Según informa el Departamento de Bioestadística del Ministerio de Desarrollo Social y Salud, mientras que en 1993 fallecieron en toda la provincia 9.931 personas, en 2003 la cifra se incrementó a 11.983. Así, la tasa de mortalidad general pasó de 6,7 a 7,4 por mil. Es decir que hace una década había seis muertos cada mil habitantes y en el presente son siete. No obstante, la tasa provincial sigue estando por debajo de la media nacional, que es de 7,6 por mil.
Por el contrario, en 1993 se produjeron 33.400 nacimientos y el año pasado esa cifra había bajado a 28.705 (en 2002 fue aún más notorio: hubo 27.781). De esta forma, la tasa de natalidad descendió de 22,8 a 17,8 por mil. Eso indica que antes había casi 23 nacimientos cada mil habitantes y ahora hay casi 17 cada mil.
María Rosa Cosani de Palmada, encargada de elaborar el informe socio-cultural del Marco Estratégico Mendoza 2012 de la UNCuyo, indica que esto se debe a que hubo un descenso en la tasa de fecundidad femenina (que es el número de hijos por mujer en edad de procrear), alargamiento de la esperanza de vida, un fuerte proceso inmigratorio (sobre todo de jóvenes), el que la provincia ya no sea un polo de atracción migratorio, una reducción en la proporción de niños y jóvenes menores de 15 años y un incremento de la población mayor de 65 años.
Por su parte, Carlos Cardello, director de Maternidad e Infancia, a cargo de la Gerencia de Planificación, área oficial que procesa los datos sobre natalidad y mortalidad, señala que las principales causas de defunciones generales en 2003 fueron enfermedades del aparato circulatorio, tumores, enfermedades del sistema respiratorio, lesiones, enfermedades endocrino-metabólicas y enfermedades infecciosas.
Sin embargo, asegura que la tasa de mortalidad infantil acusa un fuerte descenso, lo que impacta directamente en el aumento de la expectativa de vida. En 1993 se murieron 671 chicos menores de un año (20,5 cada mil personas) y en 2003 fallecieron 316 (11 cada mil habitantes). De hecho, Cardello considera que el aumento en la tasa de mortalidad general está relacionado con el envejecimiento de la población local.
“La tasa de natalidad (proporción de niños nacidos vivos cada mil habitantes) se redujo en 30% entre 1980 y 2001”, observa Cosani de Palmada. La tasa de fecundidad es de 2,2 hijos por mujer. “Es decir que se encuentra en un nivel muy próximo al de remplazo generacional, que es de 2,1 hijos por mujer”, informa la especialista. Señala que la tasa de natalidad hacia 1990 era considerada “muy alta” y en la actualidad es “alta”, y la de mortalidad general se considera “moderada”.
En los últimos 20 años se ha reducido la proporción de niños y jóvenes de menos de 15 años y se ha incrementado la representatividad de los mayores de 65 años. Mientras en 1980 lo primeros sumaban el 32% de la población, hoy son el 29%. El segundo grupo aumentó del 6% en 1980 al 9% en 2001. “Este último promedio se encuentra por debajo del que se registra en el país (9,7%), muy próximo al valor que permite definir una población envejecida (más del 19%)”, dice Cosani de Palmada.
“La retracción de la proporción de población menor de 15 años frente a la expansión del grupo de mayores de 65 se manifiesta claramente en el aumento de la edad media de la población mendocina, que alcanza actualmente los 36 años, frente a los 29,2 de 1980 y 31,1 de 1991”, agrega.
Con respecto a la expulsión de mendocinos, entre 1991 y 2001 se registraron en Mendoza 327.205 nacimientos y 101.976 defunciones, por lo que la población debió incrementarse en 225.229 habitantes. En ese período se sumaron sólo 167.170 efectivos. Esa pérdida de más de 58 mil habitantes habla de emigración y falta de inmigración.
Cosani de Palmada advierte que “una alarmante tendencia a la reducción de niños y jóvenes menores de 15 años frente a una aceleración del incremento de población anciana ha conducido a un aumento en la edad media de los mendocinos y a una relación menos equilibrada entre activos-no activos”.
Y añade: “Los progresos alcanzados en la esperanza de vida media permiten esperar en los próximos años una profundización del envejecimiento de la población, siempre que no se revierta el proceso de reducción de fecundidad de las mujeres mendocinas y la pérdida de efectivos por emigración”.
Eficaz lucha contra la mortalidad infantil
En los últimos diez años, Mendoza viene registrando un notable descenso en la mortalidad de niños menores de un año. En 1998, fallecieron 592 bebés contra 316 en 2003. Eso representa una baja en la tasa que va del 15,5 al 11 por mil (es decir 11 muertos cada 1.000 habitantes), según datos del Departamento de Bioestadística del Ministerio de Desarrollo Social y Salud. La primera causa (el 51%) en esos casos fueron afecciones originadas durante el período de gestación. Sin embargo, en 2003 hubo muchas muertes de niños que las estadísticas no cuentan como mortandad infantil. En efecto, fallecieron 89 chicos de entre uno y cinco años, y 86 de entre cinco y 14. En este caso las principales causas fueron externas, lo que incluye accidentes y lesiones. A esas les siguen los tumores. Guaymallén encabeza el ranking de mortalidad infantil menor a un año: 48 casos el año pasado. Pero con relación a su elevadísima población la tasa es mejor a la de la provincia: 10,7 por mil. El descenso en la mortalidad infantil, que en los últimos 20 años pasó aproximadamente del 32 al 11 por mil, se encuentra por debajo del promedio nacional: 16,3 por mil. Sin embargo, supera a las más bajas del país: Ciudad de Buenos Aires (9,6 por mil) y Tierra del Fuego (10,1 por mil). Pero no se aproxima siquiera a las más elevadas: Formosa (28,9 por mil) y Tucumán y Chaco (24 por mil).