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Universitarios de Argentina y el extranjero participaron de la Escuela Balseiro

Veinticinco jóvenes de distintas ciudades del País y del extranjero tuvieron la oportunidad de participar en la “Escuela José A. Balseiro 2013” sobre la temática “Electrones, luz y sonido en nanoestructuras: de los fundamentos a los dispositivos”. Fue durante todo un mes, en el campus del Instituto Balseiro, en San Carlos de Bariloche. Además de tomar clases teóricas, conocieron distintas técnicas experimentales en los laboratorios del Centro Atómico Bariloche (CAB). 

imagen Universitarios de Argentina y el extranjero participaron de la Escuela Balseiro

Universitarios de Latinoamérica experimentaron el Instituto Balseiro y produjeron trabajos experimentales.

En esta ocasión, los participantes viajaron desde Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, La Pampa, Corrientes y San Luis. También hubo visitantes de Perú, Colombia y Venezuela. El grupo estuvo compuesto por estudiantes que cursaban el último año de las Licenciaturas en Química, Ingeniería o Física o que estaban comenzando a realizar un Doctorado en áreas afines. Todos ellos recibieron becas para cubrir la estadía en este Instituto dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).

Súperredes y memorias

Un acelerador donde partículas diminutas colisionan a grandes velocidades y permiten hacer “identikits” de distintos objetos; una “Sala Limpia” donde se fabrican y estudian nanomateriales con ropa especial para no contaminarlos; y microscopios electrónicos que permiten ver detalles diminutos, fueron algunos de los instrumentos y escenarios que visitaron los becarios.

En el cierre de la escuela, los estudiantes rindieron un examen final y expusieron sus trabajos experimentales en una sesión de pósters en el edificio de la ex Biblioteca, en cuya entrada, en el parque, está el retoño del famoso manzano del científico Isaac Newton.

“En nuestro trabajo experimental, utilizamos la técnica de espectrografía ultrarrápida para poder cómo vibran unas estructuras que se llaman superredes, y que consisten en apilamientos alternados de dos materiales distintos”, contó Andrés Llacsahuanga, que tiene 21 años y está terminando la carrera de Ingeniería Física en la Universidad Nacional de Ingeniería en Lima, Perú.

“Obtuvimos espectros que nos muestran en qué frecuencia están vibrando las muestras, y eso nos permitió caracterizar las distintas superredes”, agregó Llacsahuanga. Asimismo, destacó que esa técnica se utilizara para realizar luego ingeniería de materiales. Su compañero de equipo fue Federico Domínguez, que es estudiante de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

César Londoño-Calderón, estudiante colombiano de Doctorado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y Daniel Actis, de la Licenciatura de Física de la Universidad Nacional de La Plata, trabajaron con unos dispositivos que se llaman “memorias resistivas”. “Determinamos las propiedades eléctricas de memorias resistivas de dióxido de titanio. Otros tipos de memorias no volátiles son ampliamente utilizados en la industria de semiconductores para el almacenamiento de información. De hecho, los pendrives o USB tienen este tipo de memorias”, contó Londoño-Calderón.

“Caracterizamos las muestras durante varios ciclos de lectura y escritura, y verificamos que los estados de alta y baja resistencia se mantienen estables, algo fundamental para el campo de la informática”, contó Actis. Y comentó que el gran desafío es que ese tipo de memorias reemplacen a las fabricadas con silicio en el futuro.

Aceleradores y microscopios

En el póster titulado “Tan impresionantes como balas de cañón rebotando en una hoja de papel”, los estudiantes Javier Cambiasso y Rodrigo Cortiñas, ambos de la Licenciatura en Física de la Universidad de Buenos Aires (UBA), mostraron su trabajo realizado en el acelerador de iones TANDEM del CAB. “El título del póster es una cita de Ernest Rutherford, que encontró evidencia experimental de cuál es la estructura atómica. Y, de hecho, para este trabajo utilizamos una técnica que se llama ‘Rutherford Back Scattering’”, explicó Cortiñas.

Usando el acelerador, Cambiasso y Cortiñas estudiaron distintas muestras de láminas que bombardearon con partículas muy pequeñas, llamadas “alfa”. Según las velocidades de rebote en las láminas o “paredes”, pudieron determinar qué material estaban estudiando, por ejemplo si la lámina tenía oro o silicio. “Esta técnica tiene fortalezas y también limitaciones. Se puede utilizar en varios campos, entre ellas en la práctica forense para determinar causas de envenenamiento; o para determinar si la tierra tiene contaminantes; y hasta para ver cuál es la composición de un alimento”, detalló Cortiñas.

La licenciada en Química Virginia Lago, de 24 años y que está comenzando el Doctorado en Física en la UNC, y Romina Ibañez, de 23 años y que está finalizando la Licenciatura en Física en la Universidad Nacional de San Luis, trabajaron en grupos separados. “En mi caso, trabajé en la fabricación de nanoestructuras mediante litografía electrónica en la ‘Sala Limpia’ de Nanotecnología, una experiencia nueva para mí. Hicimos unas barritas de cromo con contactos eléctricos de oro para poder hacer mediciones del transporte eléctrico. Fue muy interesante”, contó Lago.

Por su parte, Ibañez contó que a su equipo le tocó trabajar con el microscopio de efecto túnel. “El objetivo fue estudiar y visualizar soluciones de moléculas sobre dos superficies, de oro y de cobre. Como tienen distintos comportamientos, se forman diferentes estructuras”, sintetizó esta joven. “Esta Escuela me aportó principalmente muchos conocimientos ¡y también cansancio!”, agregó, además de mencionar que el conjunto de becarios estuvo compuesto por nueve mujeres y dieciséis varones.

Nanotecnología en 2013

“La Escuela José A. Balseiro nació a mediados de los ’80 como un curso de introducción a la física del sólido, con el fin de cubrir un área de vacancia. Fue iniciativa de la doctora María Elena Porta y, a medida que los distintos grupos del País y de Latinoamérica fueron consolidándose, se planificaron cursos sobre otras temáticas. Entre ellas, superconductividad, materiales magnéticos, materia condensada, y cada año varía”, contó Gonzalo Usaj, uno de los coordinadores de la Escuela 2013 y docente del Instituto Balseiro.

Ante la consulta de por qué se eligió para la Escuela de 2013 la temática vinculada a la nanotecnología, Usaj respondió: “Elegimos esta temática porque nos resultaba interesante entusiasmar a los chicos hacia un campo que tiene importantes desafíos  desde el punto de vista básico pero sobre todo con gran potencial para el desarrollo de la física aplicada”. Y agregó que con la llegada de nuevos equipamientos en los últimos años, el área de nanotecnología se ha ido consolidando en Bariloche y en el País.

“En la mayoría de las universidades, esta Escuela es reconocida como un curso entero de un cuatrimestre, por la intensidad del cursado, por la formación que se adquiere y el prestigio ganado a través de los años. Así que para los chicos es una opción atractiva”, dijo Usaj, que es investigador del CONICET en el grupo de Teoría de la Materia Condensada en el CAB. Asimismo, realizó un balance positivo sobre la Escuela: “Los chicos quedaron muy contentos y también, fulminados porque es un curso muy intensivo, con mucha información”, señaló.

Más información en: http://www.ib.edu.ar/index.php/nivel-universitario/144.html

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