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Uno: Ave del Norte se “radicó” en Mendoza

El caraú tiene grandes dimensiones. Fue detectado en la alta montaña. Se desconoce cómo llegó a la provincia, pero descartan que haya sido por el tráfico ilegal. Llama la atención su adaptación a un clima más frío. El Zoo nunca tuvo uno

03 de agosto de 2005, 14:03.

A simple vista, lo que Ana Isabel Martín de Boniface descubrió en el jardín de su casa de Las Vegas (Potrerillos) era un ave. Pero hasta que los investigadores del CRICYT analizaron las fotos que sacó la mujer e hicieron sus estudios, era un verdadero “objeto volador no identificado”.

En realidad, se trataba de un carau o caraú: ave de importantes dimensiones propia del Norte argentino. No hay registros sobre la existencia de esa especie en Mendoza e, incluso, el Zoológico nunca tuvo un ejemplar, por lo que mal podría haberse fugado de ahí. También se descarta que haya sido traído o traficado, ya que por su alimentación tan específica no soporta el cautiverio y, según las imágenes de Boniface y las que luego alcanzó a tomar Fernando José Piccolella, del Ianigla, no muestra los daños típicos de las aves transportadas ilegalmente.

Por esto, los investigadores se preguntan qué hace en la zona cordillerana ese Carau, al que volvieron a ver el fin de semana. ¿El dique Potrerillos estará atrayendo avifauna de otras regiones?, es uno de los interrogantes.

“Es llamativa su presencia en un lugar de condiciones climáticas totalmente disímiles con los requerimiento de hábitat de la especie, sumado a la altitud y su presencia en pleno invierno en un lugar donde es muy factible que caigan nevadas regularmente”, destaca Elba Pescetti, del Departamento de Ornitología del Iadiza, quien se encargó de identificar al ave en cuestión junto a Eduardo Militello, técnico en Areas Naturales Protegidas.

Los especialistas determinaron que en la provincia no hay registros sobre la existencia de la especie. También se consultó al Zoológico sobre si tenían conocimiento de esta especie, ante una posible reciente adquisición y escape del animal, pero les informaron que la especie nunca había sido adquirida, por lo que desconocían su origen.

El espejo de agua más cercano al sitio donde fue visto es el dique Potrerillos, pero no se sabe si el ave siguió el curso del río Mendoza hasta llegar a Las Vegas, aunque esos ambientes están lejos de ser los que requiere.

“Que alguien lo pueda haber traído es prácticamente imposible: no es un ave que pueda subsistir en cautiverio dado su especificidad alimenticia, tampoco se observan en las fotografías plumas dañadas, corte del ala o ulceraciones en el pico, signos de haberse lastimado con alguna jaula o cajas de transporte. Uno de los aportes importantes de la observación es que la vieron volar perfectamente y aparentemente se encontraba en buenas condiciones”, sostiene la ornitóloga.

De todos modos, se indagó para conocer si el ave aparece en los listados internacionales de especies que puedan ser portadores de enfermedades asociadas a zonas tropicales. “Esta búsqueda dio una respuesta negativa”, asegura Pescetti, quien para finalizar recalcó la importancia de dar aviso de este tipo de avistamientos, tal como hizo la descubridora del primer Carau que ha pisado y volado sobre Mendoza.

* Ariel Sevilla / asevilla@diariouno.net.ar

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