Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Uno-Domingo 13: La escuela que hoy necesitamos

Por Emma Cunietti, Directora General de Escuelas

14 de noviembre de 2005, 14:39.

Admitiendo que dos problemas fundamentales de nuestro país son la desigualdad y una economía competitiva, desde Mendoza estamos apostando a una transformación del sistema educativo que genere herramientas para ayudar a resolver esos conflictos. Esta semana se han puesto a consideración en un aspecto: el Polimodal o secundario.
Nuestra propuesta consiste en aumentar la carga horaria en disciplinas y ciencias básicas y en incorporar los itinerarios de formación laboral (IFL) y los talleres de formación ética y ciudadana.
Una de las consignas de la protesta de los jóvenes en Francia planteó que no podían aspirar a la universidad o a otros puestos laborales más calificados. Por el contrario, la Argentina en sus mejores épocas pudo sostener una escuela que aseguraba similar calidad y contenidos en el Colegio Nacional de Buenos Aires o en el Bachillerato de Lavalle.
Hoy esto ha cambiado. Con la aplicación de la Ley Federal una institución con la misma modalidad (por ejemplo de Economía y Gestión de las Organizaciones o de Producción de Bienes y Servicios) en la misma provincia puede tener hasta nueve o diez asignaturas distintas de otras. No se trata sólo de aumentar o disminuir horas, sino de recuperar la idea de sistema educativo, que garantice un mínimo de competencias básicas para todos y que evite la fragmentación que reproduce desigualdades.
Una escuela que apunte al desarrollo integral y a la construcción de ciudadanía activa basada en una jerarquía de valores, debe asegurar horas de Educación Física y Formación Etica y Ciudadana.
Más que proveer información, la escuela debe promover el desarrollo de competencias suficientes para aprender a aprender, a pensar y a poner en juego capacidades para resolver situaciones problemáticas. Para ello es necesario un aprendizaje que se desarrolle desde el rigor, la organización y las categorías que proveen las disciplinas que sirven de fundamento a otras áreas del saber. Este es el sentido de incorporar más horas de Matemática, Lengua, Física, Química, Historia, Geografía y Filosofía.
Si las universidades solicitan como requisito de admisión el aprobar exámenes de Matemática, Física o Lengua, y si éstos tienen escasa presencia en el Polimodal, la escuela media no está cumpliendo con uno de sus objetivos básicos: desarrollar recursos y habilidades para el ingreso al mundo académico superior. Lo que es más grave, está fortaleciendo desigualdades previas. Por más esfuerzo que haga la universidad, tendrán mayores posibilidades de ingreso quienes puedan pagar un profesor que los prepare en contenidos no adquiridos.
Por otro lado, en una provincia que apunta a un desarrollo integral e incluyente, es indispensable un modelo económico en el que sean las personas las que agregan valor a los productos. Dicho de otro modo, en una economía exigente y que necesita reconvertirse, es necesario que las personas que ingresan al sistema tengan la calificación necesaria tanto para constituir propuestas de autoempleo, como para satisfacer la demanda del sector productivo.
Por ello un IFL es una experiencia educativa significativa en áreas de actividad productiva que se articulan con su respectivo campo de conocimiento. Son alternativas abiertas de formación en determinadas áreas de la producción o de servicios, que podrán ser cursadas tanto por los alumnos como por egresados del sistema. Estos itinerarios, que abarcan más de 300 horas, estarán desarrollados en módulos según lo que exijan los diferentes perfiles laborales de una familia profesional. Para recibir una certificación de competencias, así como un operador informático de oficina, necesitará un módulo para el manejo de Word, otro para Excel, otro para internet, y así sucesivamente; en la familia de la construcción o de la industria gráfica habrá un recorrido que abarque otros perfiles.
En síntesis, el 2004 fue el año de volver al esfuerzo; el 2005 es el año de las transformaciones que adecuen el sistema a las necesidades de los alumnos y a las demandas sociales. De nada sirve formar para el mundo académico o del trabajo, si tenemos chicos que carecen del hábito de estudiar o de trabajar. Del mismo modo, no podemos tener chicos que quieran estudiar o trabajar y no puedan hacerlo por falta de herramientas básicas.
En una Argentina que como el Ave Fénix quiere resurgir de las cenizas, estamos frente a una oportunidad histórica. La ley de escuelas técnicas o la discusión sobre la ley de financiamiento también abren un debate al sistema educativo. O genera las herramientas para la reconstrucción o ésta se dará con la sola presencia del mercado o de la casualidad, olvidando el rol estratégico que le cupo a la escuela argentina en sus mejores épocas.
Para que el destino de los argentinos no lo fije la cuna, no sólo es necesario invertir más en educación, es necesario invertir mejor.

Contenido relacionado