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Uno-Domingo 12: El presupuesto del CRICYT para investigar se duplicó en 3 años

El dinero que recibe el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Mendoza pasó de $365.000 en 2002 a $640.000 anuales en la actualidad. Estas cifras no incluyen los salarios

13 de junio de 2005, 13:13.

El presupuesto que reciben quienes hacen investigación científica en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Mendoza (CRICYT) prácticamente se duplicó desde el 2002 hasta ahora: pasó de $365.000 a $640.000.

El panorama para los directivos de ese centro es, por ende, optimista, y está lejos de los pronósticos agoreros sobre la inversión en ciencia que se suelen escuchar en cualquier charla de café al respecto.

Es más, quien está al frente del CRICYT, Juan Carlos Guevara, asegura que, sin dudar, alentaría a cualquier joven brioso con pretensiones de ser investigador a que se quede en Mendoza.

Este ingeniero agrónomo sustenta tanto buen augurio en el mencionado aumento progresivo de presupuesto que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) ha dado al CRICYT.

A su vez, el presupuesto del Conicet es enviado por el Ejecutivo Nacional y aprobado por el Congreso nacional cada año.

Los $640.000 con los que funcionará el CRICYT este año (además hay una partida extra para sueldos de los investigadores y becarios, ver página 5) son suficientes , según Guevara. Sin embargo, aclaró, “como no se otorgan fondos para equipamiento e infraestructura, hay límites concretos en ese presupuesto”.

Generalmente ese vacío lo llenan créditos que dan otras entidades. Por ejemplo, con un subsidio por 150.000 se compró en octubre del año pasado equipamiento para la central telefónica y los servidores de informática. Y con uno del BID por $925.000 se acondicionó el laboratorio de análisis ambiental que funcionará en el CRICYT en red con los del INV, el INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo.

El bolsillo de un investigador

Mensualmente el centro recibe del Conicet $563.000 para pagar sueldos de los investigadores, lo que en un año suma un presupuesto de $6.756.000.

Según Guevara, ese monto para salarios es suficiente “para vivir sin problemas, aunque tampoco con grandes lujos”.

Hay muchos investigadores y becarios del CRICYT que complementan la investigación con otras tareas como la docencia o la asesoría en el sector privado o público.

Según los datos que brindó la dirección del CRICYT a este diario, son cerca del 50% los profesionales de ese centro que mantienen al mismo tiempo horas cátedras en colegios y facultades.

El hecho de integrar el plantel del Conicet en el rubro de investigador principal implica una dedicación exclusiva. Sin embargo, con previa autorización del Conicet, los investigadores pueden dar clases, aunque una gran parte de lo que cobran por esta actividad queda para el ente nacional.

Los investigadores también pueden trabajar como asesores en el sector público o privado, pero sólo si dedican a estas actividades paralelas a la ciencia el 20% de su disponibilidad de tiempo.

* Gabriela Valdés / gvaldes@diariouno.net.ar

Las deudas y los aciertos

Dentro del balance que el CRICYT hizo en 2004, figuran algunas fortalezas y debilidades.

Entre las debilidades, cuentan el hecho de que la pirámide etárea laboral se componga de 14% de personal que tiene hasta 40 años, 26% entre 41 y 50 años, 40% entre 51 y 60 años y 20% que tiene más de 61 años.

Además mencionan que no hay capacidad edilicia adecuada tanto en los servicios como en las unidades investigativas, ya que el cupo de investigadores “ha crecido en un alto porcentaje, lo que causa una inminente necesidad de mayor espacio”.

También como un punto rojo marcaron la “escasa sensibilidad” del sector privado nacional, y agregaron que sólo se da “en forma esporádica” el acceso a fondos privados del exterior.

Por el contrario, en la columna de los positivos apuntaron que hay un alza en las posibilidades de acceso a fondos públicos nacionales e internacionales destinados a equipamiento.

Como favorable destacan también la ubicación geográfica del CRICYT “que permite un acercamiento al medio y un ambiente ideal para desarrollar tareas de investigación”.

También hay un buen balance en cuanto a la capacitación del personal, la próxima instalación de un laboratorio de análisis ambiental y el prestigio del que goza el centro como parte del Sistema Científico Tecnológico Argentino.

Laboratorios donde todo pasa

No sólo la típica postal de la ratita de laboratorio lista para recibir una inyección es lo que se ve al recorrer el campus científico del CRICYT.

Algunas de las intervenciones e investigaciones del centro:

•Experimentación con una autovacuna contra el cáncer: en el Imbecu se avanzó en una importante línea de investigación en este sentido inédita en el país.

• Proyecto de producción de Biodiesel: se colaboró con la elaboración del proyecto que surgió en Goudge, San Rafael.

• Proyecto socioeconómico de producción de detergentes y suavizantes: se hizo a partir de los requerimientos de la cooperativa de trabajo Nueva Esperanza, de Las Heras.

• Capacitación para la formulación y evaluación de proyectos socioeconómicos a un grupo del barrio La Gloria, de Godoy Cruz.

• Dendocrinología: un equipo de investigadores analiza la edad y otros signos de los árboles a través del estudio de los anillos y marcas en sus troncos.

•En el Incihusa se hace una evaluación y estimulación del autoconcepto en niños normales y con conductas problemas en escuelas primarias urbano-marginales estatales de la provincia.

•En forma permanente se hacen talleres de educación ambiental con visitas guiadas. Los turnos se piden a: senderogarabato@lab.cricyt.edu.ar 

“No hay investigaciones frenadas”

Desde 1997, Juan Carlos Guevara es el director del CRICYT. Hasta este año estuvo también al frente del Iadiza, pero dejó el cargo a raíz de que, por primera vez en la historia del centro de investigaciones, se concretaron los concursos públicos para ocupar las direcciones de los institutos.

Guevara es decididamente optimista en cuanto al futuro de la investigación científica en Mendoza. Entre otras cosas, argumenta una mayor inversión en ciencia desde hace unos años (ver nota principal) y dice además haber sufrido épocas peores “incluso desde antes del golpe militar del ’76”, en las que muchos debieron abandonar la actividad científica.

“En términos generales, no hay investigaciones frenadas por falta de presupuesto. Por el contrario, en los últimos años se han incrementado los subsidios del Conicet, la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica y entidades extranjeras”, afirma.

Guevara sostiene que el vínculo entre el CRICYT y la actividad cotidiana de Mendoza es fluido. Entre otras cosas, dice, “se hacen investigaciones tendientes a solucionar problemáticas regionales y asesorías a organismos de gobierno y empresas privadas. Además, hay pasantes del nivel medio y superior, visitas guiadas, jornadas a puertas abiertas dirigidas a estudiantes, capacitación a microemprendedores. Es natural que el sector productivo acuda al CRICYT en busca de asesoramiento”.

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