Le robaron un bien que no tiene valor comercial, una creación, algo que concebió en su cabeza y que lo plasmó con esfuerzo durante años de trabajo en una partitura de música. Un número desconocido de delincuentes entraron en Paso de los Andes 148 de Ciudad y se llevaron, entre otras cosas, un maletín con las partituras de zambas, tangos y cuecas que el profesor Raúl Rubinich (70) elaboró en tardes completas de pensar, con el lápiz y la goma de borrar en la mano. Por eso pide casi suplicando que se las devuelvan. Son unas 100 partituras escritas a mano que estaban dentro de un maletín marrón de plástico. “No me importa el maletín, que se lo queden. Si ellos quieren mantener su identidad en secreto, para conservar su buen nombre, porque ellos también lo tienen, que manden a alguien y me lo devuelvan”, pidió el músico, quien actualmente tiene tres coros a su cargo. El profesor nunca se casó y tiene una larga trayectoria dedicada al amor de su vida: la música. Se recibió en la Universidad Nacional de Cuyo como profesor de Teoría Musical y ejerció en las universidades de Mendoza, San Luis e hizo orquestaciones para la Sinfónica de la UNCuyo. Hoy hace armonizaciones para un coro de jubilados de la Municipalidad de Capital, trabaja en la Escuela de Canto Alberto Caparotta y en la iglesia maronita.
El robo se concretó el martes a la tarde cuando se acostó a dormir la siesta. Sus perros ladraron muchísimo pero él pensó que alguien pasaba por la vereda, por lo que no les prestó atención. Los delincuentes rompieron la parte de abajo de la puerta que da sobre Paso de los Andes y entraron directamente al living. La incursión en su vivienda duró poco y al cabo de unos segundos los ladrones se habían esfumado con un radiograbador, que era prestado, y un portafolio con su preciado tesoro. El hombre, que enseña teoría musical, esto es arreglos para coros, historia de la música y todo lo que sea teórico, explicó que ésta es la séptima vez que le roban, pero la que más le dolió. “Esto no tiene valor para nadie, sólo para mí. Son años de componer y no me acuerdo de todo lo que hice. Ahí (por las partituras) hay villancicos, folclore, canciones en italiano y zarzuelas que tendría que volver a hacer y yo trabajo con eso”, relató en la puerta de su casa ayer a la tarde.
Vive solo, y con lo justo, en una casa que alquila, con 5 perros que recogió de la calle.
Reencontrarse con las partituras sería para él reencontrarse con los ritmos a los que les dedicó su vida completa.