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Uno: Cinco ilusiones para despegar en Palmira

SAN MARTIN– Cinco emprendimientos empresariales de distintos rubros se sumaron a la incubadora de empresas del Parque de Servicios e Industrias Palmira (PASIP). Todos están en desarrollo y estiman concretar los primeros objetivos en seis meses, duración de la etapa de preincubación.

08 de agosto de 2005, 13:33.

Entre los proyectos incorporados hay una fábrica de rodillos para pintar hechos con lana de oveja, una pequeña fábrica de golosinas de Palmira, una empresa de software y servicios informáticos, una fábrica de vinagre y una empresa de servidores de internet. Los emprendimientos se encuentran en diferentes puntos de desarrollo, pero tienen en común el desafío de generar un plan de negocios viable para proyectarse.
Esta es la herramienta que ofrece el Parque Tecnológico Mendoza (PTM), entre los servicios intangibles previstos en el proyecto PASIP. Para los impulsores de la radicación de un parque industrial y de servicios en el corazón de Palmira es de vital importancia la suerte que tengan estos emprendimientos. Porque serán los primeros resultados a mostrar después de transitar numerosas instancias públicas y privadas con el proyecto bajo el brazo durante más de una década.
Los participantes de esta apuesta están entusiasmados, como lo manifestaron durante la presentación realizada ayer en la sede del PTM, en la ex estación San Martín del ferrocarril.
Ivana Sánchez, Gisela Ballester, Cecilia Ledda, Carolina Barros y Javier Vecchi transitan los últimos meses de Ingeniería Industrial en la UNCuyo, y se proponen llevar a la práctica la tesis final de carrera: una fábrica de rodillos para pintura hechos con lana de oveja, un producto requerido por la industria de la construcción local, que es fabricado por una empresa foránea.
Arturo Calcagno es propietario de una empresa de servicios informáticos y pretende encauzar la comercialización de un software de mapas digitales. En Capital, lo usan la Policía Comunitaria y empresas como McDonal’s y Coca Cola, comentó Calcagno.
Natalia y Alfonso Inchaurraga, en tanto, se proponen ampliar el mercado cubierto por la fábrica de vinagres de la familia.
En otro rubro completamente distinto, Alejandro Zuin y Carlos Molina se especializan en el desarrollo de servidores de internet y tienen en la mira al Valle de Uco, entre otros sitios para sentar base.
Y Martín Silvestri tiene una fábrica artesanal de golosinas en Palmira, con la particularidad de haber sido el diseñador y constructor de las máquinas.

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