó a la historia grande) con Sting, Bruce Springteen, Markama, entre otros, y como cuna de los Enanitos Verdes y los Karamelo Santo… y paremos de contar.
Vidas artísticas hechas leyendas como la de León Gieco, el chico que desde el interior de Santa Fe decide marchar un día a Capital Federal y probar suerte con la música: mostrando el paso de la oscuridad provinciana al iluminado obelisco. A tal punto llega la porteñizaciónde la historia (del rock y cualquier otra causa nacional) que chupa todo de tal forma, borrando incluso las propias identidades, o acaso alguien sabe que el Indio Solari no nació en La Plata sino en Paraná.
Cerveza para todos
La cervecera ¿mendocina? Andes, contrató a la empresa Pop Art para la organización de este festival. Con una impresionante campaña publicitaria que incluía spots hechos en Buenos Aires, para radio y TV, y millones de gigantografias repartidas por toda la ciudad. Hasta ahí todo sobre ruedas, aunque la prensa local no sabía bien como acreditarse para cubrir el show, algo que más tarde generaría problemas.
El “Andes Vivo” se realizó el viernes 28 y el sábado 29 pasado en el estadio de Godoy Cruz, con entradas relativamente accesibles por la buena y variada oferta musical por jornada (las anticipadas fueron de 20 pesos y las generales 25, ambas más 2 tapitas de la bebida auspiciante). Un aspecto destacable, muchas veces generador de violencia o rivalidades innecesarias, fue la correcta elección de las bandas: la primera noche tocaron Barahundas, Bela Lugosi, Mancha de Rolando, Divididos y La Pelotas, mientras que en la otra lo hicieron Corazón Guerrero, Hormigas Negras, Parió la Choca, Chancho va, La Vela Puerca y Bersuit Vergarabat, lo que a su vez marcó profundamente los públicos de ambas noches. Otro punto que cambiaba el paisaje del show fue que estaba prohibido el ingreso de menores, salvo que los acompañara un mayor, y así se observó gran cantidad de padres con sus vástagos.
Desde los primeros anuncios se vislumbró una anomalía en la grilla artística, ¿error de impresión en los afiches?, ¿una estafa a los corazones? No, finalmente en la primera jornada, Las Pelotas y Divididos estarían a minutos de tocar entre sí y a metros detrás de escenario, ¿se produciría la esperada reunión? Sólo ellos (y en verdad fue así) lo sabían.
Before Chabon
Sumofue una banda argentina que tuvo como principal precursor a su calvo cantante, Luca Prodan, éste había nacido en Roma, era hijo de una familia adinerada y fue educado en colegios extranjeros. Gracias a la invitación de un amigo argentino, dispuso visitar nuestro país en 1979. Su decisión se fundaba en una crisis hepática sufrida por el consumo de heroína y por sus fugas del estado italiano que lo buscaba para hacer el servicio militar. Tiempo después conoció a Germán Daffunchio, que a su vez incorporó a su amigo Alejandro Sokol. Desde Londres, vino a una amiga de Luca, Shtepanie Nuttal. Luego se alistó Diego Arnedo como segundo bajista. Por la Guerra de Malvinas, Stephanie, que era inglesa, decide volver a Inglaterra, y pasa a ocupar su lugar Sokol. Todo esto fue en 1981, donde también se integraría como saxofonista, el periodista que en más de una ocasión escribió cuando los vio en vivo, Roberto Pettinato. En 1983 grabaron un casete de manera independiente, Corpiños en la madrugada, mientras siguieron afirmándose cada vez más en el circuito underground porteño.
Paralelamente, Sumo se dividía en tres pequeñas bandas para tocar: La Hurlingham Reggae Band, Sumito y Ojos de terciopelo. El último en entrar a la banda será un amigo de Diego, Ricardo Mollo, como la guitarra definitiva de Sumo. Al otro año se aleja del grupo Alejandro Sokol “que ya veía como avanzaba el estado de locura interna del grupo” (Enciclopedia del Rock Nacional 30 años). Su reemplazante fue Alberto “Superman” Troglio. Su público crecía más, hasta que llego un ofrecimiento de la CBS para grabar sus propios temas. La placa se llamó “Divididos por la felicidad”, luego registraron “Llegando los monos” y “After Chabon”. En esos momentos, Prodan y compañía tenían una gran popularidad y sus conciertos eran memorables, compitiendo con bandas como Virus y Soda Stereo. Aunque en After… Luca padecía serios problemas con su alcoholismo (el único paliativo contra falta de la heroína). Desgraciadamente éste falleció el 22 de diciembre de 1987 a los 34 años, en un conventillo de la calle Alsina, en San Telmo.
Desde ahí en más, todos menos Daffunchio, ensayaron algunos meses como para atravesar el luto obligado, y se presentaron, a modo de homenaje, en el Chateau Rock de 1988, en Córdoba. Un tiempo más tarde, Pettinato se embarcaría rumbo a España. Mientras que Arnedo y Mollo le darían forma a Divididos. El resto de los músicos se internarían en les sierras cordobesas viviendo en comunidad y a formar algo que luego se llamaría Las Pelotas.
Duros de juntar
De ahí en más, cada uno encumbró sus propios proyectos musicales, salvo Roberto Pettinato, dedicado a su primera profesión, la de periodista. Según Ricardo Mollo, en una entrevista de la desaparecida revista “La García” afirma que el saxofonista fue al que mas le pegó la muerte de Luca, porque “no pudo elaborar el duelo y reconciliarse con la música. (…) le costó volver a encarar un proyecto musical” (…)
En 1997, ambos grupos, con sus carreras bien fraguadas, convergieron en un recital en Montevideo, Uruguay. En una situación similar a la de este “Andes Vivo”, ya que tocaban la misma fecha, pero en ese momento el bajista de Divididos dijo “no”. Y eso no fue todo, ya que tan mentada y esperanzadora era la reunión, que habían viajado Pettinato y “Superman” Troglio. Aunque los alegatos de Arnedo nunca fueron claros: “si en ese momento no se dio es porque hubo algo que no dejó que pasara. Por ahí algún otro día se puede producir”, (La García). Pero los que si se ofuscaron en aquel entonces fueron los lideres de Las Pelotas: “Pudo haberse dado sin ningún problema, pero hubo quien tuvo miedo, los Divididos se cagaron en la gente. Yo particularmente tengo la conciencia tranquila (…) Los Divididos, entonces, no quisieron reunir a Sumo” manifestaba un enojado Germán Daffunchio a la revista “Mix”.
Tres años mas tarde, Ricardo Mollo, ante la pregunta de una posible reunión, contestaba al periodista Huphrey Inzillo lo siguiente: “Varios años atrás nos juntamos en un bar y tocamos hasta las siete de la mañana. Todos, inclusive Troglio y Pettinato. Y una vez en Die Shule (un boliche) que había 400 personas, y nos vieron, y todo bien.” (La García).
Igualmente la herida de Montevideo no cicatrizaba, las oraciones elevadas a un Luca canonizado en el cementerio de Avellaneda, tampoco parecían ser eficaces. Pogos, cánticos de hinchada y tragos de blanca ginebra fueron la ofrenda desde aquel Chateau Rock de 1988. Remeras en vez de estampitas y porros por velas e incienso, eran parte del ritual de una nueva orden surgida del único cisma en el sagrado rock nacional: el rock chabon, semilla germinal de Sumo. Sus predicadores se multiplicaron como el vino en las bodas de Caná: Los Fabulosos Cadillacs, Attaque 77, Los Cafres, Auténticos Decadentes, A.N.I.M.A.L., La Renga, Los Piojos, Bersuit, son algunos de ellos.
Esperando el Milagro
El primer pensamiento durante la (desorganizada) conferencia de prensa fue tal vez que Las Pelotas y Divididos no entrarían juntos, o que pondrían algo de distancia, o vaya a saber qué con estos tipos. Pero apenas enfilaron hacia sus sillas las sonrisas eran comunes para Mollo, Sokol, Daffunchio y Arnedo. Si bien evadieron las preguntas sobre el posible toque, dejaron entreabiertas las posibilidades en sus gestos: risas, cuchicheos, abrazos y hasta se dejaron posar para el fotógrafo de diario Los Andes.
El estadio Feliciano Gambarte estaba repleto, a cada paso se escuchaban comentarios como estos: “¿se irán a juntar?”, se preguntaba un gordito quinceañero con la remera de La Renga, “Ojalá que si”,expresó una pulposa adolescente con el pupo al aire, y flequillo stone,“Nooo, los chabones están re-peleados”,se lamentaba un treintañero con una remera de Bob Marley y su cabeza con rastas, “por las dudas, acobacho lo que tengo y me lo fumo al final”, exclamó una corpulenta muchacha, de tez blanca, pollera hippie y bincha rosada.
La temperatura daba para remera. Habían pasado Barahundas, Bela Lugosi y Mancha de Rolando. Divididos, subió al altísimo escenario; (tenía cerca de 2 metros, muy apto para la visión general) a las 21. Clase magistral de rock duro sostenida por el bajo de Arnedo, armonizada con la guitarra de Mollo y por la metralleta con forma de batería de Catriel Ciavarella, en el tema numero 20, los primeros acordes de “Ala Delta”, movilizaron los saltos en el campo, y mucho mas aún cuando apareció (con gorro piluso incluido) Alejandro Sokol para cantar. Era el primer round y las 11 mil personas estaban knock out.
Segundo round, el otro retador ingresa al escenario. Dafunchio, Sokol, Gabriela Martínez, Gustavo Jove, Sebastián Schachtel entregan todo por más de una hora y media. El público seguía en pie, saltando y flotando en perfecta comunión. Pero ellos tenían otro invitado, ¿hace falta adivinar?, ¿una pista?, ok ahí va: los plomos acababan de subir una pedalera, ¿el wa- wa de Troilo?, no, porque está muerto, pero si el de Mollo, para extenderse en un solo memorable con el tema “No me des la espalda”. A esa altura los primeros aires del tornado empezaban a llegar. Ovación y despedida. ¿Fin? Para nada, los plomos se movilizaban de un lado a otro sobre las tablas. No hacían falta mas especulaciones, todos sabían que sucedería el hecho más esperado por la feligresía de Sumo, una reunión que tardó 18 años. Y sin mucha parsimonia entraron para entregar cinco canciones sucias y desprolijas. Milagrosamente (y fue verídico) las únicas gotas de lluvia cayeron en ese momento, y no hubo más distancia entre el cielo y la tierra.
El tornado había arrasado las almas de todos con El ojo blindado, Fuck you, Debede y Mejor no hablar de ciertas cosas. Distorsionadas, con varios pifies, entradas falsas, igual que en Hurlingham, igual que con Luca. Ese fue el clima, y con más sonrisas: “¡…si ustedes están contentos, yo lo estoy aun más!”, le decía a la multitud un emocionado Sokol. Si hasta Arnedo se reía, uno de los músicos mas serios y respetados, al mismo tiempo que daba la orden de tocar una más.
Por último, el título de esta nota no es solo un juego de palabras para entendidos, sino el verdadero sentimiento y atmósfera que hoy parece inundar a estos músicos, y porqué no, (permítasenos soñar) tal vez estén pensando en planes futuros, only time will say.