Estos luego se bautizarían con el nombre PIBES (Proyecto Infantil Brazos en Solidaridad) para encauzar una tarea más global que abarca desde el establecimiento precario de un comedor (que luego se suspendió porque les impedía a los chicos compartir ese momento con sus padres) hasta apoyo escolar, atención médica y, fundamentalmente, la transmisión de valores esenciales para un desarrollo digno en los chicos. En ese barrio todavía no cuentan con luz eléctrica ni agua corriente para que las 18 familias que allí habitan puedan higienizarse y “vivir” de noche. Así las cosas, PIBES tuvo que enfrentarse a “la desunión entre las madres y la lógica desconfianza hacia nosotros, porque están cansados de que venga gente que se dice solidaria, los utilice por un tiempo y después se van”, asegura a UNO esta joven que además cursa el 5º año de la Licenciatura en Comunicación Social, en la UNCuyo. Pese a todo, los PIBES lograron organizar a los vecinos, al punto de que ahora son las madres quienes elaboran pan para venderlo en el centro y así sustentar a sus familias. “Es un porcentaje mínimo a comparación de las donaciones que nos llegan de otro lado. Pero al menos esas familias se sienten dignas porque pueden alimentar a sus hijos con el propio esfuerzo. El barrio recuperó su dignidad y eso significa que la misión solidaria se cumplió”, concluye nuestra heroína.
El “aguante” de Gastón y Mambrú
El proyecto PIBES no sólo se ganó el reconocimiento del Consejo Empresario de Mendoza. Su noble causa fue apoyada también por el reconocido actor y conductor del programa Ser Urbano, Gastón Pauls, y por la banda juvenil Mambrú. Ambos visitaron el carenciado barrio Los Dos Angeles cuando pasaron por la provincia. Pauls destinó un programa entero para mostrar la miseria que rodea a la popular barriada, a la vez que rescató la labor solidaria de los casi 20 chicos que conforman PIBES. La emisión tuvo tal repercusión (gran parte de las familias que allí residen viven de un basural) que enseguida “ardieron” los teléfonos para entregar un centenar de donaciones. “Todavía estamos pensando en construir un salón para todas las actividades que realizamos en el barrio y para una biblioteca. Hasta ahora nos presta su casa Casimiro Bustos, uno de los vecinos. Pero no queremos molestarlo más, ya hizo demasiado”, dice Soledad Silione.