El artefacto fue adquirido en 1992 por el Gobierno provincial bajo una deuda de 300.000 dólares que nunca se canceló, y luego la cartera de Salud firmó un convenio que está a punto de vencer.
“La idea es que esto se pueda renovar a corto plazo, pero bajo ningún punto de vista se va suspender el servicio”, aclaró Calzoni, quien recorrió la Fuesmen en San Rafael.
La decisión final, que estaría homologada en los próximos diez días, podría ceder en uso esta tecnología para que se pueda dar continuidad al servicio oncológico, donde asisten a diario unos 40 pacientes de toda la zona Sur provincial, además de Neuquén, La Pampa y San Luis.
Valentín Ugarte, gerente general de la Escuela de Medicina Nuclear, recordó cuando en los años ’90 los enfermos de cáncer debían recorrer a diario unos 460 kilómetros para trasladarse a la capital provincial, hasta que finalmente se colocó la bomba de cobalto.
La FUESMEN contiene no sólo al sector público que no tiene capacidad de pago, sino también al privado y las obras sociales, “con la misma calidad de atención y servicio que se brinda en cualquier lugar del mundo, por lo cual sería un retroceso absoluto que se abortara el servicio que hoy se está dando”, opinó el gerente.