Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Uno: Buen día: Estamos parados

Esta semana hay paros en distintos días en los hospitales (que están paralizados), en la UNCuyo, incluyendo sus colegios secundarios, en los bancos (aunque hasta ahora sólo adhiere el Nación) y en la Justicia.

18 de mayo de 2005, 12:59.

Es decir, los servicios básicos que deben recibir los ciudadanos están supeditados a una ola de huelgas que en muchos casos se sustentan en pedidos incumplibles y en otros en “reclamos nacionales”.

Lo cierto es que no se puede esperar nada de una provincia que tiene sus servicios básicos paralizados, sin que sus ciudadanos se curen y se eduquen, en nombre de los reclamos salariales de las corporaciones en pugna, a las cuales no sólo no les interesa cumplir con su trabajo, sino que muestran a las claras que no les importa el resto de la sociedad.

La situación que se está dando en el empleo estatal debería ser una luz roja para la política, pues es inviable la administración de un país que se va paralizando poco a poco por el imperio de una dirigencia gremial que privilegia el conflicto al servicio que se debe prestar, tomando de rehén a toda la población. Incluso con la ceguera de llegar a decir, por ejemplo, que las personas no van a los hospitales porque se solidarizan con sus reclamos. Los que no van a los hospitales es porque saben que no los van a atender y ya tienen el ejemplo de los que fueron y se vieron frustrados.

Pero lo cierto es que el Estado, y en esto entran también los poderes Judicial y Legislativo, tiene que tomar el tema en sus manos y reglar la protesta estatal. No hay posibilidad de construir un país sin escuelas funcionando, sin universidades, sin hospitales, sin juzgados. Sin una ciudadanía sana, educada y segura en su integridad física y material no hay posibilidad de tener una Nación. De allí que no es posible que una dirigencia sindical antisistema, cuya única manera de protesta es tomar de rehenes a los ciudadanos, sea la que marca el ritmo social.

Podrán hacer mil caravanas, movilizaciones, asambleas, que mientras no haya una sociedad satisfecha con lo que recibe del Estado no se puede seguir. Deberá llegar el momento en que los puestos estatales se ordenen bajo ciertas condiciones y los podrá ocupar el que se avenga a ellas. El resto de la sociedad debe discutir si se puede seguir en este estado de cosas y por cuánto tiempo.

Contenido relacionado